La ciudad de Madrid está repleta de historias y curiosidades que inundan sus calles, y una de ellas tiene que ver con cuál es la calle con el nombre más corto de la ciudad, que apenas tiene dos letras y que, si eres residente de la capital, es posible que las conozcas. En realidad, no solo hay una que pueda defender este "título", sino que son dos, la calle de la Fe y la calle del Té, las cuales tardarás menos en decir su nombre que en recorrerlas.
La primera de ellas, la calle de la Fe, una vía pública situada en el barrio de Embajadores, distrito Centro y que une la plaza de Lavapiés con la calle del Salitre. Paralela a Argumosa, cuenta la historia que en la calle hubo una sinagoga y que estaba en extramuros, es decir, fuera de la protección de la muralla árabe de Madrid.
Por su parte, la calle del Té se encuentra situada en una zona residencial en Aravaca, y aunque para algunos puede parecer que está muy lejos del centro de la capital, se trata de un barrio más de la ciudad de Madrid, y en su momento era terreno de agricultores y ganadores, con un predominio de caseríos.
Las calles de Madrid con los nombres más curiosos
Las calles del centro de la capital de España están repletas de legendarias historias que explican su origen. En este caso vamos a referirnos a los que son algunos de los nombres más curiosos de Madrid:
- Calle del Desengaño: cerca de la Gran Vía nos encontramos con esta calle, que al mismo tiempo es una de las más antiguas de toda la ciudad. Su nombre está vinculado a la lucha por el amor de una mujer. La leyenda cuenta que mientras que Vespasiano Gonzaga y el Caballero de Gracia se batían en duelo por una dama en el siglo XVIII, una figura cubierta por un velo y perseguida por un zorro logró abrirse paso entre ellos, que pararon su pelea para seguir la misteriosa sombra de apariencia femenina. Sin embargo, se decepcionaron cuando pudieron comprobar que lo que creían que era una bella mujer, realmente era una momia bien conservada.
- Calle del Pez: situada en pleno Malasaña, se trata de una de esas calles con nombres graciosos que guarda una leyenda sobre su denominación. Llamada Fuente del Cura hasta finales del siglo XVII por acoger a un conocido estanque de agua cristalina, cambio de nombre cuando Juan Coronel la compró para edificar su vivienda, momento en el que las aguas fueron desapareciendo poco a poco y con ellas los peces que vivían en la fuente, hasta que solo quedó uno. La hija del Coronel, llamada Blanca, lo rescató y lo cuidó, pero finalmente murió, haciendo que la joven se viera muy afectada y decidiese convertirse en monja. Para recordarlo, su padre hizo que en la fachada se labrase un pez de piedra con el letrero "Casa del Pez", del que toda la calle acabaría tomando su nombre.
- Calle de Rompelanzas: a pocos metros de la Puerta del Sol se encuentra la calle de Rompelanzas, la calle más corta de Madrid con apenas una decena de metros de longitud, y que se encarga de comunicar la calle del Carmen con la calle de Preciados. Su origen se remonta a siglos atrás, cuando era utilizado como un atajo para las caballerías. Sin embargo, la estrechez de la calle y los grandes baches que había en ella hicieron que numerosos carruajes del siglo XVI rompieran allí sus lanzas, lo que acabó haciendo que se llamase de esta manera.
- Calle de la Cabeza: cuenta la leyenda que en esta vía un criado portugués cortó la cabeza al sacerdote al que servía para huir con todo su oro. El sirviente no dejó pistas y el crimen nunca se llegó a resolver. Años más tarde regresó como un aristócrata y, en una visita al Rastro, compró una cabeza de carnero para cenar. La llevaba guardada debajo de su capa y, de camino a su caso, iba dejando un reguero de sangre que llamó la atención de un vigilante, que le preguntó qué escondía. El ex sirviente accedió a mostrarle la cabeza del animal, pero sorprendió sacando la cabeza del sacerdote asesinado, lo que hizo que fuese detenido y posteriormente ahorcado.
- Calle de la Pasa: un antiguo dicho madrileño cuenta que "quien no pasa por la calle de la Pasa, no se casa", ya que en esta vía estaba la sede del arzobispado en el Madrid de los Austrias. A él debía acudir toda aquella persona que quisiese casarse antes de que comenzase a permitirse el matrimonio civil. Asimismo, al igual que sucede con su calle vecina llamada del Panecillo, esta calle está vinculada también con la costumbre de entregar a los pobres diferentes animales, que en este caso eran pasas, desde las distintas puertas del Palacio Episcopal.
- Calle de la Salud: la peste bubónica que tuvo lugar en el siglo XV se encuentra relacionada con el nacimiento de esta calle del centro de Madrid, situada en paralelo a Tres Cruces, y que fue en la que se refugiaron y aislaron del resto de la población los supervivientes de esta epidemia. Mientras la peste afectaba a la población del resto de la ciudad, quienes residían en esta zona lograron sobrevivir, alimentándose con sus propias hortalizas y ganado, además de beber de una de las primeras fuentes de agua potable que hubo en Madrid.