El desgaste que la ley de Amnistía está generando en el Partido Socialista no solo se plasma en la que tensión que se vive en la calle, sino que también está teniendo efectos directos en el seno de la formación. Aunque la inmensa mayoría de líderes territoriales han cerrado filas alrededor de Pedro Sánchez, sigue habiendo voces discrepantes que han decidido dar un paso al frente. El ejemplo más claro está con quien fuera ministro durante la etapa de Felipe González, Sáenz Cosculluela; pero también hay réplicas a nivel local.
Este martes, Manuel García (delegado de Cultura de la Junta de Andalucía en Málaga entre 2008 y 2012) anunciaba que deja el PSOE tras 23 años de militancia: "Me he visto obligado a tomar la dolorosa decisión de abandonar mi militancia por una cuestión de principios", escribía en una carta dirigida al secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez.
El texto afirma que esta medida es fruto de un proceso de "observación y análisis" de las decisiones que el gobierno ha tomado en los últimos años. "Hoy nos encontramos con que, por un puñado de votos de un partido liderado por un prófugo de la justicia española, un partido supremacista que representa los intereses de las élites catalanas, se está dispuesto a traicionar todo lo que se defendió ante nuestros votantes y nuestros militantes", enfatiza.
García critica los "bandazos de opinión" en los que se ha movido el presidente y ministros en los últimos meses, señalando cómo inicialmente se defendió que no habría amnistía y que Puigdemont "rendiría cuentas ante la justicia" para pasar ahora a "una velada acusación de lawfare a nuestros jueces".
"(Se les ha situado) al borde de la sospecha de prevaricación por una pretendida injusta persecución de la insurrección independentista contra la Constitución. Es imposible construir un proyecto de gobierno progresista, sometiéndose al chantaje permanente", abunda.
Asimismo, critica que esta decisión va a impedir "compartir" un presente y futuro de "convivencia" al romperse los principios de solidaridad con los españoles: "Pocas cosas son más reaccionarias que reclamar el derecho de los ricos a segregarse y desentenderse del destino de los que menos poseen".
No son las únicas cuestiones que pone sobra la mesa. El exdelegado de Cultura se muestra tajante al afirmar que el PSOE "está perdiendo a chorros" con ese "tacticismo cortoplacista" que afecta a la credibilidad de la formación.
"El crédito se basa en la fiabilidad del liderazgo, en la fortaleza de ser fiel a unos valores éticos y en la capacidad de buscar nuevas alianzas con quienes compartimos principios democráticos , incluso desde las legítimas discrepancias ideológicas en muchas cuestiones", avanza, antes de recordar que los socialistas hicieron frente al desafío del 1-O apoyando a Mariano Rajoy para aplicar el 155.
"Así fue como el compañero socialista Patxi López llegó a ser el primer lehendakari no nacionalista de Euskadi con los votos del Partido Popular. Así fue como hicimos la Constitución de 1978, en aquellas conversaciones entre el compañero Alfonso Guerra y el diputado de UCD Fernando Abril-Martorell", puntualiza.
García insiste en que hay otra forma de hacer política que, según su intuición, "desearían muchos españoles", tanto a derecha como izquierda. Sin embargo, la actual deriva hace que no pueda "seguir sintiéndose" militante. El escrito finaliza con una frase de Ramón Rubial: "Primero España, luego el PSOE y después nosotros, los militantes''.