Noelia Losada (Madrid, 1976). Actualmente es la única concejal de Ciudadanos después de que el 4 de mayo de 2020 el cabeza de lista, Juan Cassá, abandonara el partido y se fuera con su acta como concejal no adscrito. Losada fue el fichaje estrella de la candidatura naranja para Málaga, una propuesta directa del diputado Guillermo Díaz a la ejecutiva nacional. Actualmente es concejal de Cultura, Deporte y el distrito de Teatinos.
En su currículum, Losada lleva escritas las siglas de UPyD, partido del que fue una de las últimas en abandonar el barco. Su papel como cargo orgánico en el partido de Rosa Díez hace que conozca muy de cerca el descalabro de unas siglas. Hoy, en el Ayuntamiento de Málaga, mantiene con su voto a Francisco de la Torre, uno de los alcaldes más valorados del PP.
El PP defiende la figura del exconcejal de Cs, Juan Cassá, porque mantiene los dos gobiernos en los que es necesario (Ayuntamiento y Diputación) ¿Considera a Cassá un tránsfuga?
Sin duda, es un tránsfuga de manual. Actualmente está bajo unas siglas por las que fue elegido. El Pacto Antitransfuguismo define esta figura y esta persona lo cumple. Es más: está votando siempre lo mismo que el PP, no que Ciudadanos. La sentencia del TC además lo deja claro: no se puede premiar a nadie que haya dejado las siglas por las que fue elegido con ningún cargo nuevo. Cassá está disfrutando de un nuevo cargo que no tenía (como responsable de Relaciones Institucionales en la Diputación) y tiene dos asesores, algo que no está consentido por la sentencia del Supremo.
Su voto, igual que el de Cassá, podría cambiar el color del gobierno municipal. Usted dejaba toda la responsabilidad en Zorrilla (concejal de Adelante) que recientemente ha abandonado la vida política: ¿han establecido contactos con usted Adelante o el PSOE?
No. Además, las conversaciones con el PSOE y Adelante han sido siempre en la línea de que ellos no iban a utilizar el voto de un tránsfuga para nada. De hecho, los socialistas llevaron a pleno una moción en la que instaban a cerrar filas en torno a no utilizar el voto de un tránsfuga para gobiernos o mayorías.
En mi caso, no contemplo ningún cambio en el gobierno local ni he recibido directrices de mi partido en ese sentido. Nosotros estamos apoyando a la fuerza más votada. Es cierto que nuestro voto sumaba con uno o con otro bloque, pero entendemos que la ciudadanía apoyó mayoritariamente a Paco de la Torre. Y digo Paco de la Torre, no el PP.
Nosotros hemos garantizado esa gobernabilidad y tenemos un programa de cogobierno. Hemos querido dejar fuera las muchísimas cosas que nos separan, porque somos dos partidos muy diferentes: uno liberal, el otro conservador.
Usted ha reprendido en alguna ocasión al alcalde por el aumento de asesores municipales, sin embargo, De la Torre ha aumentado a 20 el número de puestos directivos. ¿Es una guerra perdida?
Yo no hablo de guerra. Yo le he dicho en numerosas ocasiones al alcalde que no estamos de acuerdo con esa política de aumentar asesores. Nosotros no hemos aumentado, a pesar de que De la Torre me lo ha ofrecido en varias ocasiones.
En este caso, hay que ponderar si por esta batalla desestabilizo un gobierno. Yo intento en privado y en público decirle al alcalde que no estoy de acuerdo con que nombre a más asesores.
¿Pueden los populares tensar más la cuerda?
Yo espero que no. Me disgustaría mucho si hubiera más nombramientos. Además, también he estado siempre en desacuerdo con el PP en el caso del tránsfuga: el alcalde pretendió incluirlo en el equipo de gobierno y yo me negué.
Si sumamos todas las situaciones que describe, parece que De la Torre está buscando el límite de la relación.
Yo creo que no, son conscientes de que nos necesitan. Estamos siendo socios leales y, sobre todo útiles. Hay que tener en cuenta que somos dos partidos distintos y hay muchas cosas en las que estamos en desacuerdo.
¿Es esta la única guerra abierta en el gobierno municipal?
Ha habido muchas batallas. Por ejemplo, la de los requisitos para la llegada de las universidades privadas, en la que Ciudadanos apostó por un pliego que tuviera en cuenta criterios de calidad. También la exigencia por nuestra parte de que los directores de Distrito fueran funcionarios y no comisarios políticos a cargo de los partidos.
Otro de los puntos en los que hemos batallado ha sido el de la parcela de los cines Victoria y Astoria. Desde el principio nos situamos frente a la postura del PP y pedimos que se siguiera excavando, había que terminar la fase arqueológica.
Uno de los grandes debates de la ciudad es el de la construcción del rascacielos en el Puerto. Hace menos de un mes, su voto, junto con el de Cassá y los populares, tumbó la consulta ciudadana, ¿por qué la rechazaron?
En el caso de la consulta ciudadana, voté en contra porque llevamos varias decenas de solicitudes de consultas para varios temas. Yo creo que la ciudad no puede estar en cada tema que surge haciendo una consulta ciudadana. Es un tema muy antiguo que comenzó el PSOE cuando estaba en la Junta y en el Puerto.
El actual portavoz de la oposición, Dani Pérez, apoyaba este proyecto, pero ahora que hay un gobierno diferente no sabe qué hacer para cambiar de postura. Lo que pretende es que los ciudadanos hagan el trabajo y él adherirse a lo que digan.
¿Cree que a la vista de ejemplos como el suyo o el del Gobierno de Andalucía la ciudadanía percibe claras diferencias entre PP y Cs?
Existe una gran desafección de la ciudadanía por la política… Eso hace que no se aprecien algunas veces las diferencias. Hay menos diferencias entre PP y Vox que entre PP y Cs. Todo Vox surge del PP, por lo que hay un ideario mucho más afín. El PP se mueve del centro a la derecha cuando quiere captar votos. Hay diferencias sutiles, como que nosotros no concebimos la política como una profesión, sino como una dedicación temporal.
Su trabajo previo en los órganos de UPyD le ayuda a tener una visión de las entrañas de Cs: ¿Hay similitudes con los últimos años de UPyD?
Hay una diferencia sustancial. Entonces había dos partidos de centro, UPyD y Cs. En la cúpula de UPyD se negaron a fusionarse a pesar de tener programas casi idénticos. Los votantes apostaron por el partido que tenía un líder más joven y con menos mochila política. También fue fundamental que Cs tuviera un relevo natural que no se veía en el otro partido. UPyD se desmoronó durante varias elecciones seguidas.
Las últimas elecciones en Cataluña han dejado el liderazgo de Arrimadas tocado. ¿Cree que cerrar filas sin hacer crítica pública es positivo para la formación?
Yo creo que Arrimadas sí ha hecho crítica pública. La crítica es que no se ha sabido movilizar al electorado. En Cataluña la población lleva diez años de hastío. Tiene la sensación de que nada cambia y de llevar diez años en el Día de la Marmota.