Pablo Ruiz Picasso nació en Málaga un 25 de octubre de 1881 y eso configuró su realidad, y la de la ciudad, para toda la eternidad. Los diez primeros años de su vida transcurrieron por las calles y plazas malagueñas, pero una década infantil es más que suficiente para marcar el alma de cualquiera, así que la capital siempre será la tierra del genio.
El mar Mediterráneo, los toros, la luz, el carácter, el olor y el color… los elementos que construyen un recuerdo se vislumbran en la obra del padre del cubismo, artista internacional por excelencia y, hasta la llegada de Antonio Banderas, el gran embajador involuntario de la capital de la Costa del Sol.
Así, como si fuéramos Leopold Bloom en Dublín, podemos dar un largo paseo y visitar los hitos malagueños que sin duda Picasso recorrería para darse a sí mismo un homenaje. Descubriremos una Málaga distinta y los entresijos que crearon la personalidad de un creador inigualable.
Museo Casa Natal de Picasso
A ver, esto tiene gracia: según el certificado de nacimiento de Picasso, su nombre completo era Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso. ¡Bravo!
La salida de esta senda picassiana ha de estar, claro, en la casa que lo vio nacer. Localizada en una de las esquinas de la famosa plaza de la Merced, donde existe una escultura en honor al pintor que sostenía un lápiz de bronce en sus manos que era como un puñal, el Museo Casa Natal de Picasso cuenta con numerosa documentación sobre el artista, colecciones de arte, y acoge exposiciones y conferencias.
La iglesia de Santiago Apóstol de Málaga
Si el nombre original de Picasso no le cabía en el DNI, el que le pusieron en su partida de bautismo no se queda atrás, atentos: Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso. ¡Tómalas ahí!
Con este nombre que no se lo salta un aristócrata fue bautizado en 1881 en la parroquia de Santiago de Málaga uno de los artistas más importantes de la historia del arte.
La elección estaba clara por la cercanía, pero no se puede decir que no hubiera gusto en ella: esta iglesia es el primer templo cristiano que se edificó tras la Reconquista de la ciudad por parte de los Reyes Católicos. Bien de Interés Cultural, en su construcción se aprovecharon elementos moriscos de la mezquita que existía en el mismo punto.
La Real Academia de Bellas Artes de San Telmo
De donde le venía el arte a Picasso estaba claro: de su padre, José Ruiz y Blasco. Quiso ser artista, pero se quedó en profesor de dibujo en la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, lo cual no está mal. En cuanto a de dónde le viene el genio a Picasso, se cree que es de la madre: pero genio, genio, eh.
El padre de Picasso fue también catedrático de dibujo de la Escuela Provincial de Bellas Artes de Málaga y director y conservador del Museo Municipal de la ciudad. Y, claro, como todos los padres de la historia, quiso vivir a través de los logros de su hijo. Cosa que, la verdad, consiguió con creces.
Calle San Agustín
Tirando desde calle Granada, al principio de la travesía, hubo en esta vía un parvulario al que acudió Picasso de niño, justo al lado de la entrada principal del Palacio de Buenavista.
Además, en la segunda planta estaba el Museo Municipal del que su padre era conservador y director, y donde tenía su taller. El antiguo espacio museístico estaba ubicado en el convento de San Agustín en pleno. Picasso acompañaría al padre en numerosas ocasiones, aprendiendo las rutinas y secretos del arte pictórico.
Plaza del Teatro
En el antiguo número 36 de la malagueña plaza del Teatro, en pleno casco histórico, tenía su estudio el fotógrafo sevillano Francisco Martín Ramos, que tomó la primera instantánea de Pablo Picasso. El artista, vestido con faldillas, fue inmortalizado con cuatro años, poco antes de ingresar en el colegio de San Rafael.
Antiguo colegio de San Rafael
Unos metros más abajo, también en la céntrica calle Comedias, en el número 20, estuvo situado el colegio de San Rafael. Fundado en 1856, en este centro dio sus primeros pasos académicos, de mala gana, como todos los niños, el pequeño Picasso. Era un establecimiento privado y muy moderno para la época, algo que sin lugar a dudas era del gusto de su padre. De hecho, se cuenta que éste le dejaba, en garantía de que volvería a recogerle, un bastón, una paloma y un pincel.
El paso del pintor por esta escuela está llena de recuerdos y, ya anciano, relataba a sus biógrafos y amigos cómo pasaba las horas dibujando y mirando a través de la ventana.
Calle Compañía
Al comienzo de calle Compañía, justo en la plaza de la Constitución, donde hoy se encuentra el Ateneo de Málaga, se encontraba la Escuela de Bellas Artes donde impartía clases de dibujo lineal su padre. Al que, la verdad, le pillaba cerca ir a buscar al jovenzuelo Picasso a la hora de salir de clase.
Instituto Vicente Espinel
Con el nombre de instituto Vicente Espinel no lo conoce nadie. Pero si decimos instituto Gaona, la cosa cambia. En este histórico centro Picasso se examinó el 25 de junio de 1891, meses antes de marcharse a La Coruña y lo mejor es que todavía se conserva el examen y los documentos del fugaz paso del pintor por el centro.
Desde 1864 este instituto instalado en la calle Gaona se ha dedicado a formar a gran cantidad de malagueños. Hasta el año 1961 fue el único instituto de la ciudad y, durante años, el único en ofrecer enseñanzas medias en toda la provincia.
Otro gran orgullo de este centro fue acoger a estudiantes como Ortega y Gasset o Severo Ochoa, celebridades que alcanzaron su máximo esplendor en sus respectivos campos.
Sala Unicaja de Conciertos María Cristina
En la calle Marqués de Valdecañas, en el mismo edificio que hoy nos obligan a llamar Sala Unicaja de Conciertos María Cristina, estuvo la sede del Liceo Científico, Literario y Artístico.
Fundado en 1856 en este lugar se celebraban todo tipo de actividades: bailes, conferencias, conciertos, exposiciones… y fue aquí, precisamente, donde Picasso contempló las obras de Muñoz Degrain, Moreno Carbonero, Denis Belgrano y tanto otros.
De hecho, uno de estos artistas, Martínez de Vega, lo bautizó en este inmueble como pintor en 1897, con motivo del premio que obtuvo en la Exposición General.
Plaza de toros de la Malagueta
Si hacemos caso a las biografías del artista, Picasso comenzó a pintar desde muy pequeño y, con tan sólo ocho años, tras una corrida de toros y bajo los consejos de su padre, pintó su primer cuadro al óleo: El pequeño picador. Para que luego hablen de influir y condicionar a los hijos...
No es de extrañar, por tanto, que, la tauromaquia siempre estuviera presente en su obra, siendo la plaza de toros de la Malagueta un lugar prefijado a fuego en su mente y en sus recuerdos.
El mar, la bahía, el puerto...
La influencia del Mediterráneo en cualquiera que haya nacido en Málaga es innegable. Y el paisaje marino se presta a las mil maravillas a ser pintado: es un horizonte muy agradecido. Es por ello por lo que, siendo un niño, Picasso pintó Vista del puerto de Málaga. El genio no podía negar la fuerte atracción que el agua salada provoca en el alma de los hombres.
Jardines de Picasso
A nadie se le escapa que la breve infancia de Picasso en la ciudad le ha servido a la misma para componer alrededor de su figura un lucrativo foco de atracción turístico y cultural con cosas como, por ejemplo, esta ruta picassiana que nos hemos sacado de la manga. Es por ello por lo que lo mínimo que Málaga puede hacer por el artista es dedicarle plazas, calles y monumentos a tutiplén.
En este sentido, uno de los puntos más destacados de la capital de la Costa del Sol que lleva su nombre son los Jardines de Picasso. Localizados en un lugar no demasiado estupendo, la verdad, donde antaño se erigía la fábrica textil de La Aurora, suponen sin embargo más de 16.000 metros cuadros de vegetación donde poder pasear plácidamente entre el tráfico.
Museo Picasso de Málaga
Por último, claro, el Museo Picasso de Málaga. ¿Cómo nos íbamos a dejar el MPM? ¿Acaso estamos locos?
Ubicado en el Palacio de Bellavista este espacio responde al deseo del propio Pablo Picasso de que su obra estuviera presente en la ciudad que lo vio nacer, de modo que las 285 obras que reúne la Colección MPM son fruto de la cesión de los herederos del artista.
El MPM ha traído no pocas alegrías a la ciudad, más bien al contrario. Con el devenir de los años se ha convertido en un lugar de encuentro en el que el arte se ha hecho fuerte, abarcando las innovaciones revolucionarias de Picasso, así como la amplia variedad de estilos, materiales y técnicas que empleó en su arte.
Y ya. Pero antes de dar por cerrada esta ruta picassiana por la Málaga del genio, unas palabras de nuestro alegre artista:
Cuando yo era niño, mi madre me decía: "Si llegas a ser soldado, serás general. Si cuando seas mayor eres monje, llegarás a ser Papa". Pero en lugar de todo eso fui pintor y terminé siendo Picasso.
¡Qué arte, monstruo!
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