Fernando Cañestro es el director de 'La Escuela' de la Fundación del Carnaval de Málaga, que ha nacido en la capital esta misma semana. Su objetivo no es otro que fomentar que grandes y pequeños malagueños se unan a la fiesta para asegurar el futuro de esta. Para ello, en esta escuela, con sede en la Casa del Carnaval, se enseñan disciplinas como la composición, la instrumentación o el solfeo. También hay lecciones de historia del Carnaval de Málaga.
Cañestro cuenta con una amplia experiencia en el ámbito musical. Es director de la banda de cornetas y tambores del Carmen desde hace prácticamente dos décadas y siempre ha estado ligado a la formación de alumnos. También ha estado en las filas de la comparsa del Kara durante varios carnavales. En ella están sus amigos, esos con los que llora y ríe a partes iguales.
Este mismo año, Cañestro --le viene su apellido de su familia rondeña-- ha acabado el grado profesional de Flamenco en el Conservatorio. Se define como un empedernido melómano y amante de las tradiciones malagueñas. En EL ESPAÑOL de Málaga este domingo hablamos con él, a título personal, sobre la cultura malagueña y sus proyectos en la ciudad que le apasiona.
Eres el director de ‘La Escuela’ de la Fundación del Carnaval de Málaga. Esta semana habéis arrancado. ¿Cuáles son tus primeras impresiones?
Pues súper guay. Yo pasé un día de nervios impresionante. Te puedes imaginar… Es que no sabía por dónde me iba a venir todo. Pero cuando yo llegué a la Casa del Carnaval y vi a gente allí que no me esperaba, a tantos conocidos, me sorprendí muchísimo para bien. Estoy rodeado de un equipazo. Nos recibieron con papelillos, con Momo en la puerta, con seguimiento en redes sociales… Me sentí muy respaldado.
Como yo quiero que aprendan, pero que también se diviertan, el primer día lo usé para que se conocieran. Una charla donde todos escucharan las palabras de los otros. De esa forma también analicé quién era más cortado y quien más extravertido. Con una mini entrevista ya te ves venir cómo es cada persona. Yo estoy muy feliz, llevo toda mi vida estudiando y trabajando para vivir un día como el de la inauguración de La Escuela.
Han sido un total de 45 inscritos, una cifra muy alta para lo que se esperaba en un principio. Sin duda es un gran paso, ahora toca darle brillo a esos diamantes y pulirlos.
Yo creo que eso es lo divertido. Darles forma y darle pie para subir esos primeros escalones, sobre todo en el tema de la guitarra. Pasamos del primer escalón al décimo sin el segundo en muchas ocasiones. Yo quiero que aprendan paso a paso, que es como se debe hacer.
La idea fue tuya y se la propusiste a la Fundación. ¿Cómo se fragua ‘La Escuela'?
La Escuela del Carnaval llevaba mucho tiempo en mi cabeza. Yo soy el director de la banda de cornetas y tambores del Carmen. Soy director, pero también profesor de corneta y, antes de todo ello, fui guitarra. Hubo un momento de mi vida donde empecé a dar clases de guitarra y yo ya me imaginaba un proyecto, una ilusión: mi escuela y mi firma, Cañestro Music.
Entonces en la fiesta, como carnavalero –mi grupo es el del Kara– me di cuenta de que muchas veces hay grupos que se quedan sin salir o comparsas que salen con dos guitarras, en lugar de tres, porque no tienen. Esas cositas te hacen ver que faltan escuelas, al igual que en el mundo cofrade teníamos la misma problemática y surgieron esas escuelas.
Aunque en el carnaval lo que más nos guste es echar el rato a muerte con tus amigos, la realidad es que existen estos vacíos. Te das cuenta de que algo pasa. Entonces esta escuela nace de esa necesidad. De intentar que se nutran niños y mayores mutuamente y asegurar un relevo generacional.
Esta propuesta se presentó en el pasado ante otro patronato con más compañeros y no cuajó por determinados aspectos. Pero Luis y su equipo lo han entendido a la perfección. Yo sé que es un proyecto ambicioso, pero estoy convencido de que será un éxito, lo que no quiere decir que no tengamos que trabajar mucho para desarrollarlo poco a poco. Se lo propuse a Luis en la boda de nuestro amigo Juanlu en mayo. Dijo que ese proyecto tenía que ser suyo y aún no se habían celebrado las elecciones.
Y desde entonces estoy muy feliz, porque muchas cabezas piensan mejor que una. Si yo te cuento una idea, tú dejas volar tu imaginación. A mí cuando me llamó Luis diciéndome que el Área de Juventud había aprobado el proyecto me emocionó mucho. Retocamos tres o cuatro cositas… Y a currar nos pusimos.
De momento eres el único profesor para dar desde guitarra a composición.
Sí, pero yo tengo un profesorado buscado y pensado para cuando podamos ir creciendo. Yo sé que esto va a ser algo muy grande. Hay más aficionados del Carnaval de lo que creemos. Yo tengo una vecina mayor que no me esperaba que escuchara el concurso de Cádiz.
Y hay quien no sabe ni que en su propia ciudad hay carnaval.
Aquí influyen muchísimas cosas. Y es que cuando te metías a buscar algo del Carnaval de Málaga y escuchabas el audio, daba vergüenza la calidad del sonido, cosa que en Onda Cádiz no pasa. El salto de calidad es muy grande incluso cuando escuchas una banda de cornetas y tambores en un audio con buen sonido o con malo. No hay color. Mira, a mí me pasó con la comparsa Entre las Flores de Ronda, en 2010. yo fui con mi amigo Terco a escuchar un ensayo y me quedé muy loco. En el Alameda, me volví a quedar loco. Yo decía… ¿Pero esto qué locura es? Ahora bien, cuando lo escuché en el audio de Málaga parecían otros. Comparado con el audio que tenían en Cádiz es que parecía otro grupo.
Es una de las propuestas de Luis.
Yo creo que ese aspecto que ahora se pretende mejorar cambiará mucho la visión o el pensamiento de la gente y se sumarán muchos más a la fiesta. Y así, paso a paso, podemos ir solucionando todo lo que fallamos. Tenemos musicales espectaculares, voces increíbles, pero tenemos que venderlos bien y no entre regular y mal.
¿Qué crees que va a suponer la escuela a largo plazo?
Creo que cuando hablamos de juventud y crear escuela, los objetivos pueden volar hasta donde tu mente quiera. Creo que va a generar más carnavaleros, más calidad musical en el marco de músicos, guitarras, percusionistas, voces e incluso directores.
Tener más directores, más cabezas de león, implica un aumento de grupos
Exacto. Eso es fundamental. Y un grupo no lo puede formar una persona sin dotes de liderazgo, que eso, aunque recibas clases, muchas veces o lo tienes o lo tienes. El líder es el que tira hacia delante pase lo que pase.
Alvarito Gallego es uno de los líderes más jóvenes.
Ojalá muchos como él. Igual que cuando salió Pino, Miguelillo del Palo, Juani… Son personas que se han echado, literalmente, sus agrupaciones a la espalda. Precisamente si logramos un mayor número de grupos, con todo el respeto del mundo, podríamos no meter en el concurso de adultos a las murgas infantiles
Admiro a Paqui Prieto, a Crespi, a Alberto, a Paco, a todos los que son capaces de sacar agrupaciones de niños chicos, eso requiere mucho trabajo y me quito el sombrero. Pero desde mi punto de vista, yo pondría un número máximo de componentes en estas agrupaciones infantiles. Soy el primero que muere con un bebé gateando en el Cervantes, pero de esta forma, ellos mismos encontrarán su hueco. Que esté en infantiles, cuando crezca pasará a juveniles y cuando sea mayor estará con los adultos. Ese debería ser el ciclo.
Es cuestión de dar ese paso. Tú bien sabes cómo se organiza un grupo con los veinte años que llevas al frente del Carmen. ¿Crees que dirigir tu banda difiere mucho de la labor que vas a tener en ‘La Escuela’?
Para nada. Mi forma de trabajar es muy similar en ambas. En una explico cómo tocar la corneta y el tambor y en otra la guitarra y el bombo. En una hablamos de Carnaval, y en la otra de Semana Santa. Es que, al final, yo a mis cornetas los formo también como artistas.
Porque lo son.
Así es. En el Cervantes, el carnavalero que forma parte de un grupo se enfrenta a un patio de butacas. En mi banda, ellos tienen al público en las aceras. Cuando tienen que hacer un solo en la Tribuna de los Pobres, por decir un sitio, tienen que saber gestionar la situación. Son como los artistas y tienen que acostumbrarse a ser profesionales.
Además, es importante reseñar que ambos tienen que ser aficionados de aquello que les apasiona. El corneta ha de escuchar marchas y el comparsista o el murguista, carnaval. Solo de esa forma vas generando un criterio y detectas lo que está bien hecho o lo que no.
Eres fundador de tu banda, ¿no?
Sí, y ya estamos casi en nuestro veinte aniversario. Éramos de la Cofradía de la Misericordia y ahora somos del Carmen. De un día para otro tengo todo mi trabajo en un espacio muy chiquitito, porque tras la Iglesia del Carmen está la Casa del Carnaval y encima ensayamos aquí cerca. Me encanta saber que vengo a El Perchel y tengo la banda y el carnaval.
Fue un chispazo como esto del carnaval. Me rodeé de un grupo muy bueno, yo era muy joven… Y el objetivo con el que nació la banda fue solidario. Queríamos sacar a los niños del barrio. Entonces, los niños que venían pertenecían a familias desestructuradas, y la verdad es que me enamoré del proyecto. Sentía algo muy fuerte pensando en que yo podía ayudar en algo a estos chavales.
¿Y qué ha sido de esos niños?
Siguen, muchos siguen. Algunos tienen 40 años, pero son mis niños aún. Y los que por circunstancias de la vida ya no están, cada vez que me ven me montan una fiesta, vamos. Yo les doy las gracias a Dios por mi banda y ahora por este proyecto de carnaval. Yo consigo una relación muy íntima con mis alumnos y siempre es especial.
Los que al final lo han dejado porque no quieren ensayar a diario y tal, yo los despido con mucho amor recordándoles que aquí tienen a un amigo. Yo no obligo a nadie a que esté en ningún sitio, faltaría más.
¿Qué fue antes, el músico o el cofrade?
El cofrade. Yo empecé a tocar la guitarra muy chiquitillo, en Gamarra. Tendría unos seis o siete años. Me enseñó una profesora a la que yo mismo cubrí cuando ella se jubiló, las cosas de la vida. Aunque acabo de hacer la baja para poder tener tiempo para todo.
Desde pequeño mi juego ha sido una caja de galletas como tambor y unos bolis como baquetas. No jugué a la play. Mis padres no han sido músicos, siempre me fui formando yo, es algo que me llamaba mucho la atención, pero sí que reconozco que la Semana Santa ha estado siempre en mi casa, nos ha encantado.
¿Pero en alguna cofradía como la Misericordia?
No, no éramos hermanos de ninguna cofradía. Éramos muy semanasanteros. Mi familia es de Ronda y cuando a mi padre le daban las vacaciones nos íbamos para allá. Encima me dio muy fuerte por oír marchas de Semana Santa, así que se fueron dando todas las cosas para que yo esté donde esté hoy día. Para mí, la Semana Santa es tan grande, en parte, por su música. Aunque ojo, que también disfruto de la Redención en silencio. Un Viernes Santo es silencioso. Hay para todo y me encanta todo.
El carnaval te llega ya mayorcito. ¿Cómo empiezas con el Kara?
Por casualidad. Yo llegué a uno de sus ensayos sin saber que acabaría después allí. Me encontré a Juanlu [de la Comparsa de Er Dito ahora], al Negro, que los conocía de la banda dela Paz de vista; vi al Chiri, que siempre fue una referencia para mí como corneta desde chiquitillo junto a personas como Arturo Cáceres o como Pepe Jurado. Flipé. Estaba El Kara, que siempre me ha parecido un máquina, mi Terco… La cuestión es que a partir de ese día ya jamás volví a faltar a mi comparsa.
Estaba ahí la Champions del Carnaval, lo mejor de cada casa.
Es que yo cuando vi el nivel dije “¿Qué coño es esto?”. Siempre me respetaron desde el primer día, por no hablar de mis niñas, las mujeres de mis amigos, que siempre han estado pendientes de mí porque siempre he sido el solterillo del grupo (Risas).
Yo entré en la comparsa sin pensamiento de salir. Me encontré con un grupo de amigos que hacían carnaval y que podían contar conmigo. Me gustaban las afinaciones, los giros, las movidas que hacían con la guitarra… El Chinobi siempre será mi maestro. Creo que siempre querré sacar lo que él hace, porque es el mejor. Al final, a veces él faltaba, me ponía yo… Me daba un respeto cantarle al Kara, para mí era una mucho para mí…. Y acabó encontrándome un hueco poco después hasta que debuté en La Obra, en el año 2013.
¿Y has estado saliendo con ellos con frecuencia?
Pues al final, teniendo el trabajo que tengo, iba y venía. Maquillarte y ponerte el uniforme de la banda y viceversa cada día de febrero era muy complicado. Cansaba mucho y el cuerpo me acababa pidiendo un descanso. Compaginar Cuaresma y Carnaval es muy difícil, la gente no se lo imagina, acabas aborreciendo ambas cosas.
Entre los grupos en los que he estado, salí en los Calleheros, salí en los Independientes, en los Malafama… Entremedias sacamos también una callejera con un nombre muy complicado, pero que para nosotros siempre será la de los Esquimales… No nos hemos aburrido, no. Tengo varios añitos de carnaval a mis espaldas.
Viendo que llevas tiempo entre papelillos, ¿cómo ves el plan del Carnaval de Málaga en estos momentos tras la rebelión?
A mí el movimiento de rebeldía de los carnavaleros me parece, a su vez, supercarnavalero. Todos los carnavaleros criticaban al patronato en sus letras, pero al final nadie daba el paso. Hasta que se dio. Lo que hizo Luis fue muy valiente junto a su equipo de trabajo. Creo que es una persona a la que le importaba poco ser presidente, sino que traía un proyecto de locos que quería llevar hacia delante. Yo trabajé con Luis en Los Independientes y puedo asegurar que trabajar con él es un éxito. Da igual los premios, eso es secundario.
Y el caso es que desde que llegó su equipo de trabajo, creo que se está notando. Se están dando pasos aunque haya camino por recorrer. A mí me sorprende la cantidad de gente que está siguiendo el Carnaval de Málaga estando aún en septiembre gracias a los proyectos de la Fundación y la presencia que tienen en redes sociales. Esto da fuerza, da seriedad, que sumado al buen trabajo, nunca falla. Luis está rodeado de gente muy buena, calificada y muy válida en este mundillo. Todos remamos.
¿Y la cultura en Málaga? ¿En qué punto la ves?
La veo muy bien, pero yo quiero reivindicar que el malagueño tiene que mirar un poquito más por lo suyo. Toda la vida vamos a tener a gente muy malagueña y a gente que vaya para otro lado en determinadas cuestiones. Yo me quito el sombrero con el que quiera irse a Cádiz en Carnaval y a Sevilla en Semana Santa, pero no echemos por tierra lo que hacen en Málaga, cojones. Y eso pasa en todos lados, cuando yo le dije a Perico Campos que yo le estudiaba, él me decía que desde Cádiz no era consciente de tanto cariño.
No podemos ir diciendo que Málaga es una mierda y conformarnos. ¡Vamos a currar para que esa no sea la sensación! ¿No? No es normal que para la gente, el Carnaval de Málaga es mierda, las bandas son mierdas, los letristas y compositores son una mierda… Igual el problema lo tiene el personal, ¿no? En vez de largar tanto, vamos a remangarnos y vamos a trabajar por Málaga. Nos debe importar un carajo lo que haga o diga la gente. Si es que al final la gente siempre va a hacer lo que le dé la gana.
Yo creo que las bandas de Málaga cada vez tienen más nivel…
De hecho, hay que recordar que nosotros fuimos pioneros creando escuelas de música. Las inventamos en Málaga. Las escuelas corneteras las inventamos. Las Cigarreras tuvo siempre una banda juvenil, Las Tres Caídas siempre ha tenido su banda de San Juan Evangelista… Fusionadas tenía también una juvenil, pero una escuela en la que te enseñen el lenguaje musical, te enseñen la historia de las cornetas y tambores… Fuimos los primeros en Málaga.
Y no hay que olvidar que el estilo de las cornetas y tambores también es nuestro. Nadie puede quitarle mérito a los Bomberos. Con ellos fuimos los primeros.
Ellos también tienen su banda-escuela.
Yo la dirigí también en su día. Los viejos que se ponen a criticar a los niños… Mejor no comento. Hay veces en la que hay que callar y pensar que aunque no llueva a gusto de todos…
Ellos también fueron niños.
Pero es que además, desde mi punto de vista, cuando miras para atrás en las filas de una banda y ves niños, ves futuro. Si te puedes permitir el lujo de tener una banda más adulta de principio a fin, estupendo. Pero hay otras que para ello tienen que trabajar y hay que ser conscientes de ello.
¿Qué bandas de Málaga admiras porque te guste su trabajo?
Creo que es tan difícil sacar una banda hacia delante, que te diría que todas. Admiración plena a cualquier colectivo. Es muy difícil organizar una comparsa de 17 amigos con los que lloras, ríes y comes en casa. Imagina una banda con cien componentes. Empatizo y me pongo en la piel de todos mis compañeros, sin duda.
Creo que, al final, nos convertimos en una especie de coach. Tienes que educar a la gente porque una pelea entre alumnos no puede afectar a la banda. Hay quienes tienen malos días….
Como una tutoría de instituto.
Peor, cuando pasa un año, el tutor los pierde de vista. Yo llevo años con algunos de ellos. (Risas)
Vamos, que además de música les enseñáis disciplina.
Es que eso es lo fundamental. Tú formas a gente que sepa tener educación y sepa trabajar. Sacar una banda a la calle es tener muchos problemas. El que te vacila en el público, el que te cruza por la mitad, el que te empuja…. La formación debe actuar debidamente ante estas situaciones. Hay que alargar las mechas cortas…
¿Cómo se puede crecer como banda?
Creo que es fundamental la figura del director y que este esté lo más actualizado que pueda. Es la cabeza pensante, si mejora la calidad musical de un grupo, también es porque el director sigue estudiando para conseguirlo, más allá del liderazgo que ejerza.
Cada vez hay más nivel, directores musicales realmente buenos. Yo a mis cornetas siempre les digo que deben tener un cuidado tremendo, porque una corneta mal afinada es un gato pisoteado. La exigencia que ponga el líder de la banda y su equipo directivo –pues sin él no somos nada ninguno de los directores– va dibujando cómo es una banda. Hay que reciclarse a cada rato.
También creo que hay que enseñar que no pasa nada por equivocarnos aunque se les exija mucho. Siempre les digo que podemos permitirnos fallar. Si tú te esfuerzas y no estás haciendo el tonto y un día fallas, me da igual. La próxima ese fallo te hará mejorar, estoy convencido. Si fallo, sigo en casa estudiando para evitarlo la próxima.
¿Tú crees que desde Málaga se está ayudando lo suficiente a esos jóvenes de los que te rodeas? ¿Si fueras alcalde de Málaga tú por dónde empezarías?
Siempre que pienso en el alcalde o en un presidente pienso que jamás me gustaría estar en su pellejo. Dios mío de mi alma, que trabajo más complicado. Aunque tendría que pensar muy bien en lo que haría, creo que por mi personalidad y por mi trabajo tiraría a lo que busco en mi vida: mi ciudad y mis historias. Por lo tanto, enfocaría mi mandato a la juventud.
Según la educación que tenga la juventud hoy en día, será la educación que tenga esta ciudad en el futuro. También me centraría en cuidar a los malagueños, a los que forman esta ciudad. En una ciudad donde nos entremezclar tanto con los turistas, en ocasiones, es muy complicado. Yo mismo estoy viviendo en mis propias carnes el problema para encontrar vivienda. No todos somos ricos ni tenemos grandes sueldos, ni tampoco pido vivir en un sitio lujoso. Aspiro a algo más humilde.
También me gustaría dar ayudar a todos los colectivos que sean fructíferos y que resulten interesantes. Que los malagueños no sientan que se les da la espalda, como siento a veces yo mismo aunque apoye y valore que en Málaga se están haciendo cosas muy bonitas por la ciudad, con encanto. Que todo es compatible. La gente raja mucho de todo y, sin duda, esta es buena pregunta. Ponte tú de alcalde y a ver que harías…
Los malagueños confiamos en nuestro alcalde. Si sigue es porque tampoco está haciendo las cosas tan mal para la ciudad. Yo apoyo siempre que si ha salido por mayoría, hay que respetarlo. Pero reconozco que me duele que en ‘La Escuela’ del Carnaval de Málaga yo no pueda darle a mis alumnos instrumentos y los tengan que traer ellos. O que haya que hacer encaje de bolillos para meter a otro profesor porque, de momento, es difícil encontrar una financiación. En el tema de las bandas, por ejemplo, con los uniformes pasa algo igual...
Al final, dices, se os da la espalda al colectivo cultural en muchas ocasiones. Málaga y su cultura son mucho más que una cuna de artistas que están en primera plana y a los que todos admiramos como actores y cantantes. ¿No?
La vida del artista es muy complicada y si al malagueño le sale trabajo en Madrid entiendo que se pueda ir. Son muchos los artistas que se han tenido que ir porque en su ciudad no comían, no encontraban la forma de desarrollarse como artistas. Es triste. Yo me centraría en eso, aunque lo vea siempre desde mi prisma. Habría que retener ese talento. Mi sueño sería que mis niños cumplan sus sueños en la ciudad que aman. Sin duda.
Hay gente que hace verdaderos malabares para salir en carnaval.
Venden papeletas, camisetas, cupones o bombones. No me parece justo. El dinero es lo más frío que hay, pero la realidad es que nuestros carnavaleros tampoco tienen ayuda. Da igual que ensayen días y noches para hacer un buen concurso y engrandecer la calle, que al carnavalero le acaba saliendo muchas veces a deber.
Lo mismo ocurre con las bandas durante todo el santo año, sumando actuaciones. Yo no conozco lo que es tomarme una cerveza a las ocho de la tarde. Te lo puedo asegurar. Un impulso a todas estas iniciativas sería increíble. Pensar que el día no me va a costar dinero, aunque no obtenga ganancias… Sería un milagro.
¿Qué aporta la música a Málaga? ¿Y qué sería de Málaga sin la música?
Málaga le aporta todo a la música y Málaga no sería nada sin música. Si a mí me faltara la música, me iría a un campo solo, no aguantaría a nadie. Pero es que lo peor es que a mí salir de Málaga me acojona fuertemente. Te digo el motivo: la música. Para mí Málaga es mi banda del Carmen, mi Carnaval, mi flamenco… La música es lo que me atrapa más de Málaga y sin ella, me estancaría. Málaga es madre y música.