Málaga

Uno de los momentazos de la televisión española tiene como protagonistas a Lola Flores y Francisco Umbral. La Faraona entrevistó al escritor en su mítico programa Sabor a Lolas. El periodista la llamó "duquesa andaluza" mientras le echaba un piropo tras otro: "A España la veo más parecida a ti: más guapa, más barroca, más artista y más gitana. Eres el símbolo de España". Aquel encuentro acabó con los dos tonteando mientras ella le preguntaba por su noche de pasión ideal. 

El autor vallisoletano publicaba dos décadas antes un perfil de la artista gaditana, titulado Lola Flores. Sociología de la petenera, donde su pluma afilada "consigue una síntesis admirable y polémica de la vida de una artista que encarnó a la España de la pandereta y el lerelere", explicó la editorial Dopesa en la descripción de la atípica y curiosa biografía escrita con mucha gracia y algo de mala leche.

La editorial malagueña Zut Ediciones, especializada en biografías cortas, ha rescatado del olvido el volumen descatalogado y publicará una reedición este mes. En los años 70, el joven escritor decía sí a todo lo que le encargaban y aceptó hacer un libro sobre Lola Flores. "Estaba entre el poema y la biografía, un ensayo de corte intelectual que aspiraba a hacer sociología del fenómeno Lola Flores, a quien veía como arquetipo de la Petenera", explican desde la editorial. 

Francisco Umbral indagó en la figura de la artista, en su conversión en mito nacional, en este libro que reedita Zut Ediciones con prólogo de Juan Bonilla ahora completándolo con otros textos posteriores en los que el gran escritor, para enfado de la gran Lola, reconocía a esta como la "encarnación de la España de la pandereta". "No es una biografía, no es un poema, no se lo pierdan", aseguran.

Bonilla cuenta en el prólogo que la colección de Dopesa estaba llena de fotografías. En el caso del libro dedicado a Lola Flores aparecía además del texto de Umbral, "una larga entrevista de Ángel Casas que con el título de Lola Sola, y se agregaba una curiosa polémica protagonizada por la artista a raíz de un partido de fútbol benéfico en el que ella lideraba al equipo de Las Folklóricas que se enfrentó a un equipo de Finolis en Palma de Mallorca", precisa el escritor.

"La cantante Luciana Wolf -continúa el autor de Totalidad sexual del cosmosacusó a Lola de haber cobrado 70.000 pesetas para simular un acto benéfico, ella le contestó diciéndole que no habían sido 70.000 sino 100.000 pesetas, y que a las otras artistas sólo se les ofreció 10.000 pesetas porque las otras, sencillamente, no eran Lola Flores; el diario deportivo Dicen la culpó de que el fútbol femenino despegara y tuviese la insolencia de ganar dinero con actos supuestamente benéficos". 

Portada de la reedición de Zut.

Bonilla reconoce que "a Umbral le fascinó el personaje siempre". "Naturalmente, al aceptar el encargo de Dopesa, no pretendía escribir una biografía de Lola Flores, sino ponerla ante la lente de su microscopio para, a través de ella, estudiar el personaje y utilizarlo de trampolín para hacer un estudio sociológico que apenas se detiene en las míticas destrezas y la indiscutible fotogenia de la folclórica", destaca.

Un torbellino de colores

Umbral arranca su disección del fenómeno Lola Flores, emblema indiscutible de la España cañí, citando a José María Pemán. Para el vallisoletano no había mejor definición de la Faraona que la que hizo el gaditano en cuatro versos: "Torbellino de colores: / no hay en el mundo una flor / que el viento mueva mejor / que se mueve Lola Flores"

"En América han llegado a pagarle mil dólares por diez minutos de actuación ante las cámaras de televisión. Es la estrella española que más ha cobrado en el mundo. La cita en verso de Pemán, que abre estas páginas, parece ser, por ahora, la mejor definición de Lola", asegura mientras destaca su personalidad por encima del cante o el baile porque "lo suyo es justamente eso: moverse"

Umbral recuerda a la Lola Flores adolescente soñando con ser artista. "A los 14 años enviaba a productoras madrileñas una foto con la boca muy pintada, collar de doble vuelta, uñas rojas, falda que hoy diríamos midi y zapatos blancos de puntera oscura. Poco tiempo después la descubriría el Tebib Arrumi. Era la primera vez que actuaba para un público de etiqueta. Le hicieron repetir tres veces El lerele", cuenta.

Una mujer donjuán 

Según el columnista, "Lola Flores, artista, ha encarnado literariamente, sociológicamente, estéticamente, el mito de Petenera, la imposible mujer don Juan que el español espera por los siglos de los siglos". El autor se deshace en elogios ante la cantante. La llama "la mujer fuerte en un país de hombres fuertes"; o "la hembra fuerte, la que reúne en sí poderosas debilidades de Sansón y debilísimas fortalezas de Dalila" en las primeras páginas del libro.

La artista también encarna la figura de Bernarda Alba y la de la mujer dócil. "Más bien ha sabido mantener su independencia personal, su lerele vital, en el arte, en la sociedad, en la vida, en el amor. Sin embargo, predica docilidad. Lola es el cruce afortunado de dos grandes mitos de nuestro pueblo: el de la mujer agresora y el de la mujer de su casa", sentencia.

También dedica algunas páginas a criticarla: "Un día les dice a los exiliados que por qué no vuelven, que en España se vive muy bien. Lola se dedica a españolear, que es un deporte nacional y nacionalista que puso de moda don Federico García Sanchís, cantor en prosa de Lola Flores, como ya hemos anotado".

El bar de Lola Flores y su olla gitana

Tampoco olvida mencionar sus pinitos en el mundo de la hostelería cuando abrió junto a su marido, Antonio González, un restaurante en Madrid. "Es típico y tópico de las figuras populares abrir uno cuando su nombre se va secularizando, si no apagando. [...] La olla gitana que se ofrece en casa de Lola es como el cocido o la sopa de ajo que se ofrecen en otros sitios, con igual voluntad de exotismo. Una burla suntuosa de la verdadera gastronomía del pueblo", reprocha.

Entre las anécdotas, el autor de Mortal y rosa recoge varias, entre ellas la vivida en una fiesta benéfica organizada por la condesa de Quintanilla el 22 de junio de 1962. "Lola decidió subastar sus propios zapatos. Era un par de color blanco y en la plantilla estampó su firma. Los zapatos fueron adquiridos en 3.000 pesetas", rememora mientras deja claro que "cuando la fama, el dinero, el triunfo, el envanecimiento le convierten a uno en fetiche para sí mismo, está perdido". 

Al final del libro, el periodista se pregunta si La Faraona ha sido un mito instrumentalizado. "El mito es, por esencia, la instrumentalización de algo. Pero Lola Nacional sigue siendo, con todo, uno de los pocos y más locuaces escotillones que tiene nuestro pueblo para decir, de tarde en tarde, su palabra", se despide. Palabra de Umbral.

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