Publicada

Probablemente hayan participado alguna vez en el juego de las siete diferencias. Le ponen dos fotos delante y tienen que averiguar qué tienen de distinto una de la otra. En los últimos días, tan difíciles en Málaga con el paso de la DANA, han sido muchos los que han hecho este ejercicio de encarar recuerdos de la inundación de 1989 con las del temporal de los últimos días. 35 años justos han pasado entre ambos episodios, pues el primero fue el 14 de noviembre de 1989 y el segundo el 13 de noviembre de 2024, pero la distancia en el tiempo no implica que ambos guarden grandes similitudes.

La primera y más importante diferencia está en los daños personales. La prevención tan bien organizada con la sombra de los más de 200 muertos de Valencia el pasado 29 de octubre ha sido clave para no tener que seguir lamentando víctimas del temporal. Málaga no va a olvidar nunca cómo la noche del pasado 12 de noviembre todos los móviles sonaron mediante el sistema ES-ALERT provocando un gran sobresalto en la población. Esa noche también se decidió que se cerraran los colegios, centros deportivos y culturales. 

Los mensajes lanzados desde la Administración y medios de comunicación, así como el miedo generalizado por la DANA que afectó al Levante, provocó que Málaga se autoconfinara prácticamente, lo que hizo que la provincia esquivara un caos mayor como el que se vivió en 1989, cuando miles de trabajadores quedaron atrapados toda la noche en los polígonos y algunos niños tuvieron que ser rescatados en todoterrenos tras quedar atrapados en sus colegios, pues se siguió adelante con la actividad lectiva.

Esta vez también se redujo mucho el tráfico gracias a que gran parte de las oficinas permitieron el teletrabajo durante la alerta roja y tampoco abrieron algunos negocios como Carrefour desde las primeras horas del día. Otros como Mercadona cerraron al mediodía. Mucha gente no acudió a trabajar, lo que alivió las autovías y disminuyó el riesgo de accidentes en días en los que de por sí la visibilidad es mucho menor.

35 años de las históricas inundaciones de 1989 en Málaga. Archivo Ayto de Málaga

Si hay algo que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha repetido por activa y por pasiva en las últimas horas es que la prevención de los malagueños y la Administración gestionando la DANA en la provincia ha sido fundamental para no tener que lamentar víctimas mortales. "Lo material se puede recuperar con dificultades y estaremos dispuestos a echar una mano entre toda las administraciones", decía este jueves, durante su visita al pueblo de Benamargosa, uno de los más afectados de Málaga tras el paso del temporal.

En 1989, ocho personas perdieron la vida. Los daños se valoraron en 50.000 millones de pesetas, unos 300 millones de euros en la actualidad, pero nadie olvida aún las historias de aquellos que fallecieron y que constan en los archivos. De Francisco y Dolores, la pareja de Portada Alta, padres de seis hijos, que murieron en su propia casa.

A ambos hay que sumarle el fallecimiento de Sebastián, un niño de 15 años que a bordo de un camión que le ayudó a cruzar el Guadalhorce cayó, se golpeó la cabeza y murió ahogado. También murió en estas inundaciones Casimiro en un accidente de tráfico en Las Pedrizas conduciendo una ambulancia que venía a Málaga para ayudar desde Jaén. 

Imágenes de la DANA en Málaga

Francisca murió cerca de Almogía. Su cadáver apareció durante la mañana del 16 de noviembre de aquel fatídico año. Iba en el coche junto a su marido, que pudo salvar su vida. Las lluvias siguieron llevándose vidas los siguientes días. El 17 de noviembre, en Villanueva de la Concepción, también falleció Antonio. Un arroyo cercano al pueblo se lo llevó cuando conducía su todoterreno. Unos días más tarde, en las inundaciones del día 26, murieron Bernabé, en el arroyo Totalán y Carmen, cuando estaba tranquilamente en su casa situada en la barriada de La Pelusa.

Afortunadamente, Málaga no ha tenido que sumar más nombres al listado histórico de muertes relacionadas con un temporal esta vez, más allá del británico fallecido en la DANA de hace dos semanas en Alhaurín de la Torre; pero con el episodio del jueves sí que ha sumado otra histórica jornada de inundaciones que dejaron una imagen muy impactante de entornos como el Centro de Málaga o Carretera de Cádiz, que se vieron muy afectados, al igual que en 1989.

Casualmente, vías como la calle Héroe de Sostoa se inundaron de manera similar en 1989 y en 2024. Las imágenes del 89 muestran a personas ayudando a otras con cuerdas para cruzar la calle, ante el río improvisado que el agua creó. Este año, la misma calle, que también resultó inundada, se hizo viral por el rescate a una mujer por parte de Mansour, un joven migrante que no dudó en bajar a la calle para echar una mano a la Policía retirando bidones de basura y hasta para sacar de la riada a esta joven, que había quedado paralizada en medio de la inundación. 

¿Y en cuál llovió más? Se pregunta mucha gente. En 1989, llegaron a recogerse 144 litros por metro cuadrado en Málaga capital y 200 en el Valle del Guadalhorce. El pasado jueves, según el director del centro meteorológico de Aemet en Málaga, Jesús Riesco, llegaron a medirse 80,6 litros en solo una hora en la estación de El Cónsul, "un valor realmente excepcional". Así, la estación de Santón Pitar, en los Montes de Málaga, recogió 145,1 litros por metro cuadrado, según Hidrosur, que en una hora contabilizó 40 litros. Para el meteorólogo, lo vivido este jueves fue, sin duda, "una situación histórica" para la capital, y eso que no llovió ni la mitad que en Valencia.

Si bien, eso no quita que haya llovido más aún incluso a lo largo de la historia. El 27 de septiembre de 1957, el Aeropuerto de Málaga llegó a registrar 313 litros por metro cuadrado en 24 horas, una cifra realmente insólita. Además de estos dos episodios, desde 1942, desde que se tienen registros, las lluvias han superado los cien litros por metro cuadrado en Málaga capital en otras trece ocasiones más. La vez previa a esta última DANA, en febrero de 2017. No es nada habitual rozar los 200 litros, según Riesco.

Una imagen de Málaga durante la DANA. EFE

Es decir, en acumulados, ambos episodios estuvieron muy igualados, pero la región y la propia ciudad estuvieron mejor preparadas para afrontar algo de tales características en materia de infraestructura y organizativa. En aquel entonces, arroyos colapsados y un suelo muy impermeable pusieron todo a favor del temporal. Sin embargo, aunque hay cosas que no han cambiado, otras sí que se han mejorado.

En ambos episodios, la presa de El Limonero fue la gran 'salvadora' de la ciudad. Construida en 1983, ha evitado en ambas ocasiones que el Guadalmedina se desbordara causando graves problemas. El pasado jueves, este llegó a desbordarse solo a la altura de Casabermeja.

Pero, por ejemplo, después de las inundaciones de 1989, Málaga decidió poner en marcha la presa de Casasola (finalizada en 1999) para mejorar la situación de Campanillas ante fuertes precipitaciones. El propio alcalde de Málaga dijo hace unos días que el río Campanillas estuvo a punto de desbordarse durante las últimas lluvias y no lo hizo, en parte, gracias a Casasola.

"Los embalses nos dan agua en épocas de sequía y nos protegen en este tipo de situaciones. Si no llega a existir esta presa en el río no habría cabido el agua. Ha retenido más del doble de la que pasaba por aquí", dijo. 

Existen algunos arroyos en la ciudad que, según los expertos, en función de las precipitaciones pueden convertirse en "verdaderos barrancos" y el alcalde insistió en que le Área de Medioambiente, después de lo acontecido en Valencia, está revisando la capacidad de evacuación del cauce de estos.

En este sentido, el alcalde explicó que quedan cosas pendientes por hacer, sobre todo en los arroyos del Este y en polígonos del Guadalhorce. También quiere estudiar arroyos como el de las Cañas para evaluar su comportamiento y capacidad de desagüe.

Ahora De la Torre ha calificado de "necesario" encauzar el río Campanillas, así como regular el caudal del río Grande. Sobre el Guadalmedina indicó que no debe dar problemas a la ciudad y sigue hacia delante en su decisión de embovedarlo. De hecho, el pasado viernes el Ayuntamiento anunció que se activaba el diseño para cubrirlo entre el puente de Armiñán y El Perchel.