Málaga

Si tenemos que verle algo positivo a la pandemia es que pese a que los auditorios no empequeñecen, las puestas en escena sí lo hacen. Los artistas han hecho de su escena algo íntimo, personal y muy pequeñito en este año tan atípico.

Eso ha hecho India Martínez esta noche en el Auditorio Cortijo de Torres, cuando no habían pasado ni 24 horas desde que Andrés Suárez se bajara de sus tablas. India ha hecho del auditorio un pequeño tablao flamenco con coristas, guitarristas y percusionistas que han conseguido crear un aura espectacular en el recinto.

Este concierto también me ha recordado mucho a todo lo que nos ha quitado la pandemia. Entre quejío y quejío de India me acordé de esa muchacha que se gana la vida bailando con su grupo en las casetas de las ferias andaluzas y que lleva ya dos años sin poder hacerlo.

India Martínez anoche en el auditorio. Alba Rosado

Cuando se apagaron las luces, en el inicio, también me acordé de nuestra Semana Mayor, cuando India Martínez interpretaba La Saeta de tal forma que ponía la piel de gallina. Cuánta pasión y cuánta emoción se vive en la Semana Santa de Málaga. Perdonadme la expresión, pero maldita seas, Covid-19.

"Sois unos valientes. Por venir aquí y confíar en nosotros. Gracias por hacerlo", decía India Martinez al comienzo, alegando que si antes era emocionante comenzar un concierto ahora lo es por partida doble. "No me voy a dosificar, familia. Lo voy a dar todo hoy por cada uno de vosotros", afirmaba.

Tras La Saeta, llegaban Todo no es casualidad,  Corazón Hambriento y Conmigo, que  vino con la primera invitada de la noche: Genara Cortés, participante de Tierra de Talento, programa donde la propia India es miembro del jurado.

"Antonio, esta gente viene con ganas de juerga. ¿Vamos a gitanear un poquito?", le preguntaba India a su pianista entre risas. A continuación, se tumba sobre el piano, como lo haría una niña.

Es en este momento cuando me vino a la cabeza aquel capítulo de su libro donde decía que cuando era pequeña, tener a su madre y una radio, era estar segura, en su refugio, aunque se encontrara en Las Palmeras, uno de los barrios más marginales de Córdoba. Me imaginé a esa niña que disfrutaba de Parrita, de Junco y Manzanita soñando poder ser algún día como ellos.

India Martínez en el concierto de anoche. Alba Rosado

Ahora esa niña ha crecido y versiona sobre el piano aquellas canciones que siempre la acompañaron: Como una mujer, Hola mi amor o Ramito de violetas. "Me tumbo sobre el piano porque estoy cómoda con vosotros, Málaga. Estos temas no faltan en mis cenas de Navidad con amigos y familiares y, aunque no sean míos, tenía que cantároslos", explicaba la cordobesa siendo más Jenny que India.

También estuvo presente el alma de Camarón de la Isla, con Nana del Caballo Grande, una actuación magistral que redondeó Jesús Reina, exconcursante también de Tierra de Talento y fantástico violinista.

Tampoco faltaron palabras para los acompañantes. "Muchos de los que están aquí se saben todas mis canciones y tienen todos mis discos, pero otros vienen simplemente por acompañarles, no siendo yo su artista favorita. Gracias por hacerlo. Os quiero dedicar una canción: Solo tú, porque tenemos que valorar a quien tenemos al lado. A veces solo nos damos cuenta de lo que tenemos cuando lo perdemos".

Y es curioso que pese a que Solo tú se publicara hace muchos años, sigue siendo una de las más aplaudidas por el público. Es una canción capaz de generar rápidamente en tu mente la imagen de una persona a la que echas de menos. Si no la conoces, escúchala. Me darás la razón.

Aún recuerdo cuando India la cantó en el llano de la feria de la Colonia Santa Inés ante una centena de personas hace ya nueve años. Se la dedicó a un familiar que estaba pasando una mala racha. Y ahí sigue, vigente en su repertorio pese al paso del tiempo.

India Martínez en el concierto de anoche. Alba Rosado

Mientras sonaban los primeros acordes de Ángel, India se sentaba en el borde del escenario. "Me pongo más cerquita. Así os veo las caras". Sin embargo, la razón por la que lo hizo fue porque se iba a retirar el micrófono durante una parte de la canción. El silencio se hizo en el auditorio, que quedó totalmente hipnotizado ante el potencial de la voz de la artista, muy asidua a tener este gesto en directo. 

Pasada la hora y media y para comenzar los bises, no podía olvidarse de la canción más adecuada para ese momento: 90 minutos, que sin duda también fue la más coreada. Tras ella, Vencer al amor, tema con el que mucha gente la conoció hace una década. "Si me prometéis que os vais a quedar sentados bajo y la cantamos juntos". Y así lo hizo, bajó y lo dio todo mientras saludaba a sus seguidores. Y fue mientras sonaba Los gatos no ladran, cuando la artista se despediría: "Querida Málaga, vosotros sí que sois magia".

Ay, querida India, necesitamos, por lo menos, un día entero para escucharte. 90 minutos nunca son suficientes, te lo aseguro. 

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