Málaga quiere reconocer con honores la carrera de la poetisa María Victoria Atencia García con la Medalla de la Ciudad y el Título de Hija Predilecta. Así lo dice la moción presentada por los concejales de los grupos políticos municipales PP, PSOE, Vox y Con Málaga: Elisa Pérez de Siles, Daniel Pérez, Antonio Alcalá y Toni Morillas respectivamente.
María Victoria Atencia nació en Málaga el 28 de noviembre de 1931, en el nº 1 de la Calle Ángel, en las entrañas del Centro de Málaga. La poetisa siempre ha vivido en el corazón de su ciudad o en sus más próximas afueras. Desde su casa de los Montes bajaba diariamente –años de la guerra y de la inmediata posguerra- al Colegio de la Asunción ("Santa Clara") para comenzar unos estudios que luego prosiguió en el Colegio de la Sagrada Familia ("El Monte").
En los años de posguerra, en una Málaga aún sin universidad, no era frecuente que las mujeres tuvieran titulación académica superior. Cuando dejó su colegio, cursó cuatro cursos de piano y armonía en el Conservatorio Superior de Música y en el Colegio del Monte, también pintura.
A los 19 años conoció a Rafael León, su marido, y por sugerencia del mismo se entregó de lleno a la poesía. María Victoria se casó cinco años después y de este matrimonio nacieron cuatro hijos.
Por entonces, comenzó a publicarse en Málaga la revista de poesía Caracola y María Victoria conoció a Alfonso Canales, quien durante años orientó sus lecturas y leyó sus borradores; y a Bernabé Fernández-Canivell, que le abrió su biblioteca. Desde muy joven estuvo ligada a los poetas integrantes del grupo Caracola y es una de las exponentes femeninas de la generación de los años 50.
Su trayectoria poética está determinada por tres etapas características: la primera, hasta 1961, y representó su inmediatez emotiva y expresiva; la segunda, que inició en 1971 con la obra Marta y María, en la que su fuente de inspiración se encuentra en lo doméstico; y la tercera, que comienza con El coleccionista de 1979 y en ella el tema central se centra en el arte, la pintura y la música. En 1971 obtuvo el título de piloto de aviación.
Es autora de diversas obras de poemas, entre los que destacan: Tierra mojada, 1953; Cuatro sonetos, 1955; Cañada de los ingleses, 1961; Los sueños, 1976; El mundo de M.V., 1978; Compás binario, 1979; Adviento, 1983; Trances de Nuestra Señora, 1986; De la llama que arde, 1988; forma parte del grupo de poetas hispanos que acudieron al segundo Festival Internacional de Poesía, celebrado en París en 1988; después publica La pared contigua, en 1989.
En 1990 aparecen dos antologías: La Señal en la colección Ciudad del Paraíso del Ayuntamiento de Málaga y la Antología Poética de la editorial Castalia. La Intrusa y El Puente son de 1992; después llega El vuelo, publicado por Litoral en 1997 y de ese mismo año Las contemplaciones donde teje una mirada minuciosa, doméstica, atenta, detallada y limpia sobre el mundo. El hueco es de 2003 y De pérdidas y adioses, de 2005.
María Victoria Atencia complementó su dedicación a la literatura con su afición a las técnicas de ilustración y grabado. Es traductora de italiano, y algunas de sus obras se han traducido a diversos idiomas: francés, portugués, gallego, inglés, italiano, lituano, checo, búlgaro, rumano, polaco, sueco, árabe, hebreo, flamenco, latín y alguna lengua más.
Parte de su obra se encuentra en la Antología de la poesía española contemporánea: Voces de mujer, junto con otras trece poetas hispanas.
Entre los premios que obtiene se encuentren el Premio Nacional de la Crítica en 1997; el Luis de Góngora de las Letras Andaluzas en el año 2000; en 2005 recibió la medalla de oro de la Diputación y ese mismo año, por nombramiento de la Junta de Andalucía, el Título de Hija Predilecta de Andalucía. En 2012 recibió el Premio Real Academia Española de creación literaria por el libro El umbral y en 2014 fue galardonada con el XXIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, siendo la cuarta mujer en conseguirlo y la primera española.
Es miembro correspondiente de la Reales Academias de Antequera, Cádiz, Córdoba, San Fernando y Sevilla, y miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, de Málaga.
Forma parte del Centro Andaluz de las Letras de la Junta de Andalucía; del Centro Cultural Generación del 27 de Málaga; de la Fundación de la Generación del 27 de Madrid; y de la Fundación María Zambrano de Vélez-Málaga. Además, es Honorary Associate de la The Hispanic Society of America de Nueva York. Desde octubre de 2018, María Victoria Atencia es vocal del Patronato del Instituto Cervantes en representación de las letras y la cultura españolas.
En Málaga, llevan su nombre un instituto de enseñanza secundaria, un centro cultural de la Diputación y una avenida, además de una calle en Cártama.
Durante estos años se siguen publicando antologías suyas. En 2007, la Antología Poética (1961-205) por la Fundación Málaga y Ensayo general. Antología (1976-2010) con motivo de ganar el Premio Internacional Ciudad de Granada-Federico García Lorca en 2010. Sigue trabajando en su poesía y editando un libro en prosa como excepción, El oro de los tigres, en 2009.
En 2020 presentó en el Centre Pompidou de Málaga, su libro Semilla del Antiguo Testamento, con especial dedicatoria a las víctimas de la pandemia. Al año siguiente publicó Certeza de la luz en la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, Málaga, obra homenaje con motivo de su noventa cumpleaños en el que participaron otros autores mostrando su reconocimiento o afecto a la autora. Ese mismo año publicó Una luz imprevista: poesía completa, que recoge toda su producción poética desde 1961.
Su bibliografía es extensísima y entre ellas se encuentran, además de sus libros de poesía, artículos, ediciones a cargo de la autora, colaboraciones, obras seleccionadas por la autora, obras adaptadas y obras traducidas.
Por todo lo expuesto, desde el Ayuntamiento de Málaga se propone a la consideración del Excmo. Ayuntamiento Pleno, la concesión de la Medalla de la Ciudad y el Título de Hija Predilecta. Ya en noviembre de 2022 se le homenajeó en el número 1 de la calle Ángel, donde nació, con motivo de su 91 cumpleaños. Allí se le puso una placa en su honor que fue descubierta por la propia escritora.