No es algo extraño. Ocurre tan habitualmente que, incluso, hay canales de YouTube que suben vídeos de fails cofrades. Velas partidas, bambalinas que caen, incluso imágenes que pierden la verticalidad. No es poco habitual que estos problemas aparezcan en una procesión. El pasado sábado un arbotante del trono de la Virgen del Gran Poder, de la Hermandad de la Misericordia de Málaga capital, caía al suelo. Dejó dos heridos leves y una imagen que dio la vuelta a Andalucía vía redes sociales.
"Tú vas ahora a la casa hermandad y la base está anclada al trono como si nada hubiera pasado", indica Agustín Soler, hermano mayor de la cofradía perchelera. Y es que por muy aparatoso que haya sido el accidente no deja de ser eso, un accidente. Muchas han sido las hermandades a las que les ha sobrevenido un problema de esta índole en cualquier procesión: varales que se parten y dificultan el paso del trono; estructuras metálicas que colapsan y hacen que una procesión tenga que parar… No es nada extraño.
Con esa incertidumbre sobrevolando, las hermandades malagueñas son conscientes de que hay mucho que hacer antes de salir para evitar algunos problemas. Siempre sabiendo que hay cosas que se escapan al más exhaustivo control. Todo puede revisarse antes de salir, pero no todo se puede prever.
[Accidente en la procesión del Gran Poder en Málaga: al trono de la Virgen se le cae un arbotante]
Pero ¿cómo se prepara un trono malagueño para salir a la calle? Si hay un referente en el estilo es el de la Virgen de la Esperanza. Su albacea general, Tadeo Furest, relata que se realizan diferentes controles estructurales de forma periódica.
De hecho, recuerda que en la Archicofradía de la Esperanza detectaron que se les partió uno de los arbotantes: "Tomamos varias propuestas y decidimos que Manuel Toledano realizara el arreglo estructural de los cuatro". Ese arreglo, relata Furest, consistió "en abrir cada uno de los brazos y reforzarlos con una estructura de acero cortado con láser, con lo cual hoy tenemos tranquilidad en ese sentido".
"Cada vez que salimos a la calle es como si nos fuéramos de viaje un mes: llevamos una previsión de cuerdas, bridas, repuestos, etc. Casi nunca hacen falta, pero hay que preverlo", señala el albacea de la Esperanza.
El 'retranqueo'
Pero no hay nada como probar las cosas con el trono en movimiento. Esto es algo poco habitual hasta hace unos años, pero con los nuevos tiempos se da con más asiduidad. Los cofrades utilizan una palabra importada, puesto que en el argot cofradiero local no existe un término similar: el retranqueo. Tradicionalmente este es el acto en el que los costaleros levantan los pasos para hacer este tipo de pruebas días antes de las salidas. En este caso igual, pero con hombres de trono.
El caso de la Humildad es especialmente interesante por el trabajo que realizan una semana antes de la Semana Santa. Como indica Álvaro García Alarcón, albacea general del Ecce Homo, en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga: "Quedamos en vísperas y hacemos algunos movimientos: levantar primero desde la cabeza, forzamos que se pierda el paso o damos mecidas violentas". Con esto, los cofrades tienen una prueba preliminar. Si falla algo, falla en privado.
De todos modos, "el Domingo de Ramos puede pasar cualquier cosa, pero esto nos sirve". Los capataces y albaceas observan cada parte del trono que es susceptible de movimiento. Tratan, por tanto, de llevar al límite el movimiento para medir si todo está bien. Este retranqueo facilita, por ejemplo, que los responsables se den cuenta de detalles: "En alguna ocasión vimos cómo había candelabros del trono de la Virgen con demasiado movimiento o codales en el del Señor que estaban sueltos".