"Somos unos privilegiados porque, pese a trabajar en una multinacional americana, podemos estar aquí en Málaga". Esta reflexión fue la que motivó que Oracle pusiera en marcha Back 2 Work, una iniciativa desarrollada para integrar en el mercado laboral a mujeres en riesgo de exclusión. La autora de la frase, Ana Pedraz (al frente del proyecto), cuenta a EL ESPAÑOL de Málaga cómo se ha desarrollado el último plan social de la compañía tecnológica.
Para construir estos pilares hacía falta tener primero unos cimientos sólidos: "¿Qué podemos hacer y qué relaciones tenemos dentro de la ciudad?", se preguntó entonces el equipo: "Sabíamos que no abarcábamos la foto entera", recuerda Pedraz. Por aquel entonces, se había publicado un estudio en que se decía que "el 17% de las mujeres en la provincia estaban en riesgo de exclusión social".
A partir de ahí, enfocaron todos los esfuerzos a una realidad "muy complicada": "La mayoría empezaban desde cero; venían de situaciones personales difíciles, pero con unas ganas y una ilusión envidiables. Queríamos que pudieran salir de ahí mediante la creación de su propio negocio, algo que a la larga generara puestos de trabajo para otra gente", destaca.
La búsqueda de colaboradores y partners permitió que el proyecto pudiera salir adelante: ESIC, Fundación Unicaja, ProMálaga… actores cuyo rol ha acabado convirtiéndolos en protagonistas: "La realidad sobrepasa cualquier idea que pudiéramos tener inicialmente. Creíamos que iba a ser duro". Sin embargo, cada exposición del plan iba acompañada por un sí.
Los antecedentes, en este caso, estaban todavía por descubrir: "Tenemos en Madrid otro programa. Reinventa-tech, para mujeres con carreras, pero que están en paro. El objetivo es reprogramarlas a una carrera técnica y darle una empleabilidad. Pero coger a una mujer en riesgo de exclusión y enseñarle las herramientas, nunca se había hecho".
Es ahí donde entran en juego conceptos claves en la disciplina empresarial: finanzas, generación de proyectos, marketing, estudio de ventas… Un conocimiento imprescindible que iba a ser transmitido a un grupo con distintos niveles formativos.
Feedback
Inés Martínez, voluntaria y miembro del equipo de Ana, recupera las sensaciones que sus alumnas han ido transmitiendo a lo largo de este tiempo: "Una de las clases se centró en la comunicación en público. Mi trabajo se vio rápidamente recompensado porque sentía que estábamos enseñando a gente que tenía muchísimas ganas de aprender. Era una sensación compartida. Ese retorno, que no se busca que sea económico, llegó cuando vimos lo rápido que asimilaban todo".
Explican que inicialmente no se planteó este proyecto de forma remota debido a la dificultad que algunas tenían para acceder a la tecnología, pero la llegada del Covid hizo que cambiara el guion establecido. Sin embargo, lo que inicialmente iba a ser un hándicap, se acabó convirtiendo en una oportunidad: "Han hecho mucha comunidad entre ellas gracias a la ayuda que se han prestado; no todas empezaban (ni han acabado) en el mismo punto", apunta Pedraz.
El formato online, además, ha permitido mantener la conciliación familiar dentro de un núcleo complejo, favoreciendo la flexibilidad y el acceso a nuevas personas: "Solo hubo una persona que no tenía acceso a los medios necesarios, pero el caso es querer y buscar el modo de solucionarlo".
El enfoque
La realidad social de los últimos tiempos está conformada por una amalgama de problemas estructurales que difuminan el punto de mira. ¿Dónde poner entonces la atención? "Nuestra preocupación era no lograr los objetivos marcados, pero Ana nos dijo que si conseguíamos cambiar la vida de una persona, todo habría merecido la pena", subraya Inés Martínez.
"En algunas de las fases del principio me vi contra la pared porque había asociaciones de mujeres que venían un poco resabiadas. Hay empresas que buscan la pegatina, pero nosotros desde el primer momento dijimos que nos daba igual. Todo el mundo sabe quién es Oracle. Lo que queríamos era dejar poso (tal y como me pidieron desde el principio), y si podía ser en forma de trabajo digno, mejor", destaca Ana Pedraz.
Dentro de la propia multinacional existen varios grupos de interés, como Open, enfocado al colectivo LGTB. Cuando la compañía llegó a Málaga, vieron que no habían asentado ningún vínculo con la ciudad, por lo que se pusieron a trabajar para retener el talento a través de esas estructuras.
"Todo lo que se me ocurría eran cosas que ya estaban en marcha, como el plan para que las mujeres de la empresa puedan acceder a puestos de dirección. Con la ayuda de una consultora empecé a analizar cuál era el nicho hacia el que teníamos que ir".
El día después
La grandeza de una historia no siempre se encuentra marcada por el final, sino por el camino que se ha de recorrer. Ese sendero de aprendizaje continuo que conlleva, inexorablemente, a que el pájaro abandone el nido: "No tenemos prevista una continuidad empresarial, pero sí personal, ya que los tutores estamos muy comprometidos", cuenta Martínez.
Todas las alumnas han ido avanzando a través de la mano de un coach y un tutor que se iban especializando en aquellas áreas por conquistar: "Me dijo mi tutorizada que tenía problema con los números, así que se buscó a alguien para que la ayudara. La idea es que cuando esto acabe, tu mentí resuelva las preguntas por sí solo. Es el punto al que queremos llegar: estar equipados para resolver los problemas y ser independientes".
Desde el punto de vista personal, la dirección está ya señalada: seguir. En el caso de Ana, relata que su tutorizada tenía una idea magnífica, pero inabarcable en estos momentos. ¿La solución? "Hemos buscado a alguien con quien pueda asociarse", explica.
El abandono y el futuro
Calzarse los zapatos que te llevarán de vuelta al mercado laboral no siempre es una tarea sencilla. Y, más aún, cuando las condiciones no son proclives a ello. A veces, las cuestas son demasiado inclinadas y la sensación de estar reencarnando el alma de Sísifo te obliga a querer tirar la toalla. Fue uno de los casos con los que este equipo de Oracle se encontró.
Ana Pedraz recuerda que, dentro del grupo, una de las alumnas acabó abandonando. Sin embargo, no quedó allí la travesía: "Hemos podido reconducirla gracias a la Cámara de Comercio, uno de nuestros colaboradores. Su caso era muy difícil; no podía atender las clases debido al trabajo, pero ha decidido llevar su proyecto hasta conseguir un plan sólido de negocios y los conocimientos necesarios para presentarlo ante un inversor".
Otras veces, las circunstancias coyunturales acaban cambiando los planes inicialmente previstos. Inés Martínez afirma que el hecho de conocer a otras personas también implica que se asocien o que salgan nuevas ofertas de trabajo: "Una persona perdida, con potencial, pero sin medios ni formación ha conseguido encontrar el rumbo, y eso es de lo que se trata. Tener un propósito te ayuda a levantarte por las mañanas".
De hecho, ese ha sido uno de los aspectos que más discutieron durante la consolidación del proyecto: la parte emocional: "Los pilares técnicos que se necesitan llegaron pronto gracias a ESIC o la Fundación Unicaja. Pero nosotras, como tutoras, teníamos que estar para desbloquear problemas. Los coach, por su parte, han ayudado a gestionar la autoestima", resalta Pedraz.
Una de las directrices sobre las que se construyó este proyecto era la necesidad de crear algo "único", que dejara poso, y que se pudiera replicar: "Puede que nos estrellemos, pero ¿y lo que hemos aprendido? Parte del proceso era conseguir una metodología replicable, así que misión cumplida".