Salado: "Málaga no puede depender tanto del turista británico, hay que diversificar"
El presidente de la Diputación Provincial busca abrir nuevas vías aéreas con Estados Unidos y explotar otros públicos europeos: Alemania, Francia o Países Bajos.
15 julio, 2021 05:03Noticias relacionadas
El presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado, conoce la institución como la palma de su mano. No obstante, lleva catorce años recorriendo sus pasillos. Entre 2007 y 2011, bajo la presidencia de Salvador Pendón desempeñó el cargo de portavoz de los populares en el ente. Con la llegada de Elías Bendodo a la presidencia, Salado pasa a ser vicepresidente y portavoz del gobierno provincial.
En enero de 2019 accede al cargo tras la salida de Bendodo, que pasaba a ocupar el puesto de portavoz y consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía. Meses más tarde, en julio, Salado revalidó su puesto tras las elecciones municipales. Un pacto con Ciudadanos le aseguraba la presidencia.
Sigue siendo alcalde de Rincón de la Victoria y es una de las figuras con más visibilidad de la provincia. No obstante, es el presidente de una de las instituciones con más peso: el Patronato de Turismo de la Costa del Sol. Sobre eso, sobre el principal sector productivo de la provincia, hablamos con él.
¿Podemos hablar de una nueva normalidad en la provincia?
Queda mucho por recorrer. Estamos pendientes de ver cómo se comporta la vacunación después de un año. Estamos en un mundo lleno de incertidumbre, y esa sensación de que no acabamos de salir de esta nos está perjudicando, sobre todo al sector turístico, del que tanto dependemos.
Por tanto, hay que seguir acelerando la vacunación y hay que plantearse las estrategias. A toro pasado es muy fácil, pero lo correcto hubiera sido empezar por los extremos: mayores y jóvenes.
El patronato ha trabajado mucho durante la pandemia. ¿Cómo se está desarrollando el inicio de la temporada?
Nosotros seguimos con las campañas en todos los segmentos, pero sobre todo estamos centrados en la campaña de golf, para el otoño-invierno. Este es un turismo muy importante para nosotros, es un visitante principalmente británico y de calidad.
Ahora también estamos trabajando con el aeropuerto para estudiar qué líneas o ciudades podemos abrir para la Costa del Sol y seguir reactivando el tráfico aéreo. Hemos dado orden de no depender tanto del turista británico.
Hay mercados que no hemos explotado. La pandemia nos ha mostrado que hay otros muchos países más allá de Reino Unido. La incertidumbre del turista británico por el Brexit, la pandemia, etc. nos hace estar explorando cada vez más posibilidades. Queremos acercarnos, sobre todo, a Francia. Es un país cercano y muy bien comunicado, tiene mucho potencial. Ahora mismo, los franceses no están entre los tres primeros visitantes a la Costa del Sol y ahí hay que trabajar.
En primer lugar, queremos seguir afianzando el mercado nacional, reconsiderar el peso del mercado británico y, en tercer lugar, Alemania. Pero hay otros mercados interesantes porque está poniendo el ojo el turista de Países Bajos, Bélgica y los países nórdicos. Tenemos que diversificar y prestar mucha más atención a estos.
Hemos dado orden de no depender tanto del turista británico. Hay mercados que no hemos explotado
El Patronato de Turismo lleva varias temporadas apostando especialmente por el turismo rural o de interior. ¿Este reposicionamiento pasaría por mirar más hacia ese sector?
El turismo rural atrae mucho al turismo extranjero, porque además se ven llamados por la sostenibilidad del sector. En todas nuestras campañas está presente esa mención a lo sostenible. En ese sentido, los protocolos están funcionando a la perfección y estamos viendo cómo cada vez se está desarrollando más la economía circular; esa idea de comprar productos dentro de la provincia. Tenemos que seguir trabajando en esa línea.
Por otro lado, está la conectividad de las ciudades con la Costa del Sol y tenemos que dar el salto a otros continentes. El turista americano es un objetivo a corto plazo y para eso hay que conseguir líneas directas, pero no como la línea de Nueva York, que es algo simbólico. Tenemos que conseguir estar conectados con Florida o Miami, donde hay un hub muy importante en el que se recogen todos los vuelos que proceden de América del Sur y pueden conectarnos directamente con el continente americano. Eso sí que tiene potencial.
Otro hub relevante por el que queremos apostar es Atlanta. Allí se recoge todo el tráfico del norte, Canadá y la Costa Este, donde hay muchas posibilidades. Nueva York da prestigio, pero esas conexiones son más interesantes.
¿Pueden convivir bien el turismo tradicional de sol y playa con el rural?
Por supuesto, el uno no se puede entender sin el otro. Tienen que convivir, al final muchísimos de los turistas que vienen pensando en sol y playa dedican mucho tiempo a ira al interior. Eso es clave, porque si no tuviéramos esa oferta, quizá muchos de los visitantes decidirían no venir a la Costa del Sol.
Al interior le ocurre lo mismo; el que hace turismo rural, igualmente, busca alguna escapada a una urbe costera. Se necesitan entre sí y son órganos vitales de un mismo cuerpo.
Efectivamente, pero uno de ellos ha estado hasta hace muy poco tiempo casi desatendido.
Totalmente, pero las exigencias del turista van cambiando. Ahora la gente está mirando más al interior, incluso antes de la pandemia: en 2019 superamos el millón de turistas rurales. El número de establecimientos sigue creciendo con respecto a la costa. Durante 2020 se han dado de alta más establecimientos en el interior. Es cierto que ha estado desatendido, pero por una cuestión de necesidades del visitante. El sector se adapta a las necesidades del cliente.
Al finalizar la pasada temporada, el Patronato de Turismo presentó una campaña en la que calculaba las pérdidas ocasionadas por las malas actuaciones de los ciudadanos durante la pandemia. ¿Qué les lleva a utilizar estos datos?
Siempre hay que concienciar de los efectos que tienen las acciones negativas. En este caso, lo hicimos porque el verano pasado el tema sanitario estaba a la orden del día. Igual que se hacen campañas para alertar sobre qué pasa cuando tiramos colillas o tiramos basura a un río, esta fue una acción de concienciación. Hay que decirlo: "Tus acciones individuales no sólo te afectan a ti, sino a una marca de prestigio y a todo el entorno".
Nosotros contamos con herramientas de big data muy potentes que nos ayudaron a generar esa campaña mediante el análisis. Fue una sorpresa ver que por una acción la Costa del Sol perdió 700.000 euros. Pero no es sólo cuestión de la pandemia, cuando pase podrá haber otros factores que influyan sobre la marca y el prestigio.
Sin embargo, parece que el verano va a ser muy parecido en cuanto a esas malas actuaciones.
La gente ha estado durante más de un año cumpliendo la norma y desde que decayó el estado de alarma, la gente ha explotado. Como la gaseosa. La gente ha salido sin control y yo no lo entiendo. Hay maneras de divertirse, pero cumpliendo las normas. Sólo por egoísmo, por la seguridad sanitaria propia, hay que ser prudente. Ese mensaje es muy difícil de transmitir y, sobre todo, a la gente joven.
Yo soy padre de un niño con 15 años y me cuesta convencerle por más pedagogía que haga. A eso hay que sumarle los mensajes contradictorios de alguna administración. La gente ha perdido la confianza en los responsables políticos y en las decisiones que se toman.
Soy padre de un niño con 15 años y me cuesta convencerle por más pedagogía que haga
Cambiando de tercio. Hace poco que Juan Espadas ganó las primarias del PSOE con un discurso muy municipalista. Parece que el municipalismo se ha puesto de moda en todas las administraciones.
En todas no... (Ríe)
Parece, he dicho parece. ¿En cuál no?
El Estado. El Estado machaca y olvida al municipalismo. Incluso, cuando toma medidas lo hace en contra del municipalismo. El ejemplo claro es cuando intentaron quitarnos los remanentes de los ayuntamientos. Menos mal que se paró. Luego ya, para adormecernos, anunciaron un fondo que fue menguando y no hemos visto nada. Ahora, encima, sale el plan de eficiencia energética que nos afecta y no nos consultan.
Cada vez que hay una medida que afecta a los territorios a quien afecta es a los municipios y no se les tiene en cuenta. Ojo, y no me refiero a hablar con la FEMP o la FAMP, porque esos son cargos que se deben más a su partido que al municipalismo. Las diputaciones somos los elementos perfectos para llegar a los alcaldes.
Si se quiere hacer un plan de instalación de energía fotovoltaica en la provincia de Málaga, que el Estado se reúna con la Diputación. Nosotros escucharemos a todos los alcaldes y presentamos un mapa de instalación sin que haya un gran impacto ambiental.
¿Cuál es ese sitio? ¿Dónde deberían instalarse?
No lo sé. Seguramente habría que ponerlas en las parcelas agrícolas improductivas o en aquellas que no tienen impacto medioambiental y que no tengan gran flora y fauna, que estén cerca de las líneas de conexión de energía para no tender una red de torretas para que no tenga impacto sobre el paisaje.
Eso suena a la Vega de Antequera.
No necesariamente.
Las instalaciones de estos huertos solares son energía verde, ¿no son buenas per se?
No, todo lo es en su justa medida. Si llenamos todo el litoral de turbinas de producción de energía con las olas del mar, tampoco tendría sentido. En el medio está la virtud. No sólo afecta al medioambiente, también afecta al turismo. En el fin de estas instalaciones estamos todos de acuerdo: disminuir las emisiones y depender menos de los combustibles fósiles. En lo que no estamos de acuerdo es en las formas: hay que hacerlo de forma equilibrada.
Esta batalla frente a la llamada burbuja de las fotovoltaicas la empezó la Diputación de Málaga. ¿Se ha unido alguna otra diputación?
No, nadie. Pero sí nos consta que municipios de provincias limítrofes sí se están organizando con alcaldes malagueños. Por ejemplo, en la Serranía de Ronda. No es un problema sólo nuestro. Quizá yo he sido más atrevido por mi condición de alcalde.
Hay alcaldes de otras provincias que están trabajando con alcaldes de Málaga para trabajar frente a la burbuja fotovoltaica
Usted es alcalde en Rincón de la Victoria. La Axarquía es la comarca menos afectada por esta burbuja.
El verde de la Axarquía (se refiere al aguacate, el mango y otras explotaciones agrícolas) es mucho más potente. Tira mucho.
Parece una tradición que a todas las diputaciones, sean del color que sean, se les achaca que dejan de lado a los municipios más pequeños. ¿Qué hace la de Málaga contra la despoblación? ¿Cómo ha influido la pandemia en los municipios menos poblados?
Yo estoy seguro de que la guerra contra la despoblación la vamos a ganar. Estamos mejorando las comunicaciones viarias y digitales. En la pandemia la gente se ha dado cuenta de que en los pueblos se vive mejor, se es más humano y se empatiza más con los vecinos. Se tiene una vida más sosegada. El hándicap que tenemos son los servicios públicos: Educación y Sanidad. No lo digo como político, sino como padre. Si tú tienes que tomar la decisión de formar una familia en un pueblo de 140 habitantes, sopesas que haya vías de evacuación hacia servicios públicos básicos. Si conseguimos eso, la gente volverá a llenar los pueblos.
A nosotros no nos pueden acusar de dejar de lado a los municipios menos poblados: los recursos que tienen son gracias a nosotros: bomberos, recogida de basura y todos los servicios sociales comunitarios.