El actor Cristopher Reeve como Superman y tras su accidente.

El actor Cristopher Reeve como Superman y tras su accidente.

Cultura CRÍTICA DE CINE

'Super/Man: La historia de Christopher Reeve': La transformación del icono en carne y sangre

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Dirigido por Ian Bonhôte y Peter Ettedgui,  Super/Man: La historia de Christopher Reeve es un documental estructuralmente impecable que arroja luz sobre la vida de la icónica e histórica del cine.

Gracias una narrativa minuciosamente articulada, la esperada pieza (al menos para los que nos criamos con las viñetas y películas del hijo más popular de Krypton) traza la trayectoria artística de Christopher Reeve y dibuja un retrato íntimo de su resiliencia tras el trágico accidente ecuestre que lo dejó tetrapléjico en 1995.

Bonhôte y Ettedgui logran capturar la esencia de Reeve como actor y como ser humano en su lucha titánica por redefinir el concepto de heroísmo, trascendiendo el mito del superhombre que él mismo encarnó en la pantalla.

Desde una perspectiva formal, el documental es subrayable por la cuidadosa yuxtaposición de imágenes de archivo con entrevistas que trazan un arco emocional objetivamente fascinante y claramente emocional.

Los directores demuestran una sensibilidad visual que evita caer en la trampa o el recurso fácil y manido, enfocándose en un retrato introspectivo de Reeve, tanto en su apogeo como estrella de Hollywood, como en los años posteriores a su accidente.

Una estructura narrativa que permite una dialéctica constante entre la figura pública y la persona privada, una dicotomía que Bonhôte y Ettedgui manejan con destreza y naturalidad en lo visual.

El uso de imágenes de archivo es uno de los recursos más subrayables del documental. Las secuencias de Reeve interpretando a Superman se fusionan con momentos íntimos grabados tras su accidente, creando un contraste visual y emocional equilibrado.

A medida que se despliega el metraje, se pone de manifiesto la transformación de Reeve, tanto física como psicológicamente, de una estrella cinematográfica que parecía invulnerable, a un activista luchando por la investigación de la médula espinal y el avance científico en el tratamiento de las lesiones neurológicas. El enfoque dialéctico es uno de los grandes aciertos del documental, al subrayar cómo la figura mítica del superhéroe en la ficción es opacada por la lucha real y tangible de un hombre ante la adversidad extrema que lo humaniza.

Los testimonios de figuras clave en la vida de Reeve, como Jane Seymour, Dana Reeve, Whoopi Goldberg y grabaciones inéditas de Robin Williams enriquecen y también dinamizan con creces la narrativa. Lejos de los lugares comunes, las voces cercanas proporcionan una perspectiva humana que profundiza en la complejidad emocional de Reeve.

La amistad a prueba de bombas entre Reeve y Williams, tratada con una sensibilidad envidiable, ilustra cómo, en medio de las circunstancias más desoladoras, el humor y la conexión emocional entre los seres queridos se convierten en salvavidas fundamentales. La relación entre los dos iconos caídos es tratada con una sutileza que no busca explotar la tragedia ni manipular nuestras emociones, sino más bien resaltar la humanidad compartida entre ambos, algo que se agradece durante el visionado.

Las icónicas melodías que John Williams compuso para Superman: The Movie suenan a lo largo del documental, como un homenaje a la interpretación de Reeve y como un símbolo de su legado. El famoso tema principal de Superman, que originalmente servía para engrandecer al héroe invencible de Krypton, en este nuevo contexto se convierte en una elegía melancólica que acompaña la lucha de Reeve por la dignidad y la autodeterminación.

La partitura, en manos de Bonhôte y Ettedgui, adquiere una carga simbólica añadida: la música deja de ser la banda sonora de un mito ficticio para volverse el acompañamiento de una batalla real lejos del foco y la viñeta.

La edición, sin ser intrusiva, permite que el flujo de imágenes de archivo, entrevistas y material contemporáneo construyan una narrativa cohesionada y orgánica (entre saltos temporales que no complican la fábula) que evita caer en redundancias. A través de transiciones y un montaje que juega con el contraste entre los distintos momentos de la vida de Reeve, el documental ofrece una experiencia visual sentimental inmersiva, que no sensiblera ni manipuladora.

Super/Man: La historia de Christopher Reeve evita la hagiografía y ofrece, en su lugar, una mirada equilibrada y honesta sobre un hombre cuya vida estuvo marcada por triunfos y tragedias, ambas cuestiones al extremo. Bonhôte y Ettedgui no temen explorar las vulnerabilidades de Reeve, sus momentos de duda, miedo y frustración, lo que la distancia de las narrativas simplistas de heroísmo inquebrantable. Un enfoque claro y definido que permite que el espectador conecte con Reeve como un ícono cultural y como un ser humano que luchó contra lo insuperable con una dignidad admirable.

La película se caracteriza por un enfoque sobrio y directo que permite que las imágenes hablen por sí solas. Evitando excesos estilísticos, los directores adoptan un enfoque relativamente minimalista que deja que el poder de la historia de Reeve y las imágenes de archivo brillen con toda su fuerza, a excepción de una estatua de Reeve realizada con CGI. La ausencia de artificios visuales refuerza el enfoque honesto y respetuoso del documental, permitiendo que la figura de Reeve sea el centro absoluto y principal de la narrativa.

Estamos pues ante una reflexión profunda sobre la condición humana, sobre la capacidad de resistencia ante la adversidad y sobre el legado que dejamos detrás. Ian Bonhôte y Peter Ettedgui han logrado capturar la esencia de Reeve como el hombre que dio vida a Superman y como un ser humano cuyo espíritu indomable continúa siendo inspirador entre eslóganes motivacionales vacíos en las redes sociales y emprendedores con apellido ilustre. Un testimonio ejemplificante y real de la lucha por la vida y la dignidad y un tributo cinematográfico notable. Corran al cine.