Pablo Picasso y Gabrielle Coco Chanel son dos de los genios indiscutibles del siglo XX. Sus obras y creaciones han marcado de por vida el arte y el estilo actual. Su huella aún permanece. El Museo Thyssen de Madrid descubrirá la estrecha relación de amistad entre los dos en una exposición, cuya inauguración tendrá lugar el 11 de octubre. La muestra podrá verse hasta el 15 de enero de 2023.
El pintor y la diseñadora de alta costura se conocieron en la primavera de 1917, seguramente a través del propio Jean Cocteau o de Misia Sert. Ambos colaboraron en dos ocasiones, unidos por el poeta francés, en Antígona (1922) y en el ballet ruso de Serguéi Diághilev Le Train Bleu (1924). A partir de ahí, entablaron una larga y duradera amistad que la introdujo en el círculo del artista malagueño.
Chanel visitó con frecuencia al matrimonio Picasso, coincidiendo con la activa participación del creador en los ballets rusos. La creadora llegó a estar muy relacionada con el mundo artístico e intelectual del París de la época, hasta el punto de afirmar: "Son los artistas los que me han enseñado el rigor".
El museo, explican en su página web, "propone una exposición que explora la relación de estos dos grandes genios creadores del siglo XX, volviendo a reunir arte y moda en un nuevo proyecto expositivo". La muestra, organizada en cuatro grandes secciones que se suceden en orden cronológico, abarca la década que media entre 1915 y 1925.
El estilo Chanel y el cubismo presentará la influencia de este movimiento en las creaciones de Chanel ya desde sus primeros e innovadores diseños: el lenguaje formal geometrizado, la reducción cromática o la poética cubista del collage se traducen en trajes de líneas rectas y angulosas, en su predilección por los colores blanco, negro y beige, y en la utilización de tejidos humildes y con texturas austeras.
Olga Picasso, el segundo capítulo, está dedicado a los numerosos y bellos retratos que Picasso realizó de su primera mujer, la bailarina rusa Olga Khokhlova, devota clienta de Chanel; junto a ellos, algunos vestidos de este periodo inicial de la diseñadora francesa, de los que se conservan escasos ejemplos.
Antígona, adaptación moderna de la obra de Sófocles realizada por Cocteau, se estrenó en París en 1922, con decorados y máscaras de Picasso y vestuario de Chanel, que vuelven a reunirse en este capítulo para mostrar su común inspiración en la Grecia clásica. Le Train Bleu es el título del cuarto apartado y del ballet producido por Diághilev en 1924, con libreto de Cocteau, que se inspiró en los juegos olímpicos, el jazz y el cine mudo.
Dos mujeres corriendo por la playa (La carrera), un pequeño gouache que Diághilev descubrió en el taller de Picasso, se convirtió en imagen para el telón de la obra, y el pintor aceptó también el encargo de ilustrar el programa de mano, mientras que Chanel utilizó su colección de prendas deportivas de esa temporada para vestir a los bailarines.