Lo que pretendía ser el secuestro de película de un empresario extranjero en una villa de lujo de la localidad malagueña de Benalmádena acabó frustrado en apenas cinco horas. Un despiste de los captores que pretendían obtener una cantidad millonaria para liberar al hombre fue el detonante para que la Policía Nacional los localizara y acabara desmontando la operación que acabó este miércoles con tres detenidos.
Todo comenzó sobre las 13.00 de este miércoles, cuando una persona acudió a las dependencias policiales de la localidad malagueña para alertar del presunto secuestro de un conocido, un hombre dedicado a gestionar carteras de criptomonedas y la compraventa de vehículos de lujo.
Según su testimonio, una persona había contactado con él desde Hungría para informarle de que un amigo en común había sido secuestrado y que necesitaba, de modo urgente, que avisase a los agentes.
Esta persona contactaba desde Budapest y decía haber recibido fotografías y audios desde el teléfono de la víctima pidiéndole el pago de un millón de euros para que lo dejasen en libertad. Entre esas imágenes había una especialmente inquietante que mostraba al empresario con una pistola apuntando directamente sobre su cabeza.
Pero fue otra de las fotografías que llegó al móvil del alertante la que acabó frustrando toda la operación. Algún despiste de los captores hizo posible que la víctima enviara una imagen tomada desde una ventana del lugar donde se encontraba, lo que permitió a los investigadores dar con su paradero: una gran villa de tres plantas en Benalmádena.
Localizado en punto exacto, los agentes procedieron a la activación de la figura del negociador policial, que apoyó a los grupos actuantes y establecieron un amplio dispositivo compuesto por medio centenar de efectivos, entre GOES, Medios Aéreos, UDYCO Costa del Sol, UPR, el negociador policial y la Policía Científica.
Todos ellos armaron un cerco sobre la vivienda y, sobre las 18.00, entraron al inmueble, previa diligencia y consiguieron liberar al secuestrado y detener a los captores, dos ciudadanos griegos y uno albanés, por su presunta responsabilidad en los delitos de secuestro, tenencia ilícita de armas y lesiones.