La historia sigue estando bajo nuestros pies y así lo ha vuelto a demostrar la Cueva de Ardales, donde un grupo de investigadores han hallado trece conchas marinas y de agua dulce que fueron transformadas hace entre 25.000 y 30.000 años por los humanos para convertirlas en adornos.
Este hallazgo vuelve a situar el enclave arqueológico malagueño "entre los más importantes de la península Ibérica".
El estudio, liderado por la Universidad de Cádiz en colaboración con el Museo Neandertal de Colonia, la Universidad de Colonia y la Cueva de Ardales, ha sido publicado en la revista 'Enviromental Archaeology: The Journal of Human Paleocology'.
El descubrimiento parte de estratos de este enclave datados hace entre 25.000 y 30.000 años. En ellos ha sido donde se han hallado hasta 13 conchas marinas y de agua dulce que fueron "cuidadosamente transformadas" por humanos del género Homo sapiens sapiens para convertirlas en elementos de adorno-colgantes para decorar los cuerpos de estos grupos que ocuparon la Cueva de Ardales.
Los adornos corporales son un tema "de gran interés entre la comunidad científica" en el periodo Paleolítico. Su carga simbólica y el hecho de que para hacerlos debían recorrer una distancia superior a los 50 kilómetros para recolectar las conchas, revela "un avance significativo en el desarrollo de la cognición" del Homo sapiens sapiens.
"Es poco habitual el hallazgo de este tipo de restos marinos en cuevas situadas tan al interior y con cronologías tan antiguas", señala el profesor de la Universidad de Cádiz e investigador principal de este estudio, Juan Jesús Cantillo.
Hasta ahora en la vertiente mediterránea sólo se conocían poco más de cien restos y "todos ellos están situados en el litoral”.
El profesor José Ramos, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cádiz y codirector del proyecto Cueva de Ardales junto a Gerd C-Weniger, de la Universidad de Colonia, cree que esta distancia "debió ser incluso mayor a la actual, tras los estudios batimétricos de la línea de costa que hemos realizado".
Ramos estima que las movilidades costa-interior debieron ser frecuentes a través de los pasos naturales de Puerto Atalaya y Puerto Málaga.
Entre los hallazgos destaca la presencia de vermétidos, una especie de caracol en forma de tubo poco común en el registro arqueológico, asevera Jesús Cantillo. El marco cronológico y la asociación de estos ornamentos con el arte rupestre y los restos líticos documentados en el interior de la cueva confirman su dimensión social.
“Los resultados de las excavaciones en la Cueva de Ardales sugieren que fue utilizada como lugar de actividades simbólicas especializadas durante varias fases del Paleolítico superior” confirma Pedro Cantalejo, investigador director de la Cueva de Ardales.
El trabajo se enmarca en el Proyecto General de Investigación, autorizado por la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, bajo el título Las sociedades prehistóricas del Paleolítico medio al Neolítico final en la Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba (Málaga). Estudio geoarqueológico, cronológico y medioambiental, con la dirección de José Ramos Muñoz y Gerd-Christian Weniger.