Hay noches y noches. Si hace un par de días denunciábamos el aspecto del Cervantes, casi vacío, en la noche de este miércoles vivíamos algo apoteósico de la mano de las familias grandes de nuestro carnaval. Eso que los expertos de carnaval me cuentan en conversaciones carnavalescas y que veo en vídeos de los noventa. Un Cervantes que rugía como si fuera una gran final desde el gallinero a la primera butaca. Cómo emociona el carnaval cuando nos da tanto y qué final nos espera el viernes. Si quieres saber quiénes son finalistas puedes consultarlo aquí.
Actuó una familia que representa todo lo anteriormente mencionado. Los Leones mueven masas, y más con la vuelta de Pepe, que en algún momento de su actuación tuvo que respirar, tragar saliva y seguir hacia delante. Otro de los grandes momentos de la noche lo dieron los de Guti y Juanlu, que pusieron el patio de butacas patas arriba con unos ritmos que podrían recordarnos al carnaval latinoamericano.
Los niños de 'El País de Siempre Quizás', los 'Galleguitos', bordaron una actuación con dos pasodobles solventes. La potencia en voces y el soniquete añejo lo trajo 'El canal de los presos'. Divertidísimos estuvieron los de Rute, unos taiwaneses hartos de trabajar, que además de hacer reír calaron con un mensaje muy importante. Vamos a analizarlas una a una.
Churumbeles marcianos
La noche siempre comienza con la alegría de los niños. Empezaron la sesión unos marcianos cordobeses que ya enamoraron a la Esad con su ilusión. Cómo disfrutó en especial una de las más pequeñas del grupo, en primera fila, que irradiaba ilusión y alegría por estar pisando un teatro como el Cervantes. Gustó especialmente la cuarteta donde reconocen que el salmorejo se les ha repetido y el pasodoble donde dicen que creerán en la igualdad cuando vean que a su madre se le paga igual que a su padre por hacer lo mismo. Mucho mérito lo que hacen estos chavales, que recibieron su primer ‘Y el que no diga ole que se lo coman los boquerones’, de Amalia la Boquerona, con mucha alegría. Enhorabuena y volved cuando queráis.
La Esperanza
Tras los marcianitos, la comparsa juvenil 'La Esperanza' actuó como invitada en la semifinal. Qué gusto dar ver a Carmen en primera fila defendiendo su repertorio desde que se abre el telón. Qué calidad de grupo, qué afinados, qué letras más especiales… Como su mismo nombre indica, hay esperanza, hay futuro en nuestra fiesta. Especial ese momento en el que le dicen a Alejandro Tejeiro, director de la comparsa, lo mucho que les ha ayudado a guiarles por el carnaval. Remataron el pasodoble con un gran abrazo a este, que se emocionó con la dedicatoria. También dedicaron el popurrí a Miguelillo del Palo, que les ha ayudado en esta aventura. Tuvieron detalle con todos y eso es bonito. Qué ganas de ver cómo evolucionan en los próximos años. Ojalá podamos ver salir a una comparsa femenina de calidad de este grupo con esa fantástica primera fila. Gracias por aportar.
El país de siempre quizás
Estaban en muchas quinielas para la final del viernes, pero finalmente no pudo ser. Cabe recordar que Álvaro solo tiene 22 años y ha hecho un magnífico trabajo con el resto del grupo en su faceta como director. Las letras de pasodobles de David Fernández Millán, especialmente en esta semifinal, también han sido fantásticas y reivindicativas, especialmente el pasodoble al sábado de carnaval, donde pidieron que los cofrades no fueran soberbios y respetaran a los carnavaleros: "Recuerda que es pecado capital el de la soberbia, no nos trates con desprecio ni prepotencia, no vaya a ser que algún día te falten hombros para cargar. Rezad, que yo también sé rezar a la tierra mía con más devoción que tú y más valentía", cantaron.
Divertidos los cuplés. En el primero repasan varios personajes de Málaga que se están perdiendo y rematan con que todos se pierden menos Francisco de la Torre que es inmortal. Lo hilan con el segundo, dedicado a Miguel Gutiérrez, el pregonero, al que pintan de hiperactivo: "Lo mismo te hace un cateterismo o escribe con exquisitismo dos popurrís, un acta y un pregón. Y lo ves, de procesión en procesión. A mí me recuerda a alguien de aquí, de esta ciudad... ¡Cojones! Es como el alcalde, solo le falta ser inmortal", remataron. Pueden quedarse tranquilos Pablo, David, Álvaro y compañía, que han puesto la primera piedra de algo muy brillante en el futuro con ese toque canalla y fresco que transmiten.
Loco por salir
Cuando canta un León, el Cervantes se cae. Pero cuando canta la familia entera ya eso es caso aparte. La familia León se reunía por primera vez en años sobre las tablas del templo del Carnaval de Málaga y a Pepe se le notó al principio de la actuación francamente emocionado. Reunirse con toda la familia sobre las tablas para reírse de sí mismo y de su pasado es todo un mérito.
En el primer pasodoble compararon la soledad de la cárcel con la de un abuelo en una residencia del que una familia se olvida. El segundo se lo dedican a todos los grupos que han decidido no salir este año y a los que, por la Covid, han tenido que cancelar su asistencia. Les piden que no dejen de salir en carnaval el próximo año. "No dejemos que el carnaval de Covid se nos muera", cantaron.
Duro fue el segundo cuplé para el pregonero. Presentan a varios miembros de la familia para rematar diciendo que ya sabemos más de ellos que del propio Miguel Gutiérrez. En el primero bromearon con todos los directivos que hay encerrados y los relacionaron con sus delitos: "El de la Pepsi chivató. La gente se ha vuelto loca, porque su competidor es el que vende la coca. Y otro que también cayó, y no es un disparate. Nada más hay que verlo es que no hace falta que lo delaten: el dueño del Bollycao que está hasta el culo de chocolate", cantaron.
Lo mejor del repertorio y precisamente es lo que más puntúa es el popurrí, donde la familia da un espectáculo marca de la casa. Pocos espectadores acabaron la actuación con el trasero pegado al asiento. El viernes darán más marcha para luchar por el ansiado primer puesto.
Los Patronos
El resultado final de esta comparsa es alegría, color y mucho carnaval. No conseguí llevar la vista hacia otro lado que no fuera el escenario. Qué buen gusto, qué sonido más peculiar y qué trabajo tiene este grupo en todos los sentidos.
Me decía en la entrada al teatro Jesús Gutiérrez que al principio no terminaba de estar convencido de que la presentación fuese a funcionar. Lo que no le funcionó fue la intuición a él, porque la presentación es sin duda una de las partes más aplaudidas por el público durante todo el repertorio.
Brutal fue el pasodoble que denunciaba la calle de Madrid que lleva el nombre del Crucero Baleares. "Ni esto va de ser de izquierdas, ni de derechas. Tan solo va de tener vergüenza. Y cuando pise de nuevo esa calle en Madrid, límpiese bien compañero que está manchada de sangre de los malagueños", reivindicaron. En el segundo, hablan de la historia de un abuelo comparsista que ve como su nieta, tras mucho esfuerzo, tras quitarle muchas horas de amor y cuidados, nace carnavalera. Muy emocionante.
En los cuplés, recordaron lo mucho que están subiendo las facturas y se quedan con la primera fila, a la que regañan por no tener la mascarilla puesta. En el segundo, hablan del lenguaje inclusivo, que les trae locos: "Ya no sé si soy gilipollo, gilipollas o gilipolles", dicen.
Lo mejor del repertorio, el excelentísimo popurrí que se te pasa sin darte cuenta, probablemente el popurrí de este carnaval. Todas las cuartetas tienen algo especial, pero flipante me parece la que imitan a una charanga. Es genial. Por no hablar del estribillo, que fascina a cualquiera: "Tengo una clave de sol, tengo una esquina de sal, tengo una lanza en mi voz, y a un pueblo entero queriendo escuchar, un pasodoble pa' cantárselo a cualquiera, un estribillo levantando cada piedra mientras me espera, toda una calle encendida. ¡Qué maravilla sentrañas mías ser el patrono de la alegría!". Hay guerra por el oro en comparsas.
El tiempo entre costuras
Bien por estos ruteños que por fin tienen su final en el Teatro Cervantes. Merecidísimo pase de estos taiwaneses que no paran de trabajar. Recordemos que ya en 2020 se quedaron en preliminares por un 'cajonazo gordo', como se suele decir en el argot carnavalero. Qué currazo de repertorio, con un mensaje supernecesario. Uno de los componentes aseguraba antes de la actuación que la explotación laboral está más cerca de lo que creemos, sin necesidad de irnos a Taiwán. Lo dejan claro en la última cuarteta del popurrí, que es espectacular.
En el primer pasodoble, hacen una crítica al Gobierno con una fina ironía en cuanto al ámbito laboral: "No te jubiles, no te jubiles, no te jubiles. Sigue trabajando y no te preocupes por las pensiones. ¿Para qué quiere tener trabajo la gente joven? Si con esa edad solo quieren drogas y botellones", cantaron.
En el segundo, le cuentan a Paco de la Torre todo lo que hay que mejorar en la ciudad, que ya consideran más suya que de algunos malagueños. Denuncian la falta de cuidado de las barriadas, "totalmente abandonadas". Un pasodoblón al que solo se le puede sacar un fallo. Mencionan a 'El Chinito' el Miércoles Santo, pero si se referían a 'El Chiquito' este sale el Jueves Santo. Algo anecdótico y divertido.
Cupletazo el de Salud Responde. Le llaman de 'El Hormiguero' para darle el premio de su concurso telefónico y están tan desesperados por coger cita que a la pregunta "¿Sabe usted qué es lo que quiero?" responden que lo único que quieren es que les responda Salud Responde. En el popurrí divierten y lo pasan bomba ellos mismos, por lo que firmaron otra actuación redonda. Ganas de ver qué nos traen el viernes.
El canal de los presos
Y para cerrar la noche, justo antes de salir el jurado a ofrecer su fallo, la comparsa de Arroyo de la Miel demostró la definición absoluta de comparsa. Añeja, tradicional y con unas voces espectaculares, consiguieron hacerse con un hueco en la final.
Qué difícil es cantar con una verja delante y darlo todo sin partirla en dos. No apostaba porque durara hasta el viernes intacta la reja después de los tirones que algunos como Abraham le dieron cantando. Qué potencia.
Los pasodobles fueron dos bombas. Especialmente bonito fue el primero, con el que lograron levantar al patio de butacas agradeciendo a nuestros mayores que pese a todo lo que han sufrido sigan saliendo a la calle para luchar por las pensiones.
Las voces tan bien empastadas y el soniquete traen recuerdos del Arroyo de hace unos añitos y qué buena noticia esa. El popurrí es divino, especialmente la cuarteta que hacen a dúo Ginés y Abraham, y en los cuplés sacaron carcajadas al público especialmente con el primero, de pelo, como se suele decir.
Espectacular es su romántico estribillo, marca de la casa: "Cuando salga la luna voy a verte la carita, que me ha dicho el guardia que tú me quieres y tú me quitas las penitas, ay, ay, ay, y acércate a la alambrada porque este preso se siente libre con tus besos, se siente libre con tus besos".