Los vecinos de Malasaña están hartos de la degradación constante del barrio por culpa de la droga. Y para mostrar su hartazgo, muchos de ellos han puesto en sus ventanas carteles de "prohibido camellos". Denuncian un aumento del consumo y tráfico de drogas y de la prostitución en varias calles como Ballesta, Puebla, Desengaño, Luna o La Nao.

Unas vías ubicadas a escasos metros de la Gran Vía madrileña, el corazón de Madrid, una arteria de la ciudad que es un bullir constante de paseantes que ignoran que a escasos metros se produce un constante menudeo de droga. 

Los vecinos de las citadas calles están desesperados y cansados del deterioro de la zona, que pertenece administrativamente al barrio de Universidad. Explican a Madrid Total que la situación es ya "insostenible", a pesar de que la zona mejoró hace unos años. "Yo llevo viviendo en el centro de Madrid casi 30 años. Sí es cierto que el barrio mejoró con el tiempo, pero desde hace unos 3 años la situación se ha vuelto insostenible y muchos tenemos ganas de marcharnos", explica una vecina afectada por la situación.

Al parecer, según narran estas fuentes, la prostitución "es un gran problema" que se agrava porque muchas prostitutas "también consumen droga", lo que provoca que las calles del barrio también sean un ir y venir constante de traficantes y camellos: "Por eso algunos vecinos hemos colgado unas pancartas en las ventanas con señales de prohibido y un camello tachado". 

Un problema, que, tal y como narran estas fuentes, tiene lugar "de jueves a domingo" sobre todo "por las noches". "Es una situación insalubre para todos, las calles están muy sucias y, a pesar de que todos los días algún vecino llama al Ayuntamiento explicando la situación, el problema sigue y no tiene pinta de que vaya a terminar. Aunque limpien las calles, siempre nos encontramos nuevas latas, vasos, restos de un vómito e incluso excrementos, es horrible", cuenta esta vecina. 

Y ya no es solo la basura, sino también el ruido: "Por las noches las prostitutas se ponen a gritar y en verano, cuando tenemos que abrir las ventanas, es imposible dormir. Además, a la mínima se pegan entre sí".

A todo ello, hay que sumarle la inseguridad, que ha crecido en los últimos años. "Las prostitutas que están aquí afincadas nos han intentado robar a algunos vecinos, sobre todo a las chicas, a las que les intentan quitar el bolso. Si ven que somos vecinos del barrio se cortan un poco, pero por ejemplo a las visitas les han intentado robar varias veces", apunta. 

Estas fuentes explican que en algunos portales, han tenido que destinar dinero para mejorar las medidas de seguridad. De hecho, aseguran que tuvieron que colocar una verja de hierro para evitar que entrasen prostitutas a orinar. 

A todo ello, hay que sumarle la existencia de narcopisos en la zona que afectan a los negocios a pie de calle: "Hace no mucho, en la calle Ballesta 10, abrió un bar llamado Zurch. Un día apareció inundado porque en el piso de arriba no tienen ningún control de lo que hacen, se dejan la bañera llena y se sale toda el agua, que termina en el local de abajo", cuenta. 

Ante todo esto, los vecinos dicen estar "hartos" y dicen no ver ninguna "voluntad política" para arreglar un problema tan grave: "Nosotros en Centro pagamos el mismo IBI que los vecinos del barrio de Salamanca o que en Chamberí, pero, en cambio, nuestra calidad de vida es mucho peor", explica. Por otro lado, los vecinos valoran la presencia policial de la zona: "La Policía Nacional viene a patrullar con mucha frecuencia la zona, por lo que, dentro de lo malo, nos sentimos un poco más seguros".

Ante esta situación, varios vecinos de las calles Ballesta, Puebla, Luna Desengaño o La Nao han convocado una protesta el próximo 4 de octubre entre las 19.00 y las 21.00 horas. 

Por otro lado, Madrid Total ha intentado ponerse en contacto con la Policía Municipal de Madrid y la Policía Nacional para contrastar la situación que denuncian los vecinos, pero ninguno de los citados cuerpos policiales ha querido pronunciarse sobre el tema.

Además, este periódico también ha tratado de obtener una valoración por parte de la Delegación de Gobierno de Madrid, que tampoco se ha querido pronunciar de la citada situación que denuncian los vecinos.