La sensación de que el período actual de sequía está siendo más largo que los últimos que se han experimentado en la provincia. Y es que así está siendo y los expertos no dudan en confirmarlo. Según Julio Berbel, catedrático experto en sequía, esta sequía “es la peor que se ha vivido en Málaga desde 1950”. Además, el fin de la misma es una incógnita, ya que podría prolongarse algunos años más como ha sucedido en California y Australia que han llegado a durar 10 años.
“Desde que hay registros la mayoría de las sequías han sido de tres o cinco años secos, de siete años no hay. Las habrá habido en el siglo XIX, pero no tenemos buenos datos. Por ello se podría decir que esta sequía es la más larga desde que tenemos datos”, asegura Berbel a EL ESPAÑOL de Málaga. Asimismo, remarca que esta afirmación se consolida con los datos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
En este sentido, asegura que Andalucía es una de las regiones españolas más afectadas por la provincia, siendo Málaga la provincia que “peor está”. “Sevilla el año pasado estaba como Málaga ahora, pero en primavera llovió mucho más en el Guadalquivir que en las Cuencas Mediterráneas”, explica.
Precipitaciones similares, temperaturas más altas, periodos de sequía más largos y suelos más desertificados. Ese es el panorama al que la sociedad se va a enfrentar en un futuro próximo, debido al cambio climático, ya que “lo que ahora está habiendo es un calentamiento global de origen humano muy violento y rápido”.
“Dentro de 50 años no se sabe lo que va a pasar aunque se estima que la lluvia va a ser la misma, pero sí habrá un estrés térmico, puesto que el suelo estará más caliente y las plantas con la misma lluvia sufren porque necesitarán más agua”, expone Berbel. Además, añade que al mismo tiempo también se desconoce de qué manera se darán esas precipitaciones, pero “se supone que van a ser más violentas e irregulares”.
Tipos de agua
El agua es un bien finito y la sociedad se está dando cuenta de ella. Para que esta dure el máximo tiempo posible, existen cuatro tipos de agua con unas características, una calidad y un precio diferentes que se pueden combinar y permitir a la población tener más recursos.
Estos tipos son el agua superficial, la subterránea, la desalada y la regenerada. Todas tienen una función diferente y pueden utilizarse para el consumo y para el riego.
Asimismo, la superficial es la que se embalsa en los pantanos que tienen “una calidad y un coste más barato porque es agua de la lluvia”. Después la subterránea que a veces tiene peor calidad y por último entran el agua desalada y el agua regenerada que esta última la población no la usa para beber, sino que se utiliza para el riego de cultivos.
Actualmente, según los datos de la Sociedad Española de Desalación, la capacidad de desalación de España daría de beber a 34 millones de personas. Además, la capacidad a nivel mundial “sería capaz de dar de beber al 8% de la población”.
En este punto, Berbel remarca que lo ideal para tener la mejor agua posible “lo ideal es combinar fuentes baratas como las superficiales y subterráneas con las desaladas y regeneradas para conseguir un mix de buena calidad al menor coste y con altos niveles de garantía”.
Eso sí, a su juicio, las mejores soluciones son, por un lado, “reducir la demanda, aumentar la oferta con agua desalada y reducir las pérdidas en red”. Por otro lado, piensa que la desaladora de la Axarquía se debe hacer “lo antes posible” y “sustituir el agua de los riegos por agua regenerada para que cuando vuelva a llover el agua del embalse dure más tiempo”.
De igual forma, hace hincapié en que, en un futuro, “la aguas desaladas deberían ser un 25% o más de la oferta, pero no es necesario que sean la única fuente en Málaga porque allí está la cuenca del Guadalhorce que hay que regular de todas maneras por el peligro de inundaciones”.