Son las ocho y cuarto de la tarde. En la calle Larios del centro de Málaga hay ambiente, pero no se parece en nada al que se respiraba en cualquier año de normalidad. En la vía peatonal más concurrida de la ciudad es posible andar con holgura, corretear incluso. La gente sube y baja con normalidad, sin pausa; en los laterales de Larios no hay mimos, charanga, pandas de verdiales... La cosa está muy tranquila.
"Tenías que haber estado a las seis, estaba a tope", afirmaban algunos ciudadanos que terminaban sus compras navideñas. Alguno de los policías que se repartían por el epicentro navideño de Málaga asentían. Son esas aglomeraciones, provocadas por la apertura de la movilidad en los municipios y la ampliación del horario comercial, las que han exigido soluciones al área de Seguridad del Ayuntamiento.
Desde este sábado está en marcha un dispositivo especial en el que participan Policía Local y Protección Civil, además de la presencia de varias unidades de la Policía Nacional. En el terreno, una intendente con la función de interpretar el estado de la vía en las horas de mayor afluencia. A su orden, otros treinta agentes situados estratégicamente en las calles que confluyen con Larios. En el Centro Municipal de Emergencias, otro efectivo de la Policía Local es quien vigila desde el aire el estado de los puntos clave.
Seguimos en las ocho y cuarto de la tarde. En uno de los extremos de calle Larios, el concejal de Seguridad, Avelino Barrionuevo; el superintendente de la Policía Local, Fernando Cerezo; la intendente Ana González Guerrero, un inspector y un subinspector se reúnen para poner en marcha por primera vez el dispositivo de seguridad que evitará las aglomeraciones.
A modo de ejercicio práctico o simulacro, la calle Larios se convierte en una vía de sólo salida. En el extremo superior se impide cualquier entrada y la ruta se divide en calles que desperdigan a los paseantes y los alejan del núcleo navideño. Una vez vallado el perímetro, el interior se va vaciando.
El otro extremo está plagado de policía: una unidad del Grupo Operativo de Apoyo -el grupo de élite de la local-, un pequeño coche eléctrico de patrulla y una furgoneta de la Policía Nacional. Por momentos parece que la gente esperará parada a la reapertura de Larios, pero los propios agentes hacen que se eviten las reuniones estáticas. Circulen.
En cuestión de unos minutos, la calle se ha quedado casi vacía y la plaza de la Constitución casi desértica. En época precovid era imposible encontrar un centímetro de calle libre un sábado desde que se encendían las luces hasta bien entrada la noche. Este sábado, y por mor del dispositivo, los arcos efímeros de medio punto que engalanan el centro de Málaga se podían observar relajadamente.
Centro de Emergencias
Además del dispositivo sobre el terreno, decenas de cámaras velan por la seguridad y evitar las aglomeraciones. Una hora antes de la puesta en marcha del dispositivo, las imágenes del Centro Municipal de Emergencias eran las de una ciudad con movimiento, pero sin aglomeraciones. Zonas como la plaza del Marqués del Vado del Maestre (Mitjana) o la plaza del Siglo apenas tenían actividad y en Larios se veía ambiente, pero no grandes concentraciones.
"A mí me preocupan las aglomeraciones en lugares cerrados y estáticos. En calle Larios, al aire libre y con la gente transitando, apenas hay problema", afirma Avelino Barrionuevo. El concejal de Seguridad de Málaga ya anunció que este dispositivo se pondría en marcha si la Junta de Andalucía ampliaba la movilidad entre municipios.
Poco antes de comenzar el dispositivo de Larios, Barrionuevo mostraba a EL ESPAÑOL el Centro Municipal de Emergencias. A las 19:40 el aspecto de las calles era tranquilo y, situados a la vista de las cámaras, varias parejas de Policía Local y vehículos vigilaban que no hubiera ninguna aglomeración.
La de este sábado ha sido la primera prueba sobre el terreno. Sin la realidad de un centro abarrotado, pero ha servido para conocer cómo funcionan los agentes en el desarrollo del dispositivo. Seguridad ha tomado otras medidas, como el encendido aleatorio de las luces, que buscan evitar que se puedan dar imágenes de multitudes sin respetar la distancia de seguridad.
En esta primera fase de la desescalada se ha notado un leve aumento en la cantidad de personas que han acudido a Málaga. Estos días servirán para medir la necesidad de un dispositivo que, seguramente, a partir de la próxima semana cobre más sentido. La apertura de la movilidad entre provincias y la llegada de muchos malagueños que viven fuera de Andalucía será la verdadera prueba de fuego.