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El diseño final de la Torre del Puerto de Málaga queda abierto a cambios profundos. Los promotores de la polémica operación urbanística, un grupo de inversores vinculados a la familia real de Catar, han tomado la decisión de dar un giro radical en su planteamiento original y quieren incorporar al equipo técnico a un "primer espada" de la arquitectura internacional. 

La pretensión es la de transformar las actuales formas del inmueble, de manera que sea "rompedor" y marque un hito en los terrenos ganados al mar tras la construcción del dique de Levante.

Aunque por el momento no hay una decisión cierta ni existen documentos formales planteados ante la Autoridad Portuaria, fuentes consultadas señalan que se manejan tres posibles estudios de arquitectura de primer nivel mundial. 

Entre ellos, el liderado el británico David Chipperfield, quien ya sonó décadas atrás para dar forma a una de las torres proyectadas en los antiguos suelos de Repsol; el otro, el de Rafael Moneo, responsable de la transformación de Hoyo de Esparteros en la capital de la Costa del Sol. Los dos son premios Pritzker, una especie de Premio Nobel de arquitectura.

Los movimientos que en los últimos meses vienen realizando los responsables de la iniciativa, que tiene aún que recibir los últimos parabienes administrativos para tener el camino completamente expedito, constatan su interés por reforzar la imagen del futuro hotel de 5 estrellas gran lujo. Y ello incluye un paso adelante en lo que al diseño se refiere.

De acuerdo con las fuentes consultadas, a ojos de los inversores cataríes el emplazamiento del complejo hotelero, ahora rebajado a una altura de 116 metros, obliga a apostar por un diseño mucho más avanzado e icónico que el actual.

Pese a que parece evidente la existencia de conversaciones tendentes a contar en la propuesta final con una gran firma arquitectónica, habrá que esperar a que las mismas fructifiquen y queden formalizadas en un contrato.

378 habitaciones hoteleras

No es la única incógnita que se mantiene a día de hoy en lo que al futuro del hotel se refiere, por cuanto se sigue esperando que se dé a conocer la cadena hotelera que asumirá la explotación del que está llamado a ser el establecimiento más lujoso de la capital.

El planteamiento actual es el de levantar un bloque de 27 plantas de altura, que albergarán 378 habitaciones hoteleras (312 standard y 66 suites). Un uso al que añadir Salón de Convenciones, con 1.100 plazas.

La superficie de techo construida sobre rasante será de 43.515,73 metros, algo por debajo de los 45.000 máximos autorizados. Y bajo el complejo, dos plantas con capacidad para 400 plazas de aparcamientos. La inversión que se maneja puede rondar los 200 millones de euros.