Bajo paraguas rojos y enmascaradas con caretas blancas. Esa ha sido la estética con la que este mediodía se ha presentado la manifestación de la Plataforma de personas afectadas por la abolición. Unos 150 participantes (en su gran mayoría mujeres) han recorrido calle Larios gritando proclamas en contra del fin de la prostitución. Mensajes como “mi cuerpo es mío, yo decido” o “legalización” han sido algunos de los más repetidos.
¿El motivo? Requieren al PSOE que retire la proposición para modificar la ley de 1995, acabando “el proxenetismo en todas sus formas”. Según han explicado, esta norma jurídica supone “de facto” la abolición de la prostitución: “Nos condena a todas a la clandestinidad”.
La tesis que argumentan es que este texto se basa en un “neopuritanismo moral”, con argumentos “falaces y estadísticas falsas”: “Es mentira que el 80 o el 90% de las trabajadoras sexuales estemos obligadas. Exigimos que se persiga a la verdadera lacra, a las mafias de trata de seres humanos. Pero hay que decirlo alto y claro, nosotras no somos esclavas ni mercancía en manos de nadie”.
También exigen a las autoridades que persigan a quienes “obligan y coaccionan a las mujeres”: “Es una minoría pero tienen nuestro apoyo y queremos que quienes se incorporen a la plataforma se comprometan en la lucha”. Aun así, sostienen que no es el caso de la “inmensa mayoría”, que ejerce su trabajo “libre y conscientemente''.
"Nos quedamos en la calle. Nos obligan a escondernos. Mi cuerpo mi decisión. Y sí es sí" se podía leer en algunas camisetas. Frases que iban en consonancia con los eslóganes escritos en las tres grandes pancartas: "El PSOE tiene las televisiones y nosotras la verdad. No estamos obligadas", "yo tengo un sueño, derechos sociales para las trabajadoras sexuales" y "trata no es prostitución libre. Basta de mentiras PSOE".
Cuando la cabeza del cortejo ha llegado a la altura de Liborio García, la representante de la entidad, Susana Pastor, ha leído un manifiesto en el que han defendido la libertad a la hora de elegir trabajo: “Hemos decidido libremente ejercer una profesión cuya dignidad defendemos”, ha subrayado.
De este modo, ha explicado que “pese al estigma de ser identificadas”, han venido a proteger sus derechos: “Somos mujeres independientes y no necesitamos la tutela paternalista de nadie para decidir sobre nuestro cuerpo y sobre nuestra forma de ganar el pan nuestro y el de nuestras familias”.
El colectivo ("una plataforma pacifista y apolítica integrada mayoritariamente por trabajadoras sexuales") está integrado por “ toda persona que se encuentre afectada por la abolición”: trabajadores sexuales, recepcionistas, responsables de espacios privados y abiertos al público, portales de anuncios o limpiadoras son algunas de las mencionadas.
Los congregantes han insistido en que la prohibición de la prostitución es una “limitación de la libertad y de la de todas las personas CIS y trans que nos dedicamos a esta actividad”. “Una estigmatización inaceptable para quienes queremos ejercer libremente. También para los hombres y mujeres con quienes acordamos nuestros servicios”, sostienen.
En su opinión, la experiencia vivida en otros países en los que la prostitución está prohibida ha dejado a las trabajadoras del sector en la marginación, generando “inseguridad para todas, desprotección sanitaria y desamparo social”.
Por todo ello, inciden en su libertad de elección y en la “plena capacidad” para consentir, rechazando entrar en la “industria del rescate que recibe subvenciones millonarias a cambio de que nos nieguen como seres humanos”.
Explican que su ocupación les permite obtener unos ingresos más elevados que en otras actividades, con mayor capacidad de conciliar sus vidas familiares: “En otro caso aquí estaremos, con nuestras maletas, desahuciadas por ustedes”, han apostillado.
“Deseamos que España tenga una legislación en línea con los países de Europa que han optado por una regulación exigente y garantista. La ley debe respetar nuestros derechos y libertades, dignificarnos y garantizar las condiciones laborales mínimas que nos protejan”. En este sentido, han hecho alusión a las normas del País Vasco y Cataluña que dentro de sus competencias “han reconocido y regulado la actividad”.
“Pedimos a los partidos políticos, a las organizaciones sociales y a toda la ciudadanía que no permitan que se prohíba nuestro trabajo, libremente decidido y ejercido. Que no apoyen una ley prohibicionista, llena de prejuicios y que atenta gravemente contra la libertad de las mujeres. Ahora somos nosotras ¿A por quién irán después?”, han finalizado.