En 2006, la localidad malagueña de Fuente de Piedra se adentró en su pasado con el descubrimiento de los restos arqueológicos de La Noria, una necrópolis protohistórica que posteriormente fue catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC). Ahora, el Ayuntamiento ha dado un paso más para convertir este patrimonio en uno de los atractivos de la localidad.
El Consistorio ha adquirido los terrenos en los que se ubica este enclave arqueológico, uno de los más grandes de Andalucía, con 15.000 metros cuadrados. El objetivo es potenciar este recurso y llevar a cabo un proyecto que permita desarrollarlo turísticamente, según indica a EL ESPAÑOL de Málaga el alcalde, Siro Pachón.
Este es el primer paso para crear un nuevo centro de interpretación en la zona, tal y como detalla el regidor: se trata de un punto clave del desarrollo de la necrópolis como espacio visitable.
Este enclave arqueológico podría ser "un punto de inflexión" en la historia del municipio, por las características de las construcciones funerarias y por su antigüedad, basadas en "pruebas contundentes".
El yacimiento de La Noria se convierte así en una "pieza clave" en el mundo de la muerte en el límite de la Alta y Baja Andalucía durante la etapa orientalizante.
Según detallan los investigadores, se trata de la necrópolis de un importante poblado, aún no excavado, descubierto en sus inmediaciones y en el que la presencia de algunos elementos en sus límites apunta a un recinto fortificado.
Los restos arqueológicos de la necrópolis de La Noria salieron a la luz durante el proceso de urbanización de la zona. La intervención arqueológica de urgencia puso de manifiesto sus características singulares, "poco frecuentes en Andalucía", y que permitiría estudiar los ritos funerarios en los siglos VI-V a. C; tránsito de la cultura tartésica a la ibérica.
El uso funerario de la zona comprende una amplia banda cronológica que abarca dos períodos: Edad del Hierro y Alto Imperio Romano.
Esta necrópolis está compuesta por una decena de túmulos levantados con arcilla blanca, los cuales fueron eliminados durante el proceso de urbanización. Estos ttúmulos tienen unos 12 metros de diámetro, aunque el mayor alcanza los 22 metros, según los investigadores.
Esto sepulcros tienen una tumba en el centro, a 1,5 metros de profundidad (orientada siempre Este-Oeste), en la cual se practica la incineración (in bustum). Tras la cremación se coloca el ajuar sobre los carbones y restos óseos, "siendo este ritual más tartesio que íbero; por lo que cabe destacar que la necrópolis orientalizante estaría en el límite del espacio de ambos", aseguran los estudios.
Seis tipos de enterramientos
El análisis de las diferentes estructuras ha permitido a los investigadores diferenciar hasta seis tipos de fosas en función del tamaño, morfología y contenido. Asimismo, en la zona de época romana han sido documentados dos tipos de enterramientos.
Los investigadores también han descubierto un espacio productivo agrícola sobre la necrópolis protohistórica, perteneciente a época romana.
Se compone de alineaciones de fosas (en total 106), para el cultivo de la vid. Estas estructuras, rectangulares, han sido excavadas en la roca, tienen dimensiones similares y forman alineaciones paralelas en sentido noroeste-sureste.