Aunque todavía faltaban unas horas para estar oficialmente en las vísperas de la Semana Santa, las sensaciones que se respiraban en el aire hacían presagiar que el momento ya estaba aquí. Ese áurea festivo estaba presente en cada uno de los detalles que revisten a una ciudad impaciente. Dos años son demasiados meses, y ni un sinfín de extraordinarias podrán suplir la emoción que supone levantarse en la mañana del Domingo de Ramos. Pero para ello, todavía toca esperar un poco.
La hermandad de Mediadora inauguraba la jornada vespertina con el primero de los seis traslados que tendrían lugar. Desde el Ave María salía el Redentor del Mundo pasadas las 17:15. En unas sencillas andas exornadas con claveles, la talla de Navarro Arteaga enfilaba su caminar que le llevaría hasta calle Ayala. Unos metros más atrás, la Virgen de Mediadora avanzaba a los sones de la banda de música de Eloy García. Con motivo del 25 aniversario de la bendición de la titular mariana, la procesión de traslado hizo estación en la capilla de la Virgen del Carmen de Huelin.
Pasadas unas horas, toda la atención se trasladaba hasta el barrio de la Victoria. A las 19:30, la Virgen del Monte Calvario abandonaba la ermita y comenzaba a bajar la loma que corona Málaga. En unas pequeñas andas, los hermanos de la corporación del Viernes Santo acompañaron a la titular hasta el interior del Santuario de la Victoria. Justo en ese punto se vivió uno de los momentos más reseñables, con los vecinos de la zona esperando la llegada de la Virgen.
Desde las Catalinas salían los titulares de Viñeros a las 20:00. Tanto el Señor como la Virgen iban en unas andas de mano individuales. La imagen de Buiza fue ataviada con una túnica de terciopelo corinto con unas cenefas bordadas. Nuestra Señora del Traspaso y la Soledad iba con el clásico atuendo de hebrea. La próxima vez que los devotos puedan verlos, ya estarán preparados para la procesión del Jueves Santo.
A las 21:00, las miradas se dirigían a El Perchel. La Archicofradía de la Expiración volvía a cumplir con el rito de cada Cuaresma, vertebrando una jornada que se escribe con nombre propio. Nada cambia, pero todo es nuevo. Y quizá ese es el mayor valor en unos tiempos en el que la realidad parece fluir entre las manos. Es precisamente esa capacidad que tiene el malagueño de reconocer lo que está viendo, lo que dota de fundamento a un traslado que viene a reencontrarse con su pasado.
Un barrio que no es tal, pero que actúa como si lo fuera cuando vuelve a ver por sus callejones al crucificado de Benlliure a hombros de la Guardia Civil. La Virgen de los Dolores volvió a constatar el arraigo identitario del pueblo. Estrella de los mares y Aquella Virgen al pasar por delante de la iglesia del Carmen; Coronación de los Dolores para encerrarse. No hizo falta más. La noche acabó en la plaza de Enrique Navarro después de que los últimos compases del Himno de la Guardia Civil se perdieran en el aire.
En la parroquia de Santo Domingo surgió un reguero de luz que iluminó el camino que conecta la iglesia con la casa hermandad de Mena. Por ese pasillo de cirios pasó la Virgen de la Soledad, vestido negro y toca blanca, para dirigirse al salón de tronos. Esa amalgama de hierros y vallas quedó eclipsado por el recogimiento de la escena. Unas manos entrelazadas pintadas de almáciga por un par de candelabros que sostienen las miradas de un pueblo.
Desde el templo de San Pablo salía el Cristo del Santo Traslado y la Virgen de la Soledad. Cada uno en sus respectivas andas. El Señor, sobre un sudario; la Virgen, alumbrada por unos faroles de esquina cuya luz rebotaba en la ráfaga de plata. El cortejo recorrió calle Zamorano y Trinidad antes de llegar a la casa hermandad, cerca de las 23:00.
Además, las cofradías de la Salud, Dolores de San Juan, Dolores del Puente y Santa Cruz celebraron la entronización de sus titulares, dentro de una ceremonia en la que la oscuridad y el recogimiento son factores inalienables de la escena. Además, los barrios contaron su protagonismo: salieron los Dolores de Churriana y del Puerto de la Torre, Medinaceli en Martiricos y la Encarnación en Dos Hermanas. Las vísperas volvieron a llenar de vida cofrade los momentos previos a la Semana Santa.