Humedades en el interior de la cripta.

Humedades en el interior de la cripta. Hispania Nostra

Cultura

Del purgatorio al cielo: la cripta y el camarín del Santuario de la Victoria

Una de las paredes del panteón muestra un "aspecto desolador" debido a las humedades, que provocaron la caída de alguna de las esculturas de yeso.

15 febrero, 2022 05:05

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Málaga, un universo en sí mismo. Capaz de concentrar todos sus sentidos en un único lugar de la ciudad. Un pequeño mausoleo, escondido y desconocido para una gran parte de paisanos, que habla de su vida y de su muerte; de sus miedos y sus certezas; de su luz y sus tinieblas; de su cuerpo y de su alma. Un rinconcito oculto, enclavado entre las paredes de una iglesia tres veces centenaria: la cripta de los condes de Buenavista. Uno de los monumentos más hermosos de la capital cuyo estado de conservación no hace justicia a su historia, que ahora empuja para seguir manteniéndolo en pie.

Desde el grupo municipal de Ciudadanos denunciaron en marzo de 2021 los desperfectos que han dañado parte de este sepulcro. ¿El motivo? "El resultado del informe que redactaron los técnicos del Obispado determina que el origen de los daños se encuentra en un cuarto de baño colindante que corresponde al hospital Doctor Pascual. El análisis de por qué se permitió tal construcción en los años 90 con esas características arquitectónicas, pese a abrazar un Bien de Interés Cultural muy querido por los malagueños por albergar el Camarín de la Patrona, ya sólo puede conducir a frustración", recogían en la moción presentada el año pasado. 

El lado de la pared más alejado de la plaza Alfonso XII, y que colinda con el referido hospital, muestra un "aspecto desolador" debido a las humedades que provocaron la caída de alguna de las esculturas de yeso y eflorescencias (manchas de salitre) masivas, debido al efecto del agua sobre el mortero, explicaban.

A partir de esta solicitud de intervención, la maquinaria burocrática se puso en marcha. Un proceso administrativo en el que los trámites están ralentizando la rehabilitación de una de las mayores joyas del barroco malagueño, con nuevas demoradas por parte del Ayuntamiento a la hora de solicitar los informes pertinentes. 

Pero ¿qué significado se esconde detrás del horror vacui victoriano? Francisco Marmolejo ha sido la persona al frente de las visitas guiadas al camarín. Este historiador del arte cuenta que el valor principal del espacio es su discurso iconográfico: "Es un relato de la vida después de la vida. La eternidad se nos presenta, dependiendo de los actos que hayamos realizado en nuestro tiempo terrenal, para alcanzar la gloria", defiende.

El I Conde de Buenavista de la Victoria, José Francisco Guerrero Chavarino, encargó al arquitecto Felipe de Unzurrunzaga la obra de la torre-camarín y la actual iglesia, según los últimos estudios: "El conde había entablado conversación con los monjes mínimos en 1691 para poder hacerse un panteón familiar a los pies del presbiterio, pero ante la imposibilidad de ello, se hace construir una cripta tras el altar y ayudar económicamente a la orden en la reconstrucción de un nuevo templo, ya que el anterior estaba muy deteriorado", expone Marmolejo. La obra total del conjunto fue realizada entre 1693 y 1700, pero el Conde de Buenavista falleció antes de poder verla culminada, en 1699.

Este lugar se encuentra estructurado en tres articulaciones diferentes: el panteón, el oratorio particular y, finalmente, el camarín, en el que se encuentra la Virgen de la Victoria. Siguiendo la línea ascendente de la torre, el visitante se encuentra en primer lugar con la cripta, la zona "más desconocida" por parte del gran público. Sin embargo, se trata de un elemento "fundamental" para entender el conjunto: "La decoración está llena de elementos relacionados con la muerte", señala. Como ejemplo, subraya las paredes negras, de las que emergen personas moribundas, esqueletos o demonios: "Nos recuerdan que, por mucha fama, poder, riqueza o belleza que tengamos, la parca puede cortar el hilo de la vida en cualquier momento, sin distinción de raza, sexo o condición social".

Marmolejo incide en el papel de los semilunetos (medios círculos), en los que aparecen esqueletos sentados sobre tambores, en una clara alusión al Apocalipsis y su propia banda sonora. Además, aguardan entre sus manos objetivos cuyo significado está estrechamente ligado con la muerte: guadañas, relojes de arena, espejos y cirios: "Todos ellos nos hablan de lo efímera que es la vida", sostiene el historiador del arte. 

Desde un punto de vista arquitectónico, esta sala se sostiene sobre cuatro columnas toscanas ubicadas en el centro; representan los cuatro elementos vitales de la naturalidad: agua, fuego, tierra y aire, o lo que es lo mismo, el mundo terrenal: "Desde antiguo, el número cuatro se relaciona con la tierra, donde vivos y muertos compartimos dicho lugar", explica Marmolejo. 

Toda esa construcción se erige bajo un pensamiento filosófico y teológico reflejado en los escritos de San Ignacio de Loyola y del fundador de la Hermandad de la Santa Caridad, Miguel de Mañara: "Comentan que la tierra es el purgatorio y según nuestros actos iremos al cielo o al infierno". Para poder materializar esa idea, la sala está exornada con elementos artísticos macabros ("aterrarían a aquel que entrara en este lugar en siglos pretéritos").

En el testero principal se encuentran las tumbas de los condes de Buenavista: "Aparecen sus efigies en yeso, como personas jóvenes que no tienen atisbo de enfermedad o dolor. Ambos están en posición orante, y se digiren con su ademán hacia la cruz, que es la salvación y la esperanza ante otra vida. Hay que reseñar que ni el conde ni su esposa descansan en estas tumbas". 

El camarín de la Virgen de la Victoria es un reflejo del Edén.

El camarín de la Virgen de la Victoria es un reflejo del Edén. F. M. R.

"Toda esta simbología viene marcada por la mentalidad de la época. El barroco arrastra de siglos pasados el pensamiento que sostiene que si hemos sido buenas personas y buenos cristianos, nuestra escapa del cuerpo y asciende". Un fenómeno espiritual que también aparece representado en la propia configuración de la obra. Las escalinatas de la torre conducen al camarín; alegóricamente se enfila un camino que transita por la vía purgativa hacia la vía unitiva a través de la vía iluminativa: "La escalera se llena de luz para acompañar el alma del cristiano".

De nuevo, la numerología vuelve a estar presente en esta fase. El historiador del arte explica que no es casualidad que haya 48 escalones. Esta cifra está compuesta por el cuatro (símbolo de la tierra) y el ocho, asociado a Jesús y a la infinitud de Dios. Está dividido en cuatro tramos de doce, símbolo de perfección, para desembocar ante "las mismísimas puertas del cielo".

Una vez que el alma alcanza el último estrato posible, se postra ante Santa María de la Victoria, patrona y protectora de Málaga. Su camarín es un espacio diáfano, con más de veinte metros de altura. El octógono (de nuevo, el ocho como símbolo de la divinidad) cuenta con tres cuerpos en los que el exorno parte de conceptos vegetales, florales y frutales: "Es el nuevo Edén". Los ángeles sostienen atributos propios de las letanías lauretanas, espejos que hablan de la pureza de la Virgen, ornamentación cercana al rococó: "En el entablamento que separa el primer y segundo cuerpo vemos el sol y la luna, dos astros brillantes y limpios como María".

Además, se aprecian cabezas de león, símbolo de la casa de los Buenavista de la Victoria, los patrocinadores de la obra. En el segundo cuerpo conviven vidrieras que recrean escenas de la vida de la Virgen. En la parte superior, junto a unos ángeles aguantando anagramas marianos, aparece un águila bicéfala: "Se trata del símbolo de la casa de los Austria; según la tradición, Maximiliano de Augsburgo regaló al rey Fernando el Católico la imagen de Santa María de la Cúpula". Sobre la cabeza de la patrona de la ciudad se erige un cielo formado por ocho estrechas. A sus pies, el pueblo de Málaga.