El tren a Marbella (Málaga): el olvido que se prolonga desde hace 20 años
Es el tiempo que transcurre desde que por vez primera se puso sobre la mesa un compromiso para llevar el ferrocarril a la Costa del Sol occidental.
15 octubre, 2021 11:50Noticias relacionadas
La llegada de los Presupuestos Generales del Estado al Congreso de los Diputados llegó a ser un verdadero acontecimiento para Málaga. Eran los años en los que la respuesta a los históricos déficits de la provincia quedaban impresas en los cientos de millones de euros reservados para la llegada del AVE, la ampliación del aeropuerto, la construcción de la hiperronda…
Pero todo aquello quedó atrás y ahora el anuncio de inversiones por parte de la Administración estatal suele ser motivo de frustración. Incluso cuando los datos objetivos duplican las inversiones previstas.
Y ello es porque ejercicio tras ejercicio, sea del color político que sea, el Gobierno sigue sin atender algunas de las grandes asignaturas pendientes. Y de entre todos, el mayor de los incumplimientos es el que se comete con el tren litoral.
La conexión ferroviaria con la Costa del Sol occidental, con Marbella y Estepona como referentes, vuelve a merecer el desinterés más absoluto. Como se viene repitiendo de manera constante anualidad tras anualidad, las cuentas estatales para 2022 eluden compromiso alguno con una infraestructura esencial para una de las zonas más pujantes desde el punto de vista económico.
Al menos de 83.000 euros son los que se recogen bajo el epígrafe correspondiente al corredor ferroviario de la Costa del Sol. Una partida testimonial, símbolo del desapego por una actuación en la que, pese al transcurrir de los años, apenas se han dado pasos en el plano técnico.
El argumento al que se viene agarrando la Administración central es siempre la misma: "En la actualidad el Gobierno, a través del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, está redactando el Estudio Informativo del nuevo acceso ferroviario a Marbella y Estepona, en el que se están analizando en detalle las distintas alternativas de trazado posibles".
Ésta fue la contestación oficial dada por el Gobierno central a una pregunta escrita formulada en el Congreso de los Diputados. La misma tenía fecha de finales de noviembre de 2020.
La tesis era completada por la necesidad de, una vez terminado ese documento, someterlo a los trámites de información pública y audiencia a las administraciones, así como al procedimiento de evaluación de impacto ambiental ordinaria, con el fin de solicitar la Declaración de Impacto Ambiental. Literalmente, lo expuesto en esta contestación, de hace casi un año, era un copia y pega de otra contestación fechada el 11 de febrero de ese mismo año.
Lo que no se aclara en las contestaciones es si los departamentos responsables de la iniciativa manejan algún calendario que permita estimar cuándo verán la luz los estudios, anteproyectos y proyectos necesarios para activar una infraestructura que forma parte del imaginario colectivo de la provincia desde el año 2000.
Pasan ya 21 años del día en que el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, aprovechando las horas previas al inicio de una campaña electoral, dio a conocer la que iba a ser su propuesta estrella: el desdoblamiento de la línea férrea hasta Fuengirola y la extensión del ferrocarril hasta Marbella, para después continuar hasta Estepona y Algeciras. La operación incluía también un metro ligero hasta la Axarquía. Nada de eso es hoy realidad.
Los primeros estudios impulsados por el Gobierno andaluz situaban en unos 900 millones de euros el doble corredor hacia la zona occidental y oriental. Un valor que algunos años más tarde quedó completamente desfasado. De hecho, las últimas previsiones económicas manejadas por la Administración regional, antes de desentenderse del proyecto, situaba en unos 5.000 millones el coste de construcción del trazado sólo hasta Marbella y Estepona.
La incapacidad de la Junta para ir adelante con la operación, pese a llegar a licitar y adjudicar un primer tramo del recorrido, le obligó a dar marcha atrás y firmar un acuerdo para que fuese el Gobierno el que diese continuidad al proyecto. La sociedad mixta creada por ambas instituciones vio la luz a finales de 2011.
Desde ese momento, se sucedieron los anuncios y las promesas por parte de ejecutivos del PP y del PSOE. Los presupuestos estatales para 2012 recogieron una partida de 682.000 euros para la redacción de un estudio sobre la extensión del Cercanías hasta Marbella. Y ese mismo año, la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, se comprometió públicamente en Málaga con la iniciativa.
Detalle de los trazados
Lo más que se ha hecho en la última década ha sido una aproximación somera a lo que se pretende materializar. La presentación de ese documento tuvo lugar en Marbella en febrero de 2018. Era responsable del Ministerio de Fomento era Íñigo de la Serna (PP). Acompañado de la alcaldesa marbellí, Ángeles Muñoz, informó de las cinco alternativas de trazado analizadas para prolongar el Cercanías desde Fuengirola.
¿El recorrido? Unos 53 kilómetros de longitud. ¿La inversión? Unos 2.000 millones de euros. ¿La demanda? De entre 4,7 y 5 millones de viajeros. Llegar a Estepona elevaría el coste a unos 3.850 millones, según la versión más cara. De ese día pasan ya 44 meses sin que se conozca nuevos avances técnicos en la materia.
La renuencia del Gobierno a mirar cara a cara este proyecto quedó patente cuando a finales de 2018, ya con el PSOE al frente, habló de la necesidad "de reflexionar" sobre esta infraestructura, dada la complejidad de la misma. Ni las numerosas reclamaciones de la sociedad civil y empresarial de la provincia, reunidas en torno a la Plataforma por el Tren Litoral de Málaga, han logrado el objetivo pretendido.
Los últimos mensajes de este colectivo buscaban al menos el impulso de los trabajos técnicos necesarios para que el corredor de la Costa del Sol pueda ser objetivo de los fondos Next Generation, reservados por la Unión Europea para lograr la reactivación tras la crisis de la Covid. El tren a Marbella vuelve a estar en una vía muerta, con más pasado que futuro.