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El pasado domingo 8 de septiembre, el hallazgo del cadáver de Raquel B. L., de 54 años, conmocionó a la localidad de Villalbilla y a todos los residentes de la urbanización El Robledal, a las afueras de esta localidad. Los vecinos de la avenida Romero conocían a Raquel y a su marido César de vista, pero no sabían mucho de ellos, tan solo que eran feligreses de los Hare Krishna y que realizaban rituales y rezos en su casa.

Lo que los vecinos de la urbanización ignoraban es que Raquel murió el día 1 de septiembre y su marido César se había inventado una serie de mentiras, con toda probabilidad, para que no se descubriera el cuerpo sin vida. Su cadáver fue encontrado rodeado de blísteres de pastilla en un zulo de pequeño tamaño con un altar. En aquel extraño lugar es donde Raquel vivía para aislarse de los ruidos.

Su cuerpo no presentaba signos aparentes de violencia, pero César ingresó en prisión el pasado 12 de septiembre acusado de un presunto delito de homicidio o de inducción al suicidio. Sin embargo, tras una compleja investigación en la que se ha hecho una minuciosa reconstrucción de los hechos y se ha interrogado a 20 personas, la Justicia considera que no hay indicios suficientes para corroborar los delitos los que se acusa al marido de Raquel.

Por eso, después de pasar dos meses en prisión, este fiel devoto de los Hare Krishna que se hacía llamar Ramaathis-Mam, ha sido puesto en libertad tras aceptar la petición de su defensa que recibió la Sección 26 de la Audiencia de Madrid, especializada en violencia sobre la mujer. Eso sí, César vuelve a casa con una serie de medidas cautelares como firmar cada siete días en sede judicial, retirada del pasaporte y la prohibición de salir de España.

Un extraño suceso en el que todavía queda una gran incógnita que responder: si César sabía que el cadáver de Raquel estaba en el interior de la casa, ¿Por qué denunció su desaparición a la Guardia Civil el 4 de septiembre y puso en marcha una investigación por parte de las autoridades?

El zulo de la casa de Villalbilla (Madrid) donde encontraron a Raquel sin vida. SOS Desaparecidos / Guardia Civil

Las mentiras de César

En el auto de la sección 26 de la Audiencia Provincial, al que ha tenido acceso Madrid Total, se hace una reconstrucción de los hechos y se cita que, en su declaración ante la Justicia, César manifestó que Raquel había ido "al domicilio de su madre en la localidad de Yuncos, en Toledo". Pero también se expone que resulta "difícilmente creíble" que "durante ese tiempo" y hasta que Raquel "fue encontrada por la Policía" César "no se apercibiera" de que ella se encontraba metida en el zulo. Al parecer, César dijo "miró" y como el lugar "era oscuro, no vio nada". 

La primera contradicción del relato de César es que dijo que Raquel salió "a las 9.30 horas del sábado 31 de agosto a visitar a su madre". Para hacer el viaje, iba a usar su Toyota Verso color azul. Raquel nunca tuvo intención de ir a ver a su madre. Así lo declaró la progenitora que había hablado con ella el mismo sábado 31 de agosto. Además, en el auto se recoge que, con toda probabilidad, César estacionó el Toyota Verso color azul a 120 metros de su casa, el coche con el que teóricamente se iba a hacer el viaje hasta Toledo. 

Otra incoherencia en le relato de César es que, según él, Raquel "desapareció el 31 de agosto". Pero él "no se puso en contacto con su madre", a la que supuestamente iba a visitar, hasta el 4 de septiembre. 

Por otro lado, César indicó en su declaración que Raquel no desempeñaba "actividad laboral" y que lleva de baja médica "tres años". Sin embargo, en el móvil se registraron llamadas de "clientes", pues la finada trabajaba en una empresa de seguros, tal y como confirmó su superior jerárquico. 

En cuanto al hallazgo del cadáver, César llegó a manifestar que miró en el interior del zulo, pero que no vio nada "por estar oscuro". El auto recoge que esto es difícilmente creíble, pues es "incomprensible" que no percibiera "ningún olor" procedente del habitáculo. 

La llamada final de Raquel

Tal y como figura en el auto, Raquel se encontraba en "tratamiento psiquiátrico, al menos desde el año 2020". No era la primera vez que la víctima mortal de este caso había intentado suicidarse. Al parecer, Raquel había sufrido "dos intentos autolíticos previos" y un cuadro psicológico muy delicado. 

Otro extraño detalle de este suceso es la llamada que Raquel hizo al 112 pidiendo socorro antes de morir. A las 11.02 horas del 1 septiembre, Raquel llamo a los servicios de emergencias y sus primeras palabras fueron "estoy atrapada en un zulo".

Después de facilitar su dirección a la persona que le atendió, Raquel dijo estar "acompañada". Este detalle también supone una contradicción en el relato de César, pues todo parece indicar que ambos sabían de la presencia del otro en la casa. Y sobre todo, es extraño que César no se diera cuenta de que su mujer estaba muriendo en la planta baja.  

Por otro lado, el auto recoge que, a pesar lo extraño del suceso, lo que resulta más probable que es que Raquel quisiera quitarse la vida "de manera premeditada". Es posible que "una vez ingeridas las pastillas" se arrepintiera de sus actos y llamara a los servicios de Emergencias "pidiendo auxilio".