Cuando los empleados de la hamburguesería Grillaera abrieron la persiana sobre las doce de la mañana del lunes 25 no daban crédito a lo que estaban viendo sus ojos. Habían entrado a robar a su establecimiento.
Viendo las imágenes vieron que se equiparon con gorras, mascarillas y guantes, lo que hacía que fuera imposible que les reconocieran por las cámaras o a través de sus huellas. Sergio Díaz, uno de los socios del restaurante, reconoce que el lunes fue un día duro para todos. "Fue un día muy raro. Se llevaron las ocho o nueve PDAs que teníamos y todos tuvieron que trabajar de otra forma diferente", dice.
Los cacos utilizaron un aparato para sacar la cerradura del local en riguroso silencio así como un inhibidor para burlar la alarma. Al acceder al establecimiento fueron a por la caja de autopago. Los clientes que pagan en efectivo lo hacen en esta máquina que les devuelve el cambio -de esta forma los trabajadores no manosean monedas y billetes-.
Sin embargo, el equipo todos los días ingresa la caja diaria. "Efectivo no se llevaron porque no había, pero hasta que llegaron al interior de la máquina donde se guarda el dinero, nos la reventaron completamente. Y solo la máquina vale 10.000 euros", lamenta.
A los daños de la máquina de autopago hay que sumar que se llevaron también algunos dispositivos electrónicos como las PDAs mencionadas o un par de iPads con los que solían gestionar las reservas.
Los ladrones lograron acceder al restaurante sobre las 4.20 horas, momento en el que ningún otro restaurante ni pub cercano estaba abierto. "Nadie escuchó nada", comenta Díaz, algo "decepcionado" con la empresa de alarmas de seguridad que tienen contratada.
"Tenemos la mejor, con ZeroVisión, que en teoría debería deslumbrar a quien entre con un foco de luz y con algunas cosas más, como un dispositivo que emite humo. A veces la alarma nos avisa de que pasa un mosquito, pero el lunes no avisó ni a la Policía. Nos enteramos los socios al entrar a trabajar el equipo. Me parece muy raro. No creo que llevaran tan buen inhibidor... teníamos la mejor. Yo creo que vamos a interponer alguna denuncia contra la empresa, porque no es lógico", confiesa.
El socio, que es de Algeciras, se trasladó con sus homólogos a Málaga para medir los daños y poner la cerradura nueva y todas las soluciones rápidas posibles. "La verdad es que es un palo tremendo porque nos ha pillado a final de mes y no contábamos con estos gastos. Pero bueno, al menos el lunes pudimos seguir sin cerrar porque el mobiliario estaba perfecto", dice.
Un año en Málaga
Este mes de julio han celebrado su año de vida en Málaga. Lo hicieron con un cumpleaños "de los 90", según Díaz. En lugar de montar una promoción con descuentos para el cliente y sacar beneficios al aniversario, los de la Grillaera decidieron hacer un cumpleaños con sus trabajadores y las familias de estos. "No faltó nada. Gorritos, vasos de Peppa Pig y batidos de chocolate. Un cumpleaños de toda la vida", cuenta Sergio, que alega que sus trabajadores siempre dicen que son una familia y vio bonito que todos conocieran a sus familiares.
Haciendo balance, Díaz reconoce que Málaga está respondiendo muy bien y que el ambiente que se crea en el interior del restaurante es muy especial y da muy buen rollo. Reconoce con honestidad que no todos los días se llena hasta los topes, pero que su clientela es muy estable. Además, están cerrando colaboraciones siempre que pueden. La última con Gamepolis, uno de los eventos del videojuego más importantes de España, que se celebra cada año en Málaga, por lo que han tenido a muchos influencers y creadores de contenido en su local.
"Aunque nos de palo, mostrar que en la Grillaera nos han robado también nos acerca al cliente de que hay cosas que le pasan a cualquier humano. El cliente empatiza con nosotros y va a ver que nos levantamos y seguimos hacia delante", zanja.