Morante se emplea en La Malagueta ante un público entregado por la vuelta de los toros
- El de La Puebla corta un generoso trofeo y Aguado se encuentra con el cariño de la afición con una vuelta al ruedo en el sexto.
- La Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga, el principal aliciente de la tarde.
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Regresaban los toros a La Malagueta desde el 21 de agosto de 2019. Dos años sin fiesta hasta que ha llegado esta Corrida Picassiana. El ambiente previo era el de las vísperas de las cosas bonitas. Y la tarde, en sí, fue indiscutiblemente divertida. Quizá más por los aderezos que por los ingredientes principales, pero fue bonita.
Volvían los aficionados a su plaza con un "no hay billetes": 5.000 personas que querían disfrutar del espectáculo y quien quiso lo hizo. Los tres toreros tuvieron su momento, aunque ninguno pudo rematar por el poco juego que dieron los toros de Juan Pedro Domecq y Parladé.
Morante fue el gran protagonista de la tarde -con el permiso de la Orquesta Sinfónica Provincial- con un capote mágico. Ortega desplegó su serena concepción del toreo, pero no llegó al respetable. Pablo Aguado, que debutaba, se llevó, sobre todo, el premio de un público tradicionalmente torerista y que había ido a disfrutar contra viento y marea.
Morante de la Puebla
¿Estuvo Morante en Málaga? Sí, el más auténtico Morante con el capote. Recibiendo por verónicas, colocando en suertes en el primer puyazo por chicuelinas al paso y dejando que el juanpedro se llevara un segundo toque testimonial. Acudió Ortega a probarlo tras el caballo y Respondón respondió. Como es costumbre, el malagueño Juan José Trujillo -y su compañero de cuadrilla, Javier Sánchez Araújo- saludaron desde el burladero de matadores sus excelentes pares de banderillas.
El toro desapareció en la muleta, se apagó, aunque Morante parecía otro al de anteriores comparecencias en Málaga y porfió a pesar de todo. Sonó, por aquello de la fiesta, Suspiros de España. La estocada del de La Puebla del Río cayó cerca del sitio, pero tendida. No hubo para más.
El segundo de Morante, Tremendo, de Parladé, fue recibido por el público con palmas de tango: no gustó su actitud en el ruedo. Todo hacía presagiar que el maestro de La Puebla iba a desaparecer, pero nada más lejos. Cuando se comentaba que tenía la cabeza ya en la furgoneta, se quedó. Y tanto: se vino arriba el torero y exprimió todo lo que no tenía el astado. La Malagueta le agradeció el oficio a pesar de perder la muleta y un primer pinchazo, la estocada fue de gran categoría. Oreja generosa a la entrega de un Morante que vino con ganas.
Juan Ortega
Salió Macanudo, de Juan Pedro, y Ortega lo recibió con un capote con calidad y emoción y puso en suerte al toro por chicuelinas al paso. No se quiso quedar atrás Pablo Aguado, que a la vista de las ganas de lío hizo el quite a su paisano. Saludaron los banderilleros Andrés Revuelta y José Ángel Muñoz, Perico. Ortega brindó su toro al malagueño Luis Rivera.
El toro llegó con más vida que su hermano a la muleta. Sólo hizo falta una tanda de Ortega para que sonara la música, pero pronto se descompasaron al desarmar el juanpedro al torero. Se recompuso el sevillano y trató de sacar lo que pudo de un toro que buscaba las tablas al final de cada tanda. Más voluntad que acierto. Al toro le faltaron las fuerzas. Después de dos pinchazos, la estocada de Ortega fue de libro, pero llegó tarde.
El que hizo quinto de la corrida, no dio de sí. A pesar de la extrema corrección de Ortega con Naturista, de Juan Pedro Domecq, no hubo posibilidad de ver al toro ni al torero. Una embestida tuvo y se la sacó. El público, que tenía interés por agradar a los toreros, dio pie a que Juan Ortega saludara desde el tercio.
Pablo Aguado
Debutaba el tercero de los toreros sevillanos que comparecía en La Malagueta y lo hacía con la responsabilidad de la expectación. Poca historia con el capote, a diferencia de sus compañeros. En la muleta sólo pasó el tiempo. Pinchazo hondo que pudo con el toro.
El que cerraba plaza parecía salir con mejor embestida. Aguado lo intentó y consiguió sacar algunas tandas a pesar de Suicida, el astado de Parladé. Costó, arrancó algunos oles y dio con un público que realmente quería pasarlo bien. La Malagueta se quedó con pequeños detalles de voluntad en la faena y dejó, en los remates, muy buen gusto. Remató con una buena estocada que le valió una vuelta al ruedo.
Morante de la Puebla, de purísima y oro |
Saludos | Oreja tras aviso |
Juan Ortega, de vino tinto y azabache |
Saludos tras un aviso | Saludos |
Pablo Aguado, de gris y azabache |
Silencio | Vuelta al ruedo |