Málaga

El volcán de La Palma entró en erupción el pasado 19 de septiembre. Desde entonces, más de 2.000 personas han visto como la lava engullía su casa. Las previsiones de los expertos por ahora no son nada halagüeñas. "Quizá lleguemos a superar los 84 días de erupción del Tehuya, el de mayor duración en los últimos 500 años en la isla", ha dicho esta semana Francisco Prieto, portavoz del comité de dirección del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias.

Jesús Ibáñez, sismólogo del Instituto Andaluz de Geofísica, ha reconocido que se trata de una erupción extraordinaria en el siglo XXI: "No ha habido un volcán parecido en los últimos 20 años". Lo afirma también Francisco Soriano García, director técnico del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga, durante una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga mientras trabaja sobre el terreno.

Francisco es uno de los siete miembros del Consorcio Provincial desplazado a la isla canaria esta misma semana para ayudar en tareas de rescate de personas o animales y limpieza. "Venimos con el ánimo y las ganas de ayudar a los vecinos de La Palma en todo lo que podamos, tanto si tienen que sacar enseres de sus viviendas como si están en la zona restringida y debemos evacuarlos", cuenta.

Recuperando animales para su traslado. E. E.

Los efectivos llegadas desde Málaga han pasado a formar parte íntegramente del dispositivo de Emergencias de Canarias organizado por la erupción del volcán, como si de una dotación de allí se tratase. Acometerán estos días todas las actuaciones que se soliciten, como puede ser el rescate de personas y animales, labores de limpieza o retirada de obstáculos, entre otras.

El grupo está formado por María García, Antonio Manuel Cobos, Salvador Olivas, Joaquín Molina, Marta Soria, Jair Pereira y el propio Soriano. Los siete voluntarios se levantan cada día a las 8:30 para entrar en el puesto de mando hasta las 20:00 cuando les pille ya en la zona "caliente". Después estarán localizables a lo largo de la noche y la madrugada para cualquier emergencia.

"Estaríamos aquí como en un parque de bomberos permanente durante las 24 horas del día, los siete días de la semana", aclara. En su primer día en la isla han inspeccionado el terreno para conocerlo; han recuperado animales para traslados; han rescatado un molino de pienso de una granja de Cruz Chica, zona de La Laguna donde puede llegar de nuevo la lava; y ha asegurado viviendas afectadas por el volcán.

Dos coches calcinados por el volcán. E. E.

De hecho, han entrado de lleno en la rueda de trabajo de los bomberos del territorio insular (tanto de Lanzarote, Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura) para darle relevo en accidentes o rescates. 

"Es muy impresionante. Una cosa es verlo por televisión y otra cosa es estar aquí, ser conscientes de la dimensión del volcán y ver a la distancia que está la colada de lava de las viviendas. El volcán ha arrasado casas y colegios. Luego está la erupción volcánica en sí. Hemos estado próximos a la zona. Impacta un montón. Son imágenes que no se nos van a olvidar en la vida", reconoce Soriano.

El ingeniero forestal admite que desde el punto de vista del fenómeno natural en sí no van a ver "otra cosa igual" en sus vidas. En materia de emergencias, los siete saben que están en una zona volcánica y que las consecuencias derivadas son los desalojos. "Debemos evitar que haya fallecidos. Lo bueno de la lava es que da margen de maniobra y de actuación. Los expertos dicen por donde pueden derivar y eso permite que la gente sea evacuada a tiempo", puntualiza.

Otra imagen de los bomberos malagueños en La Palma. E. E.

"Esto no es como un incendio. No vale de nada echarle agua o ponerle barreras. Contra la madre naturaleza no se puede. Esto al final tendrá que parar algún día", afirma rotundo el bombero, que no para de recordar durante la conversación que son ya 73 días desde que el volcán se activó. Sus homólogos en La Palma, señala, están "muy cansados".

"Lo hemos estado hablando con ellos hoy. Como son tantos días, tienen normalizada la situación. Nos han recibido con los brazos abiertos y nos han puesto a un bombero del parque de la Laguna a nuestra disposición para que nos acompañara y nos dirigiera para los accesos y el reconocimiento de la zona", relata. 

Cuando se le pregunta por el ánimo general de todos, Soriano habla de "frustación". "Estoy en una zona residencial donde la lava está a 20 metros de una promoción de pisos. Han bajado unos vecinos a recoger ropa de abrigo y enseres. Saben que no se puede hacer nada y cruzan los dedos para que la lava no llegue a sus casas. En cuanto esto pare, quieren volver a hacer la vida normal", declara el director técnico del Consorcio, que piensa que "la principal preocupación es perdida de la vivienda". 

Cada uno de ellos lleva su propio equipo de protección individual, aunque allí trabajarán con un vehículo de Lanzarote y herramientas y equipamiento de bomberos canarios. "Vamos con EPI, mascarillas y medidores que analizan los gases", cuenta el ingeniero mientras trabaja en la zona norte del volcán. "Los de Las Palmas de Gran Canaria se encuentran en la zona sur. Se ha restringido el acceso a esa zona por tema de los gases. El dióxido de azufre no es tan peligroso aquí", asegura. 

La gente les pregunta si van a evacuar otras zonas. "En la zona sur hablan de más de 2.000 viviendas arrasadas. En la zona norte la previsión es más desfavorable. Está todo evacuado", informa el bombero, que no tiene palabras para describir lo ocurrido, pero sí quiere lanzar un mensaje de ánimo a los palmeros. "Aquí estaremos el tiempo que haga falta e intentaremos ayudar en lo que se pueda", promete.

La situación más al límite que han vivido estos últimos años ha sido el incendio de Sierra Bermeja, que afectó seriamente este verano el término municipal de Estepona, Jubrique, Genalguacil y otras localidades malagueñas. "Ahí se vivieron en los inicios situaciones muy complicadas", rememora. 

El director técnico del Consorcio Provincial entró a formar parte del equipo en abril cuando ganó un concurso público. El bombero, natural de Cuenca, lleva 18 años trabajando en emergencias. Este ingeniero forestal con un máster en prevención de riesgos laborales dice sentirse "muy contento y orgulloso" porque "hay un gran capital humano, gente con muchas ganas", en el cuerpo. "Ha sido un buen comienzo", se despide. 

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