'De naturaleza violenta': ritmo aplomado y (mucha) sangre
'Terrier', 'X', 'Wake Up', 'Sick' o 'Wolf Creek' han demostrado que el género slasher no solo nunca murió, sino que sigue tan vivo, buscado y referenciado como siempre. Sin embargo, nos engañaríamos sino reconociéramos que su fórmula adrenalínica bebe una y otra vez de los clásicos de los setenta y los ochenta que todos conocemos (y hemos disfrutado hasta la saciedad).
Es por ello que la recién estrenada 'De naturaleza violenta' significa una especie de soplo de aire fresco en el género, donde están todas las cosas que buscamos y que, además, posee la valentía de ir más allá en una especie de sencilla pero efectiva reinvención.
Dirigida por Chris Nash (uno de los directores de 'The ABC's of Death 2'), la película cuenta como unos estudiantes roban un medallón de una torre de bomberos destruída en medio de un bosque. Lo que no esperan es que la pieza sea capaz de despertar a un ser que no parará hasta acabar con todos ellos. Y recuperar el medallón, por supuesto.
Aunque la cinta ha sido recibida con críticas desiguales, lo cierto es que tiene muchos más aciertos que errores y muchas valentías que miedos o inseguridades. Con un ritmo ciertamente aplomado y un llamativo uso de la cámara en tercera persona, 'De naturaleza violenta' logra recuperar el horror natural de las primeras películas de George A. Romero, donde la amenaza es pausada y quizás torpe, pero siempre acecha como una terrorífica sombra que nunca se rinde.
Por supuesto, más allá del llamativo ritmo de algunos momentos, las muertes de la película de Nash son tan brutalmente originales como desagradables, el must que convencerá a los fans, compensando así una historia tan rústica y genérica (aunque funcional) como es habitual en el género.
Shudder trae de nuevo un acierto en ese compendio entre historias subversivas, verdadero apasionamiento por el terror, vueltas de tuerca a los tópicos y un maravilloso sabor a serie B y a VHS que tanto echábamos de menos.
Sí, 'De naturaleza violenta' son noventa minutos de puro placer, de olvidarse del móvil y de subrayar de nuevo que el mejor terror sigue muy en forma.