¿Habrá procesiones en la Semana Santa de 2022? El vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, respondió a la pregunta ayer. "La confianza es que puedan hacerse con total normalidad", aunque alegó que quizá es necesario que los cortejos se adapten a entornos específicos, optando por calles y avenidas anchas, tal y como ocurrió en la Magna del año pasado.
Sin embargo, se trata de un escenario que, hoy por hoy, no está en los planes de la Agrupación de Cofradías. Pablo Atencia, en declaraciones a este periódico, explicó que a cuatro meses vistas, "partimos del recorrido de 2019": "Las circunstancias serán las que nos obligarán a optar por este trazado o buscar una alternativa", destacaba.
Pero ¿cuál es el análisis que los médicos hacen respecto de lo que pueda ocurrir? EL ESPAÑOL de Málaga ha hablado con cuatro especialistas y miembros de distintas corporaciones cofrades. Aunque el sentir general aboga por recuperar esta celebración con la mayor normalidad posible, algunos prefieren ser cautos y esperar un tiempo para tomar la decisión.
Miguel Gutiérrez
Partiendo de la base de la incertidumbre, este urgenciólogo reconoce que sí se pueden hacer pronósticos. Asegura que nos encontramos en un contexto de la pandemia en el que la evolución, el porcentaje de vacunación y una variante muy contagiosa pero menos violenta, han sido factores claves para que se hayan celebrado espectáculos navideños (cabalgatas o encendidos de luces) y eventos de masas con total normalidad: "Muy, muy, muy mal tenemos que estar para que no haya procesiones", subraya.
Sin embargo, las condiciones y los términos en los que deban celebrarse le parecen "menos predecibles": "Seguramente estaremos ante una Semana Santa con cortejos en la calle y relativa normalidad, pero en los contextos de grandes multitudes habrá que emplear la mascarilla". Como radiografía de lo que puede suceder, puntualiza que la principal diferencia con respecto a la Semana Santa de 2019 será precisamente el uso de cubrebocas: "No creo que estemos en un momento en el que pueda ser opcional. Los virólogos consideran que podría llegar en verano".
Insiste en que se están dando una serie de factores que invitan a la confianza: permisividad en cuanto a restricciones, características de un virus que muta hacia realidades más contagiosas pero menos virulentas, así como una protección muy amplia de las vacunas. Aunque, eso sí, hay que trabajar en perfilar detalles como los aforos en las casas hermandad y los templos o quizá el uso de test de antígenos para participar el día de la salida: "Eso influirá en el momento en el que nos lo encontremos, no lo podemos saber aún".
"No hay ni una sola razón para ser pesimista con todas las herramientas que hay al alcance de la mano y el propio comportamiento del virus. Solo tenemos que perfilar detalles de medidas preventivas. Si no hay ningún cambio sorprendente, la Semana Santa debe celebrarse con total certeza. Procesiones habrá, seguro", añade.
José Carlos Garín
Este médico pediatra (ahora jubilado) sostiene que, atendiendo a la evolución, parece que el comportamiento es tendente a ser un virus endémico, con menor agresividad en cuanto a la capacidad de producir daños, pero con más contagios: "La tendencia es que lo vayamos padeciendo todos, pero con un síndrome clínico de menor riesgo", afirma.
Además, comenta que la celebración de la Magna se produjo en una situación "menos clara que la que tenemos ahora". "Creo que tenemos bastantes argumentos para afirmar que el horizonte actual es mucho más claro que el de octubre". Destaca que la procesión Camino de la gloria del pasado mes de octubre "no derivó en ningún incremento de los contagios". "Lo único que se pidió a los participantes fue el certificado de vacunación o una PCR", añade. Unas herramientas que, pese al margen temporal con la Semana Santa, podrían ser suficientes.
"La finalidad de los virus es reproducirse, y no hacer un mayor o menor daño. Este virus se ha ido adaptando a los problemas que les hemos ido poniendo (vacunación), para mantener su capacidad reproductiva. El estado inmunitario que hemos generado ha impedido que progrese con mayor intensidad a como lo hacía hasta ahora", asegura el doctor.
Eduardo Rosell
Quien fuera director de urgencias del Clínico y Valle del Guadalhorce (ahora jubilado) se muestra "un poco más pesimista". Reconoce que esta sexta ola "está apretando muy fuerte", por lo que hacer un pronóstico claro "es arriesgado": "Me da mucho miedo porque se están produciendo un gran número de contagios. En un trono, aunque lleves la mascarilla, existe un riesgo latente".
También destaca que nos encontramos en un momento delicado, después de haber vivido unos meses en los que "pensábamos que habíamos superado la enfermedad y estábamos exentos de reinfección".
Es por ello por lo que Rosell opta por la prudencia y esperar a ver "cómo evoluciona": "Lo normal será que, una vez terminada la Navidad, bajen los contagios porque se elimine la interacción social, comidas en restaurantes, convivencia con mucha gente... Pero hasta que no pasen unos meses, no podemos un hacer un análisis".
Haciendo una comparativa con el día a día cofrade, dice que la situación que se va a dar a dar va a ser similar a la de una jornada de lluvia: "Tenemos que llegar con todo el trabajo hecho", aunque la decisión final habrá que tomarla lo más cerca posible de la Semana Santa.
Miguel Díaz
Este urgenciólogo reconoce que hacer predicciones es complicado, pero que viendo el panorama actual todo hace pensar a que deberíamos ir "hacia abajo", en lo que a incidencia se refiere: "El año pasado, a estas alturas, las procesiones de Semana Santa ya estaban suspendidas. El comunicado del Consejo de Sevilla llegó en diciembre y ya sabíamos lo que se venía. Lo que no teníamos claro era qué se iba a hacer".
En su análisis recoge que debido al gran número de infectados que está habiendo ahora, la evolución "tiene que ir a mejor", pudiendo coincidir el valle de positivos con la Semana Santa. "Sigo viendo que la vida es prácticamente normal. Estamos viendo más casos que nunca, pero las restricciones son mínimas, por no decir casi inexistentes", afirma.
Comenta que las Navidades han pasado "con más nervios que otra cosa", pero que no se han puesto aforos, se han celebrado fiestas de Nochevieja, cabalgatas y alumbrados". Es por ello por lo que considera que la Semana Mayor se vivirá con "bastante normalidad", aunque entrarán en juego las mascarillas y quizá otros elementos como el certificado de vacunación, "siempre y cuando lo ampare la ley".
¿Qué pasa con el recorrido de los cortejos?: "Es donde está mi duda. No sé si estaremos en el punto de la Magna en el que tuvimos que hacer que los tronos pasaran por el Parque, pero tampoco me arriesgo a decir que veremos al Rocío por calle Nueva o a las Penas por San Agustín". Eso sí, "no podemos ir de amarrateguis", cediendo antes de tiempo: "Hay que apostar por la mayor normalidad posible".