Que las decisiones creativas del gigante Disney en los últimos años han sido poco inspiradas es un secreto a voces, con un Pixar que no acaba de empatizar de nuevo con sus millones de seguidores y con unos últimos estrenos de Marvel bastante poco inspirados, por usar un eufemismo.
Para rematar la actualidad, los titulares sobre la casa del ratón Mickey, las pugnas por quién dirige la empresa mejoran y superan a cualquier telenovela. Nelson Petz intenta ponerse al mando por encima de Bob Iger, mientras George Lucas, que posee una gran cantidad de acciones de la compañía y cuya opinión es escuchada con atención, está a favor del segundo. Además, ya nadie parece acordarse de Bob Chapek, que fue destituido no hace mucho y que intentó poner orden -y generar interés- de nuevo en los contenidos de la legendaria empresa.
Por suerte, alguien pensó que la mejor manera de ir hacia delante era mirar hacia atrás, rescatando y reactivando una de las series de animación más recordadas de las últimas décadas: la protagonizada por los X-Men del 92 al 94 y producida originalmente por Saban Entertainment.
De ese modo, X-Men 97, recién estrenada por Disney +, se convertía en uno de los eventos más esperados por los fans de Marvel en todo el mundo, y es que algunas veces hay que volver a las raíces para reconducir y reanimar el interés de los seguidores. La nostalgia es un recurso fácil, pero desde Disney / Marvel han sabido afrontar y desarrollar esta idea desde la valentía y la subversión.
Con la icónica melodía de la serie original, la animación de X-MEN 97, trazo grueso incluido, logra trasladarnos a la época del VHS en un DeLorean logrado y efectivo en el que la sencillez, que no simpleza, de los argumentos y los diálogos de la narrativa (y el eterno trasfondo) de la Patrulla X parecen más necesarios que nunca, en un mundo actual que se cae a pedazos. El mayor acierto de la serie es que no pretende ser un remake, un reboot o una actualización, sino continuar como si aún estuviéramos en modo y forma en los años noventa de una manera fluida, orgánica y llamativamente natural.
Disney, y Marvel por extensión, han acertado de pleno haciéndonos volver a nuestro lugar seguro, ese entre desayunos con cereales azucarados y series de animación realizadas con oficio y apasionamiento. Quizás este es el camino que necesitaban y necesitábamos: volver a la diversión, a los lugares seguros y a lo que echábamos de menos. Menos era más.