Patricia Sierra
Publicada

Los agricultores de Málaga cierran un 2024 que no ha sido fácil para nadie, pero sobre todo para ellos. La falta de precipitaciones ha hecho que su producción anual caiga y sea la peor desde 2010. A todo esto se suma los daños causados por la DANA que, según han calculado desde Asaja, podrían ser de 30 millones de euros. 

“Hay que tener muy presente que la forma en la que ha llovido ha sido torrencial, no paulatina”, ha explicado el presidente de Asaja Málaga, Baldomero Bellido. El daño producido por las lluvias en el campo complica las labores agrarias.

Si bien es cierto que las lluvias de octubre y noviembre resultaron perjudiciales en algunas zonas de la provincia, en otras se han visto beneficiadas, con lo cual el balance de las precipitaciones que hacen es que han sido "netamente positivas".

En este sentido, exigen que se incluyan en todos los Reales Decretos publicados hasta la fecha a los pueblos de la provincia afectados por las DANAS, ya que, según exponen, pese a su insistencia, nos han dejado fuera de todos.

Producción agrícola 2024

En cuanto a la producción agrícola de este año, Bellido ha explicado que ha habido un ligero incremento de la facturación agraria en comparación con el año anterior, estableciéndose en 21,26 millones de euros. A nivel provincial, la cifra final de facturación se sitúa en los 672,30 millones de euros este 2024, superando por un 3,27% los resultados de 2023. 

Con respecto a los cultivos, el olivar, y más concretamente el aceite, ha sido el sustentador de la economía. Cierto es que pese a que esta ha sido su campaña más baja hasta el momento, es la facturación más alta de la serie con 227,95 millones de euros, un 22% más que el año pasado.

Eso sí, al haber bajado la producción, no solo a nivel provincial, sino también nacional y mundial, el aceite ha ratificado su puesto como oro líquido al alcanzar los 7,35 euros por kilo. En este sentido, Bellido ha remarcado que, a pesar de ser prácticamente el único producto con un incremento, no todos los agricultores han resultado beneficiados. 

Los cultivos hortícolas han sido los que se han llevado la peor parte con un descenso en la facturación de un 20% respecto a 2023, con 113,74 millones de euros frente a los 142,29 del año anterior. El tomate, las judías verdes y la cebolla caen en picado, mientras que la alcachofa se mantiene. La única que resurge es la patata.

La principal causa de la bajada es, según los agricultores, la competencia impuesta por países extranjeros con los que “en diferencial de precios y costes de producción no podemos competir”, según ha asegurado Benjamín Faulí, responsable de Frutas y Hortalizas. 

En el caso de los cultivos subtropicales presentan un descenso general, pero el limón es el que muestra una estrepitosa caída al pasar de 14,8 millones de euros a 8,23 este 2024, a pesar de que la producción ha aumentado un 36%. En los últimos cuatro años, el sector ha producido un 38,9% menos de facturación.

La facturación total de frutas y hortalizas también ha caído. En concreto un 12,24% con respecto a 2023 y se sitúa en los 238,06 millones de euros. En cambio, los cultivos herbáceos se han recuperado respecto al año pasado, conocido como el más catastrófico hasta el momentom llegando a facturar 11,77 millones de euros.

Ganadería

En cuanto al sector ganadero, han vuelto a reclamar que se reconozca la labor de contención de enfermedades provenientes del norte de África que están haciendo y que, además, les proporcionen apoyo extra.

Tanto la producción de carne como la de huevos y leche se mantienen. Los niveles de facturación del sector se unen a la tendencia recesiva general con un descenso del 8,51%. Los ganaderos exigen más apoyo a un sector que se ha visto perjudicado por el acuerdo de MERCOSUR, con “menos requisitos, menos controles”.

Otros problemas

Eso sí, no hay que olvidar el resto de problemas que llevan ahogando al campo mucho tiempo. Entre ellos están el incremento de los costes de producción, la competencia de mercados externos como Marruecos o Egipto, la falta de infraestructuras, el descenso de financiación por parte de la PAC y la escasez de medidas que mejoren su situación presentan un escenario precario para el sector.  

Con respecto a la PAC se ha venido a poner de manifiesto las pérdidas que se venían anunciando y por otro lado no se ha visto una reacción relajando las nuevas exigencias, con lo cual el malestar sigue siendo patente en todos los sectores. La conclusión sería, por tanto, disponer de menos importes con más exigencias ambientales y burocráticas.