Este domingo el pequeño pueblo de Alfarnate, con sus poco más de 1.000 habitantes, se convierte en un mini Japón, donde es tradición celebrar la fiesta Sakura.
Un término con el que en el país del sol naciente se refieren a la flor de cerezo, uno de los símbolos más conocidos de su cultura y que alcanza su máximo esplendor durante la primavera, entre finales de marzo y principios de mayo.
Con este motivo, el país nipón organiza cientos de fiestas para contemplar los paisajes y disfrutar de momentos en familia y acompañado de amigos. Una tradición que este año tiene en tierras malagueñas una muestra de reconocimiento y respeto.
Y es que durante toda esta semana los vecinos de Alfarnate han trabajado para que este domingo esté todo listo y el pueblo acoja talleres, desfiles, puestos de artesanía y gastronomía dedicados exclusivamente a Japón y a su fiesta del cerezo.
El pueblo se ha engalanado para la ocasión con 60.000 flores de papel realizadas por sus vecinos, que se han confeccionado desde el pasado mes de enero. No es una fiesta casual, ya que la relación de Alfarnate con Japón no es cosa de un día. La localidad cuenta con un Centro de Interpretación Abierto dedicado a las ocho regiones japonesas y un jardín sakuri con 47 cerezos, en recuerdo de las 47 prefecturas que tiene Japón.
Durante la jornada ofrecerá un itinerario de azulejos en los que se detallan numerosas localizaciones de Japón por cada calle con el acompañamiento de Sakuri, una niña de vestimenta japonesa y tocada por un catite, prenda tradicional usada en Alfarnate en la fiesta de la Embajada de Moros y Cristianos.
La clave de todo es la ubicación del municipio, el más alto de la provincia. Esto es lo que ha facilitado tener un árbol como el cerezo y, por un día, abrir sus puertas a Japón.