El término mariana alude a la Virgen María o a su culto. La RAE también contempla otro significado: palo flamenco perteneciente al grupo del tango. "En un principio era una cabra que formaba parte de un grupo de gitanos húngaros y que acabó dando su nombre al estilo de las marianas, palo divulgado por Joaquín José Vargas Soto, alias El Cojo de Málaga", explica la investigadora Sophie Fernández.
Esta última figura ha inspirado a Luz Arcas (Málaga, 1983) un nuevo espectáculo, cuyo estreno absoluto tendrá lugar en el templo flamenco de la Bienal de Sevilla. La coreógrafa debutará en el festival con una propuesta contemporánea y acompañada de músicos flamencos. La obra hundirá sus raíces en el folclore, como ya ocurrió en Toná, y hablará sobre el cuerpo animal y el humano como herramienta de trabajo.
"La mariana es la cabra que hace su número y acompaña al gitano errante. También es el nombre del palo flamenco. Sentí que era mi tema. Se trataba de una corporalidad en la que yo llevaba muchos años trabajando sin saberlo. Este es mi mundo. Hay algo de mí ahí, en esa figura", reconoce la artista al otro lado del teléfono durante una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga.
Será su primera vez en la Bienal de Sevilla donde la han presentado (a ella y su compañía La Phármaco) como uno de los principales reclamos de la cita. "Mi lenguaje es la danza contemporánea. Me interesa muchísimo el folclore. Después de Tona fui un poco más lejos en esta investigación del folclore, sobre todo malagueño y andaluz. Con esta propuesta sigo en esa línea y me dejo atravesar por todo lo que ese lenguaje me da", reconoce.
El montaje girará en torno a "la figura del animal hembra, la fuerza de trabajo, la mula en la trilla y la cabra en el show". El cante, a cargo del malagueño Francisco Javier Sánchez Bandera Bonela Hijo, alentará y animará a la fuerza productiva y el cuerpo de la artista recreará de forma libre la potencia del animal que se deja arrastrar por el compás de los órganos, como en los cantes a palo seco.
Arcas está trabajando "mucho" en esa corporalidad animal. "Está muy inspirada por un tipo de folclore, de recreación del folclore, desde una mirada contemporánea. Me dejo llevar mucho por lo que me ofrecen los palos flamencos. Es un trabajo muy percutivo, muy rítmico", precisa.
Antes de presentar Mariana, Arcas llevará su espectáculo Toná al Festival dei Due Mondi, organizado en la ciudad italiana de Spoleto, y su montaje Somos la guerra a Madrid (dentro del proyecto 21distritos). También trabaja con actrices salvadoreñas de la Cachada Teatro y Teatro del Azoro, cuyas madres fueron guerrilleras, en una obra inspirada en ellas. El Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz acogerá su estreno.
El trabajo como elemento alienador
En Mariana, Arcas también reflexionará sobre el trabajo como elemento alienador. "Hablo del sometimiento y la alineación. Incluso de un tipo de esclavitud o de dominación", señala la artista, quien opina que "el arte debe abordar todos los temas con sus contradicciones y sus problemáticas" aunque ella "nunca" aspira a que su obra tenga "un mensaje claro".
La pieza también hablará de "una fe en el cuerpo como potencia física y como herramienta que está en vías de extinción". "Dentro de mucho tiempo se mirará con asombro que se confiara en la fuerza animal o en la humana como fuerza productiva, como herramienta de trabajo. Cuando estemos totalmente superados por las máquinas u otros espacios virtuales eso se verá como algo súper prehistórico", reflexiona.
Arcas siempre ha tenido "una mirada antropológica del movimiento y de la escena", que hunde sus raíces en la historia y las tradiciones. "No tengo una mirada nostálgica hacia el pasado. Todo está en constante movimiento y manchado de destrucción y de belleza en todas las épocas. Me parece importante tener una visión amplia del tiempo, es decir, no dejar que el presente absoluto en el que vivimos nos arrastre. En mi búsqueda contemplo mirar hacia atrás y hacia delante", afirma.
Al preguntar por el metaverso, Arcas lanza una reflexión interesante: "Es parte de la evolución y de la vida. A ver lo que deviene. Todo estará lleno de destrucción y de belleza como en otro tiempo. Tampoco voy a mirar el pasado con nostalgia porque no hubo un pasado mejor".
El vestuario
La coreógrafa estará muy condicionada por el vestuario, diseñado por el artista malagueño Ernesto Artillo, en Mariana. "Estamos investigando los trajes reales de las mulas y de los burros. Llevo un traje de burro taxi súper bonito. Todo este tipo de elementos de los animales parecen folclóricos y remiten a muchos sitios. Una forja con un tipo de tejido puede parecer de Perú o también eslavo", cuenta.
A la bailarina le interesa pensar que "todas estas expresiones aparentemente locales están hermanadas y conectadas porque tienen eso de aprovechar lo que está cerca, de que sea sencillo y a la vez muy delicado". Así, Arcas reivindica "un concepto de vestuario elaborado frente al mundo de desecho en el que vivimos, donde todo es de usar y tirar". Habla de un vestuario no hecho con elementos caros, pero cuyo trabajo y delicadeza a la hora de crearlo lo hace "irremplazable".
La multipremiada coreógrafa lleva desde diciembre preparando el espectáculo, pero siente que emprendió este camino desde el inicio de su carrera. "Aquí hay mucho de todo lo que llevo investigando desde hace mucho tiempo", hace hincapié. Charo Martín, investigadora y cantaora con la que trabaja ahora, le dice que "las trillas también son tonás, esos cantes a palo seco que a priori no tienen estructuras rítmicas, que están muy ligadas al impulso y a la intuición".
Arcas presentará el espectáculo contemporáneo en uno de los templos del flamenco, la Bienal de Sevilla. Ella no concibe su arte como una "mezcla"."Mi lenguaje se ha ido nutriendo de un tipo de influencia. Se ha construido alimentándose de una referencia, de unas intuiciones, de unas energías, de una visión del mundo que de alguna manera siempre me ha acercado a algunas características que dialogan con el folclore. No me interesa nada el concepto de fusión", deja claro.
Ella concibe su trabajo como algo "muy puro, mestizo y personal". "No pretendo pertenecer a ningún lenguaje. Mi danza va a dialogar con el flamenco. Tendremos en escena a artistas malagueños como Bonela hijo en el cante y Abraham Romero con la corneta. Yo me pregunto siempre: "¿Qué le hará el flamenco a mi cuerpo y que le hará mi cuerpo al flamenco?". Me imagino a dos animales que se lanzan al ruedo y conviven", describe.
Hace poco, su padre recuperó unos textos de su abuelo nacido en Jaén. "De niño le encantaba ir a las trillas. Escribía que el cante andaluz se llamaba jondo porque nacía del alma. Para mí lo jondo viene del alma, no tiene que ver con un estilo. Por eso hablo de cuerpo jondo", explica mientras reconoce que su máxima aspiración en el baile es "responder a los movimientos del alma y bailar desde lo más profundo". Eso mismo hará la fiera jonda de Luz Arcas el uno de octubre en la Bienal de Sevilla.