La chica de 23 años que perdió la vida este jueves en la calle de Almagro era de esas jóvenes promesas con mucho futuro, en este caso, en el campo de la biomedicina. La víctima era Júlia Rodríguez Maeso, nacida en Esparraguera (Barcelona), según ha adelantado El Mundo y ha confirmado Madrid Total.
La joven era una estudiante de premio y con muchas ganas de comerse el mundo. Su prematura muerte ha conmocionado al departamento de márketing de la farmacéutica Novartis España, donde entró como becaria en marzo de este año.
Júlia se había licenciado en Biomedicina en la Universidad de Barcelona en julio de 2022, según su perfil de LinkedIn. Pero en cuanto acabó esa etapa, ese mismo verano, vino a Madrid a iniciar una carrera profesional que, para su edad, se antojaba prometedora.
En septiembre de ese 2022 ya había empezado a formarse en una empresa de Alcobendas de su rama, Evidenze Scientific Events, donde pasó seis meses, hasta que en marzo de este mismo año le surgió la oportunidad de Novartis España.
Todo mientras realizaba un Master en Farmacia y Biotecnología en Talento-EPHOS, la escuela de negocios y posgrado líder del sector farmacéutico, biotecnológico y sanitario aquí en la Comunidad de Madrid.
Cuando empezó a trabajar en la empresa farmacéutica internacional Novartis España, hace casi nueve meses, concretamente como becaria en el departamento de Marketing Neurociencia, Júlia aseguraba en redes que estaba feliz con esa nueva posición y que estaba dispuesta a sacarle el máximo partido a esta experiencia.
[El "horror" de Almagro con un olmo de 20 metros: "Pedían ayuda a gritos atrapados bajo el árbol"]
"¡He empezado en un nuevo puesto de Neuroscience Marketing Trainee en Novartis España! Estoy muy ilusionada con esta nueva etapa, con muchas ganas de aprender de esta experiencia y exprimirla al máximo", aseguraba.
Pese a su juventud, su currículum estaba lleno de premios relacionados también con el medio ambiente y concretamente con el cuidado de los océanos. Sin embargo, la mala fortuna quiso que este jueves, hacia la una de la tarde, estuviera con sus padres en ese paso de la calle Almagro donde un árbol de 20 metros le cayó encima.
Los testigos aseguran que las personas que quedaron atrapadas, unas cinco con Júlia, empezaron a pedir ayuda a gritos y todos los testigos intentaron mover el olmo como pudieron para poder sacarlos lo antes posible, incluso antes de la llegada de los equipos de Emergencias y los Bomberos.
Pero nada se pudo hacer para poder salvarle la vida a Júlia que recibió un fuerte impacto en la cabeza.
Sus padres, que la acompañaban en esos momentos y que se salvaron por esa fina línea que muchas veces es el destino y la buena y la mala suerte, tuvieron que ser atendidos por los servicios psicológicos de Emergencias Madrid ante el ataque de ansiedad que sufrieron de ver a su hija yacer muerta bajo esa mole de ramas y tronco.
El Ayuntamiento de Madrid aseguró que ese árbol se había revisado la última vez en mayo de 2023, pero un olmo de casi 20 metros siempre es un peligro. Además, algunos expertos han explicado a Madrid Total qué ocurre con los árboles en la capital para que pudieran caerse así, de raíz, ante un viento que fue fuerte este jueves pero que no rompió récords.
Xabier Loureiro, ingeniero forestal, especialista en arboricultura y gerente técnico de Loureiro Arboricultura Galicia, sostiene que la caída de árboles responde casi siempre a un conjunto de "factores condicionantes". Un 'cóctel perfecto' donde se unen el viento con las raíces "en mal estado" y el suelo pavimentado propio de las ciudades y municipios.
Además, Loureiro recuerda que no es, por tanto, un fenómeno que afecte sólo a Madrid. "Hoy mismo [el jueves] he recibido un mensaje de WhatsApp de que mi hijo no tenía clase de música porque en la escuela se cayó un árbol justo en la entrada", asegura el experto.