Había pasado casi una década desde la última vez que Pablo López se subió a un escenario en Málaga capital. El fuengiroleño estaba nervioso, o como se suele decir en tierras costasoleñas, "cagado", por cantar en la plaza de Toros de La Malagueta. Los nervios le invadían por tener que volver a tocarle el piano a su casa, a su gente, a sus paisanos. Y no en cualquier momento, justo cuando cumple diez años de carrera.

"Novea, abe", dijo timidamente a unos centímetros del micrófono sobre las 22.15 horas de este viernes, justo después de ssentarse en el taburete de su gran amigo, de su gran hermano: el piano. Este le acompañó prácticamente en la totalidad del concierto, igual que lo ha hecho durante toda su vida profesional. Comenzó con No me arrepiento, un tema de su álbum Once historias y un piano, que le lanzó al estrellato.

El de Fuengirola se embriagó de melancolía durante toda la velada. Recordó cómo hace unos años, cuando no era más que un chaval, se recorría Málaga de punta a punta en el Cercanías --mencionó religiosamente cada parada, pasando por Los Álamos o Torremuelle--. También mencionó uno de sus conciertos en una sala malagueña. "Yo canté un día en La Cochera Cabaret y yo salí de allí ni como Taylor Swift, te digo, yo me sentí como Mick Jagger", explicó con guasa.

López interpretó alguno de esos temas clásicos como Vi Lluvia en el cristal para demostrar que no reniega de sus orígenes. En el primero relata como vio morir su sueño en la música momentáneamente y cómo acabó resucitando, tanto, que anoche pudo oír cómo las miles de personas que abarrotaron La Malagueta corearon de principio a fin temas como El Patio, su canción más icónica, donde él fue el corista de sus seguidores.

"Qué afinado, de verdad lo digo", bromeó. Y es que la noche, en la que apareció hasta la lluvia levemente, logró conseguir una armonía mágica entre el cantante y su gente. Ambos se tenían muchas ganas, como dos tortolitos en su primera cita. Aquello fue una simbiosis pura y dura.

Se notó que López conectó con ellos, lo que permitió hacer algunos cambios en el setlist. El más importante llegó en la mitad del concierto. Desde el inicio, algunos espontáneos le pidieron Tu bandera, el himno que escribió para el Unicaja de Málaga y que se ha convertido en uno de los más conocidos en la ACB. El pequeño Mike, de solo 6 años, y su hermano Toño, de 9, fueron los primeros en solicitar que lo cantara para animar al equipo en la remontada, con su propia pancarta hecha a mano, pero no había forma de que el artista la viera desde el escenario.

Mike, uniformado con la elástica del Unicaja, y su hermano Toño. Alba Rosado

Pero un sector de la grada comenzó a corear el nombre de Unicaja, un cántico que siguió el resto del público, y el cantante no pudo rechistar ante semejante petición popular. "Bueno, ¿qué pensáis? ¿Remontamos o no?", preguntó, justo antes de trasladar el Martín Carpena a los pies de Gibralfaro por unos minutos y agradecerle a su familia que les presentaran a las pruebas del Caja de Ronda, aunque lo suyo finalmente fuera la música.

"Yo en la calle Sevilla de Fuengirola he sido millonario", dijo, en una nueva dedicatoria a su madre, que siempre le apoyó desde el principio. Así llegaron verdaderos hits como Tu enemigoEl mundo o El abrazo más grande de todos los tiempos. También se animó a soltar un rato el instrumento de las 52 blancas y las 36 negras para coger la guitarra, en una versión más acústica, e interpretar temas como Te espero aquí o Mama no.

Y tras un pequeño cambio de outfit, dejó su chaqueta vaquera de color oscuro para vestir una sobrecamisa blanca abierta, llegaron los bises. El malagueño se atrevió a retirarse el micrófono y cantarle Lo saben mis zapatos a Málaga "por derecho", a viva voz y con el corazón. "Yo te quiero matar, y no lo sabe nadie, nadie, nadie, te quiero matar de amor", entonó.

La primera parada del verano del 101 Music Festival Costa del Sol fue todo un éxito, una gran fiesta de la música. Es por ello por lo que López no dudó en cantar durante los últimos minutos I wanna dance with somebodyde Whitney Houston, al igual que algo antes cantó Diamonds de Rihanna. "Porque todo el mundo sabe que Rihanna era de Carranque, sabes... Los vecinos de ahí enfrente deben pensar 'Madre mía, como se las gasta el Pablo López, con colaboración con la Rihanna y todo'", apostilló partido de risa, haciendo gala de su sentido del humor.

En el arranque, el fuengiroleño pidió al público que viviera la vida con ganas, incluso el simple hecho de ir a la frutería a comprar "un kilo de albaricoques". "Si vas con ganas, te saben hasta mejor". Pues lo mismo ocurrió en el concierto. El público fue con ganas y junto al malagueño saborearon, como dice uno de sus temas, una de las mejores noches de su vida.

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