La envergadura de la actuación se demuestra en el volumen de inversión estimado, unos 300 millones de euros, y en la extensión de los terrenos, con casi 1,3 millones de metros cuadrados. A este detalle hay que sumar su emplazamiento en un paraje donde se sitúa un importante acuífero de enorme importancia para la localidad.

De hecho, al margen de otras consideraciones, el agua adquiere un valor de extremo valor, siendo esencial a la hora de determinar el futuro de esta operación. Algo a lo que se alude en el propio documento regional, en el que se subraya que este desarrollo urbanístico "deberá contar con la disponibilidad de los recursos hídricos necesarios para satisfacer las demandas de los nuevos desarrollos". 

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"Se debe de aclarar cuáles serán los recursos hídricos origen para satisfacer no solo las actividades e infraestructuras previstas en el Mundo Agua (uno de los espacios del complejo) proyectado, sino también para la satisfacción del resto de las demandas que el proyecto genera, abastecimiento, uso turístico, riego de zonas ajardinadas", se dice textualmente en el documento de alcance.

Pese a que desde la empresa insisten en que se hará un uso responsable del agua y que dispone de un pozo propio con caudal suficiente para el abastecimiento de agua potable, la Junta considera que se trata de una afirmación "poco precisa". 

Por ello, y al entender que "no se dan los datos suficientes para poder valorar esta cuestión", se reclama a la promotora datos como el consumo de agua que supondrá la actuación antes, durante y tras la ejecución de las obras. Asimismo, se apunta que se desconocen coordenadas del pozo y si el mismo se utiliza para otros usos.

Desde la empresa se viene argumentando que este desarrollo demandará 4,78 l/s, con un consumo anual medio de 150.700 metros cúbicos, que alcanzaría picos de 171.400. Valores que, según los informes manejados, contrastan con los que supondría la construcción de los dos campos de golf y las 900 viviendas ahora permitidas en el planeamiento. 

Presencia de dos especies vulnerables

Otro aspecto relevante del documento de alcance se vincula a la existencia de varios hábitats de interés comunitario en el sector, uno de los cuales, con 127,65 hectáreas (el 83% de la superficie) es considerado "prioritario". 

En este punto, los técnicos piden que se adopten medidas para evitar el deterioro, la contaminación y la fragmentación de los mencionados hábitats. Y ello respetando su distribución en el ámbito. 

Los técnicos, además, advierten de la existencia de dos especies de flora catalogada como vulnerables (Linaria clementei y Ophrys atlantica), "que presentan distribuciones restringidas al sur de la Península Ibérica y adaptadas a ambientes rupícolas". 

"Las amenazas principales son las pocas poblaciones, los pocos individuos y el urbanismo", se dice literalmente en el estudio, en el que se añade que el inventario ambiental y la descripción de los procesos e interacciones ecológicas o ambientales claves "deberán hacerse con especial atención a estos dos taxones, sin descartar los demás".

Para identificar adecuadamente estas poblaciones, la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad cree "imprescindible realizar prospección de campo en el momento idóneo, especialmente en el caso de Ophrys atlantica, al tratarse de un taxón con escasos ejemplares censados y ser una población aislada que podría sufrir una limitación en el flujo genético". 

Para los técnicos, las medidas correctoras propuestas para el mantenimiento y conservación de las dos especies, consistentes en sobreelevar la edificación y cubiertas vegetadas, "no se consideran adecuadas".