El artista Javier de Juan ha sido el seleccionado en esta edición de MaF – Málaga de Festival 2024 para intervenir en el Centre Pompidou Málaga con la obra Hay un tiempo grande y hay un tiempo pequeño. La inauguración de esta intervención, planteada en dos instalaciones, ha tenido lugar este viernes con la presencia del artista, del director de la Agencia Pública para la gestión de la Casa Natal de Pablo Picasso y otros equipamientos museísticos y culturales, José María Luna; y del director del Festival de Málaga, Juan Antonio Vigar.
Javier de Juan, con formación de arquitecto, ha trabajado desde los años ochenta con una concepción del arte como elemento presente y transformador de la sociedad civil, buscando presencia y visibilidad a través de los soportes, las técnicas y los contenidos. Todo su trabajo parte del dibujo como cazador de ideas y como base de toda la creación artística. Estos conceptos le han llevado a trabajar con todos los lenguajes posibles. Desde el cómic a los grandes murales, entre otros en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, o en la isla de La Palma, en Canarias. De las colaboraciones en prensa y carteles, a las proyecciones en fachadas en los últimos años y las instalaciones.
En Hay un tiempo grande y hay un tiempo pequeño, se plantean dos instalaciones: la escalera de entrada se llena con El tiempo grande, un mar que baila eternamente consigo mismo, ajeno al ser humano. “Pero no dejamos de ser espectadores privilegiados de su movimiento y su existencia. Se mueve en tiempos geológicos, en eones cósmicos, en años luz… pero en nuestra pequeñez, forma parte de nuestro ahora, de nuestro aquí”, según argumenta el propio artista.
Al entrar en el espacio expositivo, el espectador se sumerge en el “tiempo grande” que lo acoge indiferente; en la sala de tránsito de la escalera pequeña, nivel -1, se muestra El tiempo pequeño, una instalación mixta de piezas tecnológicas, audiovisuales, pinturas relacionadas e intervención en la pared. “Es la percepción de que vivimos en un tiempo cada vez más comprimido, corto, más apremiante, con la información, el conocimiento y la vida pasando a gran velocidad, afectando al ser humano, a nuestra alma, con una impronta nueva inmaterial, de efectos aún desconocidos”, explica de Juan.
La intervención digital se complementa con los óleos sobre papel, fijando en el tiempo analógico los fotogramas del audiovisual. Subiendo por la escalera pequeña, en la pequeña sala del pasillo del nivel 0, se plantea una proyección en bucle de un mar digital, que vuelve a llevar al público a experimentar sensaciones “de proporciones cósmicas, extrahumanas”, concluye.