Málaga

Año 1971. El que suscribe tenía 7 años. Cada vez que alguien de mi familia decía de ir a Granada a ver a familiares era suficiente para empezar a tener mareos sin tener que subirme en el coche. Pero si finalmente se iniciaba el viaje, en los Seat 600 de la época como el de mi padre, la epopeya de mareos y vómitos se prolongaba durante casi tres horas y media, a pesar de las paradas para que nos diera el aire y para que el coche no se calentara demasiado. Llegar a Loja era como entrar en los llanos de La Mancha, y eso que Granada todavía estaba a más de una hora de la época. Lo peor era que para no tener que dormir en el destino había que salir muy temprano, pasar el día y volver a sufrir otras horribles tres horas y media para la vuelta.

En el año 2023 es normal ir a Granada en poco más de una hora y volver en el día, sin sobresaltos, casi sin esfuerzo y con la comodidad y seguridad de los coches actuales. Para ello disponemos de dos opciones: autovía por la costa a través de Motril o por el norte a través del Alto de Las Pedrizas, tanto por autovía como por autopista de peaje.

Estos son los antecedentes, ya que hasta 1973 muy poca gente se atrevía a venir a Málaga por carretera, salvo unas pocas líneas regulares de autobuses y empresas de transporte con algunos camiones que nos conectaban con los productos del resto de la península, básicamente de Madrid. El turismo que llegaba era por vía aérea, y no para venir a la capital sino a la costa oeste, ya que el tren, un expreso nocturno de calidad más que dudable que tardaba 13 horas, no era opción para los turistas.

La carretera de Los Montes era la salida natural de Málaga desde mucho antes. Ya en 1850 se hablaba de la peligrosidad del recorrido, con carruajes tirados por caballos que tardaban días en llegar a Granada, con parada habitual en la Fuente de La Reina para abrevar a los caballos y Venta de Alfarnate, normalmente para pasar la noche. A lo delicado del recorrido, no asfaltado en esa época, se sumaban los bandoleros, muy activos, conocedores del terreno y sabedores también que en esas diligencias se transportaba dinero, además de gente pudiente. Aunque parezca mentira, hasta hace solo cinco décadas no teníamos más opciones para conectar por carretera no solo con el resto de país sino tan siquiera con provincias limítrofes.

Fue en julio de 1973 cuando, después de algo más de dos años de obras, se inauguraba el nuevo tramo de 31 kilómetros que evitaba la carretera de los mareos y nos cambiaba de casilla de salida en cuanto a conectividad terrestre. Gente de la capital que no conocía Antequera, ni siquiera Casabermeja, a solo 16 kilómetros, empezaba a viajar los fines de semana solo por conocer esas poblaciones tan cercanas, pero tan lejanas al mismo tiempo hasta entonces.

La obra no fue menor, con medio millón de metros cúbicos de tierra removidos, 25 viaductos sobre el río Guadalmedina para salvar ese cauce seco la mayor parte del año, y tres túneles. De un plumazo, los malagueños empezábamos a conocer una provincia que estaba escondida para nosotros. Solo tres años después, El Corte Inglés compraba un terreno en la Avenida de Andalucía, entonces Prolongación de La Alameda, para empezar a construir a finales de 1977 su centro comercial en Málaga. Un ejemplo de lo que se consigue con la comunicación de calidad a través de las carreteras, vertebrando los territorios y generando movilidad, que a su vez genera riqueza.

La carretera de Las Pedrizas se quedó pequeña a finales de los ochenta, solo 15 años después de su puesta en servicio, y con la excusa de la Expo 92 de Sevilla se construyó otra calzada paralela para duplicar su capacidad y convertirla en autovía en ese año, que es la que tenemos hoy en día. Pero fue en 2006 cuando se empezó a pensar de nuevo en una alternativa a esa vía que volvía a ser insuficiente para los niveles de tráfico del momento, y ya no valían ampliaciones, porque técnicamente no eran posibles, había que construir una carretera totalmente nueva y por otro trazado. Ese fue el origen de la Autopista de Las Pedrizas o AP-46, de 25 kilómetros, con un trazado mucho más recto y seguro que la antigua y que se inauguró en 2011, atravesando los municipios de Antequera, Casabermeja, Almogía y Málaga, donde conecta con la Hiperronda.

Entre las autoridades que se encontraban ese año de 1973 para la inauguración de la vía que nos conectó con el mundo por carretera se encontraba Cayetano Utrera, alcalde de Málaga, y el que en ese momento era el más joven Presidente de Diputación de una provincia, la de Málaga: Francisco de la Torre. Hoy, esa misma persona es el alcalde de más edad de las capitales de provincia del país. Con esa carretera dejamos atrás los mareos y ahora es el vértigo el que nos conecta con la espectacular Málaga del presente.

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