Ryan, el joven de 14 años que murió en la localidad madrileña de Getafe el pasado febrero, falleció por un fallo cardíaco y no por consumir cocaína ni ningún otro tipo de estupefacientes, como se especuló en un primer momento.



El informe definitivo de la autopsia, que ha sido remitido a la Policía Nacional, que tenía una investigación abierta, señala que fue una muerte súbita cardíaca y, por lo tanto, natural, han informado a EFE fuentes policiales.

La muerte de Ryan tuvo lugar en la entrada del Metro de Los Espartales, en Getafe. Este joven se encontraba en ese momento con dos amigos y, hacia las 22:30 horas, la Policía recibió una llamada en la que se les alertaba de que un chico se había desmayado tras consumir una bebida energética y se había dado un fuerte golpe en la barbilla. 

A la llegada de los sanitarios y la Policía, Ryan se encontraba tendido en el suelo. Fuentes del 112 informaron a este periódico de que trataron de reanimar al joven, que se encontraba en parada cardiorrespiratoria, pero no se pudo hacer nada. El chico de 14 años había perdido la vida.



Los agentes de Policía Judicial de la comisaría de Getafe abrieron una investigación cuando la familia del menor difundió que había fallecido después de que le suministraran tusi o cocaína rosa sin su conocimiento.



Avanzadas las pesquisas, tras entrevistarse con familiares y allegados de la víctima y revisar las cámaras de seguridad de las zonas en las que ocurrieron los hechos, barajaron la posibilidad de que el joven consumiera cocaína de forma voluntaria.

No obstante, no encontraron indicios que les hicieran sospechar de que una tercera persona le hubiese suministrado droga sin que él tuviera conocimiento.

Tras el triste suceso, los amigos de Ryan inundaron las redes sociales con vídeos en los que recordaban al joven con canciones y hashtags. Por otro lado, debajo de un puente de El Casar depositaron velas, globos, los caramelos y los carteles que recuerdan a —tal y como se dice en uno de ellos— "un ángel que nos cuida desde el cielo".