Los hermanos de la Archicofradía del Cristo de Medinaceli sienten cada Viernes Santo que todos los sacrificios realizados durante el año han merecido la pena. La recompensa es acompañar un año más en la procesión a su Cristo de Medinaceli. Estrés, mucho trabajo y nervios, para que todo salga a la perfección.
Cada vez son más lo que comparten ese sentimiento y por devoción procesionan junto al Cristo de Medinaceli. "Después de la pandemia se apuntó mucha más gente", afirma Miguel Ángel Izquierdo, Hermano Mayor de la Archicofradía.
Ahora son 2.600 hermanos cofrades en la Archicofradía, la única en España. Se fundó en 1710 y se encuentra en la capital, por eso, su Cristo es conocido como el Señor de Madrid.
Hay algunos que lo viven con tanto fervor que se les podrías perfectamente bautizar como los guardianes del Cristo de Medinaceli. Entre ellos está Izquierdo, que empezó en 2008 por "devoción al Cristo" y en 2018 fue nombrado Hermano Mayor.
"Hecho más horas aquí, que en casa, me dice siempre mi mujer", cuenta a modo de anécdota el hermano Lolo Sánchez desde la Basílica de Jesús de Medinaceli. Lleva 5 años portando al Cristo. "Fue mi hijo el que me animó a salir llevando al Cristo, y es que costó que llevara andas", añade.
Efectivamente, la carroza se sacaba sobre ruedas hasta 2018. Ahora, 200 costaleros sacan a hombros el paso de 3.600 kilos. El único requisito dentro de los estatutos del Arzobispado para ser costalero es tener entre los 18 y 60 años.
También la implicación de Rosa María Gómez es admirable en la Archicofradía. Esta devota lleva desde los 14 años visitando al Cristo de Medinaceli. Cada Semana Santa se viste de Manola y no falta a sus deberes como hermana. "Hacemos servicios. Pasamos mucho tiempo montando y hacemos turnos cada viernes, que hay besapiés. Yo he llegado a hacer turnos de casi 24 horas en la Basílica los días más próximos a Viernes Santo", dice Gómez.
Los viernes más cercanos a la Semana Santa son caóticos en la Basílica. Durante todo el día hay misas y es el besapiés, al que acuden miles de personas que forman una infinita cola que dobla la esquina de la plaza Jesús. Por estas fechas, todos quieren rendir culto al Cristo de Medinaceli, una hermosa imagen de primera mitad siglo XVII que mide 1,73 metros de altura y preside la Basílica que lleva su nombre.
Además, por estas fechas los hermanos son también voluntarios en el punto de Atención al Cofrade, donde proceden al reparto de cirios de más de 1,50 de altura y de papeletas de sitio.
Emotiva saeta
Como curiosidad, desde hace 2 años, la procesión pasa dos veces por la puerta del Congreso de los Diputados. Se inicia a las 19.00 horas desde la Basílica y continúa por la Carrera de San Jerónimo, que se viste de morado al paso de los nazarenos y penitentes que procesionan en su recorrido histórico, al que asisten medio millón personas.
En el número 8, el centenario restaurante Lhardy acogerá en sus balcones a la cantante Diana Navarro. La malagueña acompañará con su voz al Cristo sobre las 20.45 horas, momento en el que el paso descansará. Durante la pausa, tendrá lugar la entrega de la tradicional limonada de Semana Santa, que se repartirá entre los costaleros que cargan en sus espaldas el peso del Cristo.
¿Por qué un Cristo milagroso?
El Cristo de Medinaceli se esculpió en Sevilla, pero poco después, la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos lo llevaron a Marruecos para el culto de los soldados españoles que batallaban allí.
En 1681, cae prisionera de los moros, que lo maltratan arrastrándolo por las calles. Los Trinitarios consiguen rescatarlo y llevarlo a Madrid en 1682, consiguiendo así su fama de milagroso. Ese mismo año dieron comienzo las procesiones con el Cristo de Medinaceli. A esta primera fue invitado el pueblo más fiel, la nobleza y la Casa Real. Desde entonces, en la romería del primer viernes de marzo, asiste algún miembro de la familia real a rezar al Nazareno, según informan desde la web de la Archicofradía.
Su tez morena se debe a otro milagro, cuando el Cristo se vio involucrado en un incendio, del que salió indemne durante la Guerra Civil.
Por fin llegó el viernes más esperado para los hermanos del Cristo de Medinaceli, que con devoción lo acompañan en procesión cada Semana Santa por las calles de Madrid.