Nacido en Cáceres, criado en Zaragoza y afincado finalmente en Ronda. El recorrido de Jesús Martínez –también conocido artísticamente como Vandalia- no se mide solo en kilómetros, sino que hay que hacerlo en función de su trayectoria profesional. Martínez es profesor, cantautor, licenciado en Filosofía y Teología y desde hace poco hay que sumar también a esta lista su faceta como escritor.
Mi padre tiene mucho cuento es el título de la primera obra de este malagueño de adopción. El libro que está narrado por él mismo y por su hija Jimena pretende hacer que el lector conecte con la naturaleza y con las cosas cotidianas que nos rodean día a día. Su trabajo será presentado el martes 13 de diciembre a las 19:30 en el Centro Andaluz de las Letras de Málaga y correrá a cargo del poeta Antonio Viñas.
Orgulloso de su proyecto, el escritor no duda en recitar uno de los 20 cuentos poéticos que tiene su libro en esta entrevista para EL ESPAÑOL de Málaga. Mueve a pensar que el talento es cosa de familia, pues la actriz malagueña Mona Martínez -nominada a los premios Goya en el año 2020 por la película Adiós-, es su hermana.
Profesor, cantautor y ahora escritor, ¿cómo consigue compaginarlo todo?
Pues muy fácil, afortunadamente tengo un impulso creativo muy fuerte y una vez que he sido padre me apetecía mucho dejar por escrito algunos cuentos para que mi hija se eduque con ellos para el futuro.
¿Cuál se podría decir entonces que ha sido el motivo de esta publicación?
Quería hacerle algo especial a Jimena, mi hija, un regalo personal. El principal motivo es que las redes sociales e Internet nos han robado mucho tiempo de trato con nuestros hijos y entonces he creído oportuno recuperar el valor de la palabra, de la experiencia.
¿Qué nos podemos encontrar en los 20 cuentos que incluye su libro?
En las páginas lo que encontramos en realidad es un canto a la tradición, al mito, al misterio. Porque estamos en una sociedad donde todo es muy evidente, lo que he pretendido es hacer 20 cuentos que no eduquen en la nostalgia, pero sí en el asombro y sobre todo que despierten el interés por las cosas más hermosas que son la naturaleza y el arte.
Y en lo referente a la inspiración, ¿qué le ha ayudado?
Los cuentos lo que procuran es educar en el asombro y en el amor al arte. Buscan sobre todo darle una mirada poética a las cosas porque la forma natural de ver el mundo de los niños son la metáfora y la poesía. Donde nosotros vemos una caja de cartón ellos están viendo un motivo de juego, donde nosotros vemos una simple nube ellos pueden ver, por ejemplo, a un dragón. Por todo esto es por lo que el libro tiene un tono poético.
¿Por qué escribir poesía y no otro género como podría ser la novela?
Porque la poesía es el lenguaje natural de los niños y la entienden perfectamente. Con esta obra lo que se pretende es que el niño “lo escuche de puntillas” que suba a la altura del adulto y de la experiencia y no que bajen, porque creo que en ocasiones infantilizamos en exceso a los niños. La poesía es una forma artística elevada de acceder al mundo del arte.
¿Cómo surge la idea de incluir el audio con sus voces en el libro?
Tengo numerosos amigos que siempre me han dicho que tengo voz radiofónica y tenía un empeño especial en que quedara grabada la voz de mi hija Jimena. De hecho, una anécdota muy relevante es que mi hermana Mona Martínez, que es actriz, me propuso que grandes actores españoles grabasen el audio.
¿No aceptó entonces esa idea o la posibilidad de que su propia hermana lo narrara?
No, no porque preferí que fuera una cosa de padre e hija. No accedí a la oferta de mi hermana que de hecho era muy tentadora. Lo quise dejar todo en casa. Aunque el libro va dirigido a mi hija, se puede extender a cualquier padre, madre, abuelo o adulto en general. Es decir, cualquiera puede poner el nombre de quien quiera en el lugar del de Jimena.
¿Qué nos puede contar de la música que acompaña a sus voces?
La música de los audios y el paisaje sonoro se los he confiado a Daniel Lozano, quien también me ha ayudado como gestor cultural en la obra. Lo que ha procurado en este caso Daniel con sus intervenciones musicales es que el texto tenga ese humus amable que hace crecer las palabras.
¿Las historias son fáciles de entender para todos?
Son cuentos breves, de una página. A cada uno le acompaña una ilustración. Así la lectura es mucho más amable y el dibujo acompaña el cuento porque es cierto que especialmente los niños se sostienen mucho en la ilustración. Violeta Gómez (Torre del Mar, Málaga. 1997) ha sido la encargada de realizarlas y todas tienen un tono muy poético, atemporal y evocador.
¿Las ilustraciones consiguen reflejar entonces el mensaje de la obra?
Sí. Lo que han querido es recoger el alma del texto, no quería una ilustradora infantil, sino una que moviera la imaginación y no fuera invasiva sobre las palabras.
Por lo general de los cuentos se suele poder extraer una moraleja, en que este caso, ¿también las hay?
Sí, porque el cuento tiene un carácter pedagógico. Se pretenden despertar su amor por la naturaleza y hacer extraordinario lo que todos tenemos por ordinario. Hay un cuento por ejemplo que se llama “el día”. Todo lo que nos pasa en 24 horas es importante al igual que lo que nos rodea como puede ser un bosque o un río. Cosas que tenemos muy cerca pero que debemos mirar de una manera novedosa.
¿Qué opinan sus alumnos sobre el libro?
A los alumnos más mayores les gusta, pero los más pequeños dicen que son muy complicados de entender. Y, en cierto modo es así, no he querido dar facilidad a que se entienda, quiero que se sienta.
¿Y su hija?
Mi hija opina textualmente: "Papá, no te enfades conmigo, pero los cuentos no están bien porque no empiezan diciendo había una vez". También me dice que si no aparece Harry Potter el cuento no es bueno.