Máximo Gómez Padilla será el pregonero del Carnaval de Málaga 2024. Sus compañeros y la Fundación Ciudadana Carnaval de Málaga han decidido proponerlo para dar este evento tan importante en su mundillo después de décadas vinculado a las coplas. Escribió su primer pasodoble con apenas 13 años y tuvo que mentir a la gente diciendo que uno de sus maestros lo había escrito para que alguien le escuchara.
Aunque nació en el municipio gaditano de Arcos de la Frontera, Málaga ha sido la tierra que le ha visto coger rodaje como autor. Aquí se ha convertido en uno de los más laureados, especialmente por sus letras donde nunca se ha casado con nadie con su pluma crítica y guerrillera. EL ESPAÑOL de Málaga habla con este autor a menos de un mes de que pregone su discurso en la plaza de la Constitución en un evento que tendrá lugar el 3 de febrero.
¿Cómo te enteras de que vas a ser pregonero?
Por cuatro detallitos efímeros me lo estuve oliendo. Luis Bermúdez, Jesús Gutiérrez y Carlos Pariente ya me habían preguntado que cómo estaba de salud, qué planes tenía… Y yo tengo mil defectos, pero tonto no soy. Me di cuenta de que aquello era una pregunta encubierta, pero oficialmente el que me lo dijo fue Luis Bermúdez, presidente de los carnavaleros malagueños. Me dijo que me habían propuesto firmemente y yo le pedí, por favor, una semana para pensarlo, también para hablar con mi médico, por un problemilla de salud que estoy pasando.
Yo si lo soy, quería serlo de categoría, no recitar a García Lorca e irme (ríe). Además, quería saber si podía contar con gente que voy a contar, a directores míos como el Kara o gente como el Chema, López… Ninguno me ha dicho que no, al contrario. A los seis o siete días, cuando me llamaron, les dije que sí.
Un mes después me llamó Carlos Torres, de la Fundación, y ya me dijo que mis compañeros me habían nombrado. Estábamos en la mesa Manuel Carrasco y yo, pero, por lo que se ve, yo cobraba un poco menos… Y se han quedado conmigo, yo salía más baratito. (Risas).
¿Y lo has asumido ya?
Quien me conoce sabe que soy muy humilde. Pero yo este año ya me lo olía. Por una parte, pensaba que no sacaba grupo, que llevo muchos años… Y decía, se da todo para que este año me toque. Yo sabía que iba a estar entre David Santiago o yo… O David Delfín. En las quinielas me veía. Si llamaban a alguno de ellos, o a Daniel Mayorga (El Chino), no me molesto, por supuesto que no. Pero si hubieran llamado a otros, que no diré nombres, pues quizás sí. Alguna vez nos han adelantado por la derecha a mí y a otras personas como a Jesús Gutiérrez, solo por el hecho de que han sido afines a ciertas políticas que había en ese momento. Y eso lo sabe el carnaval… Todo el que ha sido pregonero, se lo ha merecido porque algo habrá hecho, pero eso es una realidad
Quizá yo no he sido tan afín en su momento a ciertas cosas, yo me he quejado más y si no me hubiera quejado tanto ya hubiera sido pregonero, pero como yo prefiero quejarme a ser pregonero, pues es lo que hay. Mi pregón no va a ser guerrillero ni personalista, pero se dirán determinadas cosas que hay que decir en un pregón, porque al final el pregón es carnaval.
¿Tienes ya ideas de cómo realizarlo? ¿O eres de esos a los que las musas le vienen un poco más tarde?
El pregón va a tener una parte que es cantada que sí ya está toda escrita con la inestimable ayuda de Antonio Carlos Rojas Gallego con quien, por cierto, tenía muchas ganas de hacer un grupo porque es uno de los veteranos y nunca se nos había dado la posibilidad de estar juntos y este año que no sale él ni salgo yo, nos hemos unido en el pregón. El tío va a ser el pregonero más pregonero de la historia de los pregoneros. Con esta va a ser la cuarta vez que forma parte de un pregón. ¡Va a tener más pregones que comparsas! (Risas). [Antonio Carlos fue pregonero en el año 2016, fue uno de los pregoneros del pregón coral de 2020, echó una mano a Miguel Gutiérrez en 2022 y ayudará este 2024 a Maxi].
La parte cantada, de grupo, tendrá pinceladas de murga, de comparsa femenina y de hombres, habrá cuarteto… Pero si soy sincero, sobre lo que voy a decir… Para qué me voy a poner bien puesto, si sé que conforme se vaya acercando el día, dos días antes lo voy a cambiar todo. Si es que yo soy así. No me voy a presionar, ahora mismo me preocupa más la parte cantada que la parte hablada, por así decirlo.
Todo el mundo se hace la misma pregunta. ¿Se va a llorar? Porque tus pasodobles son conocidos por ello.
Yo creo que eso entra en el sentimentalismo de cada uno. A ver, habrá partes emotivas. Como yo digo, soy comparsista, por desgracia. Yo quiero hacer un evento que no se base en que se escuche una comparsa mía, donde los cuplés son hasta para llorar. Yo prefiero que sea algo simpático, de hecho, habrá sorpresas. Solo puedo decir que el pregonero no va a ser un comparsista, sino un carnavalero al que le gustan más las murgas y los cuartetos escuchados que las comparsas, con todo el amplio abanico de sentimientos o de pensamientos que puede tener el carnaval. Quiero que sea una obra de carnaval, por así decirlo. Y si no lloran de la emoción, pues reparto cebolla. (Risas)
Para que lloren sí o sí.
Eso es.
Un día dijiste que “ser pregonero es llegar a la punta de la pirámide”. ¿Y cómo se fue dibujando la base de esta? ¿Qué ladrillo se puso primero?
Yo empecé en un colegio de curas. Tenía de compañero a Mario Rosado, el primo de Kike Remolino, y su tío, Federico Rosado, que es muy amigo de un maestro mío, don Manuel García. A mí siempre me gustó el carnaval, porque desde mi casa, mi madre desde pequeño siempre me lo puso. Al final, yo soy de Cádiz y aquí te cantan más que una nana, un tanguillo cuando eres pequeño. El carnaval está muy arraigado.
Yo tenía apenas 13 años cuando empecé a escribir. Tenía que decir que la letra era de mi maestro para que alguien la quisiera escuchar. Con 13 años hice mis tres primeros pasodobles y oye… ¡No eran ni malos! Empecé por ahí, en el colegio de curas, Federico Rosado, en paz descanse fue el que me inyectó el veneno, que fue, por cierto, nuestro peluquero. Lo teníamos de nacimiento, pero él incentivó eso de querer salir, involucrarnos más…
Después paré unos años para dedicarme al tema de los estudios y tal, y después ya con el tiempo me vine a Málaga, donde conocí a Ginés, un tipo desconocidísimo (ríe). Con su peluquero no se habla, pero con los demás, al parecer, sí… Lo conocí por casualidad, en un restaurante donde trabajaba en Benalmádena con su cuñado, que era el metre. Pues bien, el cocinero era Pepe, el hermano de Ginés González y el que repartía el pan era él. Así que en uno de los descansos, sin que nos viera el jefe, que era un cabronazo, saqué la guitarra y me contó que su hermano estaba metido en el carnaval, pero yo no tenía ni idea, porque era un recién llegado.
Llegó Ginés un día y por casualidad me puse allí con la guitarra a cantarle unas cositas mías y al final me dijo que buscaba un autor… Y así acabé donde estoy. Las cosas en ese momento eran por casualidad, no como ahora que pones en Internet que buscas caja o buscas bombo. En aquel entonces tienes que conocer al panadero del restaurante para acabar escribiéndole al grupo. Fue bonito. Empecé con un maestro en el carnaval, seguí con un peluquero y en Málaga me inicié gracias a un panadero. Bendito panadero y bendito el pan que haga. Lo que es la vida, si no llego a estar yo allí con mi guitarra, quizá no estaríamos hablando. Se alinearon los planetas.
Un día fui a comer a casa de Ginés y así fue rodando todo. A su hija mayor la he tenido en brazos y a Ginesito lo he visto nacer literalmente. El tío me llama hermano y yo siempre le digo que puedo ser su padre o incluso su abuelo. Se creó un gran vínculo con Ginés y el Arroyo y luego con todos los que he estado. Jamás he tenido un problema. Que muchas veces la gente se queda con lo que critico, pero otra cosa no, con mis compañeros he tenido muchísima suerte. Porque para la gente solo existen Perro Sánchez y Perro Gómez, los dos perros principales de España (risas). Fuera de bromas, tendríamos que ver también lo positivo.
Aprovechando que estás en el modo ‘perro’. El carnaval empieza en breve, ha salido adelante este 2024, pero no hay rastro de elecciones y hay quien aún no sabe quién lo organiza. ¿Qué opinas? ¿Cómo ves la situación? Mójate.
Yo siempre me mojo en todo. Sobre la situación actual, hay una parte con la que lógicamente te ríes, porque se solucionará todo del tirón, pero hay otra parte que tenemos que destacar porque hemos llegado a un entendimiento, sin que haya vencedores ni vencidos. Eso es lo que hay que hacer en el Carnaval de Málaga. Gente que antes era, por así decirlo, enemiga, entre comillas, ahora se sientan juntas para elegir qué hacer con la fiesta, para llamar al pregonero y decir qué necesita, qué hace falta… Es una buena noticia el hecho de que se estén sentando y entendiendo. Que se tiene que llegar a dar un paso más, por supuesto, pero es que las transiciones tienen que darse. Todo no puede ser blanco o negro ni hacerse con un golpe de estado, por más justificado que esté.
Por más que queramos la libertad de que los autores o la asociación de carnavaleros cogieran las riendas de todos, vamos a ser sinceros, no podemos hacerlo. ¿Por qué no podemos hacerlo? Porque no tenemos la experiencia y los contactos de una Paqui Prieto o de un Carlos Torres. Tenemos que ir de su mano en esta transición.
Pero sí es cierto que la Fundación tiene que tener las puertas abiertas, a mí algo que me enorgullece muchísimo es que seré el primer pregonero de la democracia carnavalera en Málaga después de muchos años. Eso me pone muy contento, de verdad.
Me enorgullece que se haya dado el brazo a torcer, me alegra que haya determinadas figuras que hayan desaparecido, no voy a hacer leña del árbol caído, pero que siento que estorbaban desde primera hora, porque con ellos al lado no se podría haber hecho transición, pero una vez quitada estas figuras del medio, con la transición se están dando pasos. No hay fechas de elecciones, pero hay carnaval.
Ojo, porque, pese a todo, no hemos perdido el apoyo municipal, ni del Ayuntamiento, ni de la oposición, ni hemos perdido patrocinadores como con Cervezas Victoria. Dentro de que tenemos que luchar por un carnaval aún más libre, se están dando los pasos pertinentes para una transición que es completamente necesaria,
una transición pacífica y amistosa pensando que al final somos todos carnavaleros. Yo me siento como Adolfo Suárez, el presidente de la transición. Yo soy el pregonero de la transición.
¿Lo habrías sido antes?
Con otros órganos de gobierno y con otras personas, no iba a participar en la vida, ni de pregonero, ni en ningún tipo de acto, digamos, por decirlo de alguna manera, diplomático o político, o cualquier cosa así. De hecho, no lo he hecho. Más allá del concurso, a mí nadie me ha visto en un pregón en los dos o tres últimos años antes del de Paqui Prieto. Tampoco en una Batalla de las Flores. Nadie me habrá visto con mi grupo en la comparsa. Es cuestión de preguntarle a la gente.
Yo he ido a eventos de mi comparsa cuando he salido, pero a un evento público, digamos, que pertenezca a la diplomacia, de una élite carnavalesca completamente absurda, completamente desfasada y, en mi opinión, dictatorial… Nunca he estado.
¿Y tú crees verdaderamente que se va a llegar a un acuerdo para que haya elecciones?
Sí, estoy seguro. Y lo estoy porque sé que unos no tienen más remedio y a otros se les está agotando la paciencia. A nosotros también se nos está agotando. Este año querían nombrar a Manuel Carrasco incluso con el apoyo municipal, pero han venido carnavaleros y autores diciendo que tenía que ser alguien de los nuestros y se han tenido que callar. Eso era impensable hace tres años.
Antes no había ninguna discusión. Había bastante dictadura a la hora de elegir. Por ejemplo, el tema del cartel, antes de que me lo preguntes…
Me has leído el pensamiento…
Pues ya que me lo preguntas, Alba (ríe), creo que el cartel tiene intención, incluso uno de los mejores historiadores del Carnaval de Cádiz lo ha alabado. Todo hay que decirlo. A mí el cartel me encanta si saliera un niño vestido de payaso con dos coloretes abrazara a todos los personajes que aparecen. Hubiera cambiado mucho el significado. Para mí no es un cartel que me desagrade.
El problema está en que el carnaval no es el Museo del Prado. Los carnavaleros no tienen por qué ver esa intención. Si a veces no entienden un pasodoble, ¿van a entender el cartel? No podemos dejar esa puerta abierta a la imaginación, pero no me desagrada. Mi opinión y por lo que venía todo esto es que el cartel tiene que organizarse en torno a un concurso, como se hace en Arcos, en Cádiz o en cualquier lado.
Me da igual que un pintor muy reconocido se ofrezca y lo haga gratis, a lo mejor el pintor es muy reconocido en su casa, pero de carnaval quizá no sabe, con todos los respetos. Uno de los mejores carteles de la historia en mi opinión, insisto, con respeto a los demás, es el de Luis Rilke, que no es pintor de profesión.
Se nota en su cartel que está el alma de sus compañeros, el alma del disfraz, el nombre de algo que él ha vivido. Representa al hombre y a la mujer, el carnaval en la calle y en el teatro. Hay igualdad. Representa debajo simplemente lo que somos, representa a las agrupaciones, que somos instrumentos del carnaval y a los que se disfrazan. Es perfecto. No hace falta estudiar Bellas Artes para entender la idea.
Lo mejor es un concurso. Que haya un comité, que se elijan cinco finalistas y que de esos cinco finalistas se haga un concurso público. Que sea el Carnaval de Málaga quien elija su cartel.
Esto no quiere decir que no me guste el cartel. A mí me encanta una cosa del cartel, que además de tener mucho arte, practica la "cojoneína", también conocida con el clásico “al que no le guste, que no mire”. El autor ha recetado un poco de eso también. Comprendo que ha tenido valor y hay que tener muchos huevos para hacer eso hablando en corto y mal.
A mí me recuerda un poco a los Malafama donde metí todas las fiestas por medio. Podía haber sido la carátula del disco. Le dije al autor que a mí me gustaba, pero le dije que se le iba a caer el pelo. Y así fue. Que el hombre llegó a casa y tenía más tuits que el dueño de Twitter. ¿Me vas a sacar el tema de la Semana Santa?
Pues habrá que sacártelo, ¿no? El concierto de bandas coincide con el día del pregón y ha generado polémica…
El otro día leí a alguien, que no me acuerdo de su nombre, porque los de los tontos no los memorizo, diciendo que porque esté el pregón no se tiene que paralizar el mundo. El problema no está ahí. El problema es que para el pregón tenemos una fecha porque nos regimos precisamente por la fecha de la Semana Santa, de la Cuaresma. Y sobre esa cuaresma nos regimos también sobre otros carnavales grandes, por ejemplo, el de Cádiz.
Entonces nosotros el día del pregón lo tenemos señalado. No podemos elegirlo, pero vosotros para ese concierto sí podéis elegir cualquier día. Hacer un pulso es innecesario y un error. Un error porque tengo muchísimos compañeros que son cofrades y carnavaleros, a los que admiro muchísimo, y van a tener que elegir si tocar la trompeta ese día o perderse el pregón de su amigo por culpa de que alguien no ha tenido ni la más mínima deferencia de buscar o lo ha hecho queriendo… No lo sé.
Y hay muchos carnavaleros que van a estar viendo el pregón, que son cofrades y a los que les encantaría poder estar ese día siguiendo el concierto. El perjudicado es el pueblo, no el pregón. Si al final aquello se llena, aunque sea de gente esperando a los drag queens. Los perjudicados son cofrades y carnavaleros. No hay que dividir la ciudad así. Yo al final me voy a ir a un concierto de Leticia Sabater en Sanlúcar la Mayor en Sevilla… Y pongo a mi hermano gemelo a dar el pregón. Visto el plan…
Más allá de las bromas, una vez dijiste que “el carnaval es la cosa más importante de las cosas que no tienen importancia”. ¿Qué es la cosa más importante que te ha dado a ti el carnaval?
Muchísimas, pero ninguna es un premio ni una final, sino la buena gente. El carnaval me ha permitido llamar hermanos a amigos. La gente que he conocido, las familias que he conocido. Los rivales que he conocido. Con mucha diferencia, lo mejor que me ha dado el carnaval es eso.
El ego siempre existe. Obviamente me gusta que se escuchen mis cosas. Me gusta que a la gente le gusten mis letras. Pero lo mejor, sin duda, es la gente. Sin ella, esto no tendría ningún tipo de sentido.