Los parques son unos de los espacios más queridos y preciados de pequeñas y grandes ciudades como Madrid. Sobre todo cuando las zonas verdes son amplias y permiten dar sombra, además de los beneficios que conlleva para la calidad del aire contar con árboles y plantas.
En este tipo de espacios se pueden realizar muchos tipos de actividades, como hacer ejercicio, dar un paseo relajante, llevar a los niños a los columpios, hacer un picnic, o simplemente sentarse en un banco a hablar de la vida con un amigo.
La capital cuenta con parques de todos los tipos y tamaños y, sin duda, un referente conocido por todos y que recibe miles de visitantes todos los días es el parque del Retiro. Su gran estanque con barcas y patos, su Palacio de Cristal, las extensas zonas de césped donde tumbarse, las fuentes, numerosos árboles, bancos… Son solo algunos de los grandes atractivos de esta joya madrileña.
[Prohibido celebrar cumpleaños en El Retiro]
Sus 118 hectáreas son más que suficientes para perderse y desconectar de todo sin salir del centro de Madrid, y es que, dentro de todo lo que ofrece, aún puede que haya cosas que no sepas y te sorprendan. Hablamos del dato que da título a este artículo, el árbol más antiguo de Madrid ciudad, que se encuentra dentro del Retiro.
Se trata de una especie exótica, concretamente proveniente de México, cuyo nombre es Ahuehuete, aunque también es conocido como Ciprés Calvo. Es de hoja perenne, por lo que mantiene las hojas todo el año, aunque con el frío clima de los inviernos madrileños, puede perder parte de su forraje o que se quede seco.
Se dice que en su clima habitual, este árbol puede llegar a vivir hasta los 6.000 años. En concreto el que vive en el retiro, se dice que lleva plantado desde 1633, fecha cercana al inicio de la construcción del parque del Buen Retiro. Por lo que estaríamos hablando de que el ahuehuete puede tener una antigüedad de 390 años.
Verlo es muy sencillo, además de por su gran tamaño, por su ubicación, cercana a la puerta de Felipe IV. Hasta él se llega desde la calle Alfonso XII, y entrando a los jardines del Parterre, que se sitúan en el lado oeste del parque.
Con tantos años, su vida ha dado para estar presente en momentos clave de la historia de Madrid. Según cuentan las leyendas, se dice que este árbol sobrevivió a la tala de los invasores franceses, que lo utilizaron para apoyar piezas de artillería por las características de sus ramas. Estas también le sirvieron para sobrevivir a Filomena, según algunos expertos, ya que al ser finas, no dejaron que la nieve se acumulase y las rompiera o hiciera que el árbol se cayera.