Como en toda partida de ajedrez, donde hay territorios del tablero especialmente estratégicos, esenciales en la contienda por lograr la victoria y amenazar con el jaque al oponente, en unas elecciones hay plazas cuyo peso en unos resultados electorales es particularmente trascendente. Un valor cualitativo, además de cuantitativo, perfectamente aplicable al territorio de Málaga, en el que los grandes partidos se disputarán el próximo 23 de julio 11 escaños.
A diferencia de lo sucedido en los comicios nacionales de noviembre de 2019, el viento sigue soplando tras las municipales del pasado mes de mayo a favor de las posibilidades del Partido Popular. Así lo vienen indicando los sondeos realizados hasta la fecha, unos trabajos demoscópicos que apuntan sin duda a que los populares volverían a ganar unas generales en la provincia 11 años después.
La última encuesta publicada, la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), señala en esta dirección, aunque con unas previsiones algo inferiores a las que maneja internamente el PP. El resultado que vaticina el ente estatal asigna a los populares cinco de los 11 sillones en la Cámara Baja que se reparten en la provincia. Los otros seis van al PSOE (con tres, uno menos que en 2019), SUMAR (con dos, uno más que los que consiguió en 2019 Unidas Podemos) y Vox (con uno de los dos que logró en la cita anterior).
Optimismo en el PP
Esta estampa contrasta con lo que se maneja internamente en el seno de la organización popular, donde creen posible lograr el sexto diputado, una opción cierta si se tiene en cuenta que desaparece del mapa Ciudadanos, que en esta legislatura ha tenido un representante por Málaga.
Los populares ven que el electorado andaluz ha dejado de ser el granero de votos de los socialistas como muestran la mayoría absoluta conseguida por Juanma Moreno en 2022 y el mapa municipal que tiñeron de azul hace tan solo dos meses. Tras eso, se ven con la fuerza suficiente para lograr el mejor resultado de su historia este 23 de julio y quieren arañar hasta la última papeleta para evitar que la unión de las fuerzas de izquierda, junto a los nacionalistas, permita a Pedro Sánchez mantenerse en la Moncloa.
Los cálculos de Génova elevan hasta un mínimo de 25 escaños la cota que pueden alcanzar en Andalucía y, para conseguirlo, Málaga se antoja clave: en la provincia se juegan 11 diputados, uno menos que en Sevilla. En la apuesta decidida por Málaga sobresale la decisión de colocar como número 1 en la candidatura a uno de los hombres fuertes de Alberto Núñez Feijóo, Elías Bendodo.
"La provincia es muy importante para el PP; Málaga siempre ha marcado la tendencia del cambio", explica a EL ESPAÑOL de Málaga una fuente del partido, que abunda en esta idea: "No hay cambio sin que se dé en Málaga; Málaga viene a ser una especie de termómetro para el PP".
En esta misma línea de pensamiento, la coordinadora de la campaña popular en la capital de la Costa del Sol, Elisa Pérez de Siles, recuerda lo sucedido en los pasados comicios regionales, en los que Juanma Moreno logró la mayoría absoluta. En esa cita, el PP logró sustentar ese vuelco en los 10 parlamentarios por Málaga.
La número 2 del equipo de gobierno del PP en el Ayuntamiento de Málaga incide en el peso de Málaga en la estrategia nacional de Feijóo. "La campaña nacional del PP está inspirada en la provincia de Málaga; ese verano azul hace alusión al azul del PP", explica.
En la cuenta atrás para la cita de las urnas el PP tiene previsto que pase por territorio malagueño toda su plana mayor. Este sábado Bendodo estará acompañado en un acto en la capital por el expresidente José María Aznar. También se espera la presencia de Mariano Rajoy. Y como colofón, el acto central de cierre de campaña a nivel nacional, con Feijóo a la cabeza, tendrá lugar en Málaga.
Un PSOE que mira a la movilización
Las cuentas se hacen con otras reglas en el PSOE. Los socialistas consideran que la victoria de los populares en las pasadas municipales en la provincia se debe a una "ultramovilización" del electorado conservador y apuntan a que la participación en las generales suele estar unos 10 puntos por encima. Teniendo estas dos circunstancias en cuenta, están convencidos de que los votos que quedan serán progresistas.
El reto para la formación provincial dirigida por Daniel Pérez, quien fuera el candidato socialista a la Alcaldía de Málaga, está en recuperar un mínimo aliento y convencer al votante de los efectos positivos que ha tenido el Gobierno de Sánchez.
Algunas fuentes del partido apuntan a que, precisamente, ese fue su fallo el pasado mes de mayo: no se supieron explicar. En las dos semanas que quedan, seguirán desplegando un discurso para poner en valor los logros económicos del Ejecutivo, tratando de esquivar polémicas como la de la ley del solo sí es sí o los acuerdos alcanzados durante el mandato con las fuerzas independentistas y con Bildu.
La idea es contraponer un país que va bien y que ha progresado socialmente, pese a haber vivido en los últimos cuatro años una pandemia y una guerra en Europa, al retroceso de derechos que supondría, a juicios de los socialistas, que Feijóo llegara a la Moncloa "con la única de idea de derogar el sanchismo pero sin ningún plan para el país" y de la mano de Vox.
La estrategia con la formación de extrema derecha, a diferencia de las últimas citas electorales, no apelará al miedo porque "Vox hoy es lo que es gracias al PP y, por tanto, el peligro es que gane el PP". "Vamos a confrontar con ellos directamente", insisten.
La campaña se vertebrará con una fuerte presencia mediática y muy pocos mítines, un formato tradicional que, según apuntan fuentes del partido, no comulga con sus actuales objetivos: sirve para movilizar a los votantes convencidos, pero ellos quieren ir por quienes todavía piensan en quedarse en casa.
También intentarán apelar al voto útil, pero conscientes de que el tiempo de las mayorías ha pasado y que, previsiblemente, de mantenerse en el Gobierno, lo harán de la mano de Yolanda Díaz.
La plataforma SUMAR concurre primera vez a las elecciones y aglutina en su seno a formaciones como Izquierda Unida y Podemos. En las últimas municipales, el convulso proceso de integración del partido morado tuvo un impacto negativo sobre las previsiones electorales, pero la formación se mantiene ajena a estos acontecimientos.
Su cabeza de lista, Toni Valero, ha asegurado que será una campaña basada en "propuestas constructivas" y "políticas útiles basadas en el rigor" al servicio de la mayoría social".
A diferencia de los socialistas, habrá menciones a los logros sociales conseguidos durante la presente legislatura, "pero no será complaciente", apuntan desde la formación. La idea no es mirar lo hecho, sino lo que queda por hacer: "Seguir fortaleciendo medidas sociales concretas, mejorar la vida de la gente".
"Queremos una campaña ilusionante a la que se sume mucha gente corriente, mucha gente que en el día a día quizá no tenga el carné de ningún partido pero que tiene el convencimiento de querer vivir en un país mejor", afirmó Valero.