Los cofrades del barrio de Capuchinos de Málaga están de celebración. La imagen de la Divina Pastora de las Almas ha vuelto a ser repuesta al culto público después del proceso de restauración al que ha sido sometida. Los trabajos llevados a cabo por Francisco Naranjo y María de los Ángeles Mulero se han extendido durante los meses de febrero y marzo de este año, y han contado con el patrocinio de la Fundación Málaga y el seguimiento del Obispado.
Desde la Congregación han explicado que el estado de conservación de la talla, realizada durante la primera mitad del siglo XVIII y atribuida a Montes de Oca, "no era el que merecía". Las patologías, muy localizadas, afectaban principalmente a la película pictórica.
Además, el hecho de que fuera una imagen de vestir había provocado roces, arañazos y abrasiones debido al proceso de colocación del ajuar con alfileres, lancetas y otros elementos metálicos. "Este deterioro en la película pictórica intentó subsanarse con la aplicación de repintes puntuales que enmascaraban el color original", afirman.
El envejecimiento de los barnices de protección y la deposición sobre su superficie de polvo, polución medioambiental y hollín de velas dotaron al conjunto de un cromatismo más oscuro y de tono pardo amarillento que había desvirtuado los matices polícromos originales.
Trabajo de campo
Los trabajos de restauración de la imagen de la Divina Pastora de las Almas se han centrado en la limpieza de la suciedad depositada, de los barnices envejecidos y alterados, y en la eliminación de los repintes.
Una vez localizadas estas patologías con ayuda de radiaciones ultravioletas, se retiraron con métodos químicos previo test de solubilidad que determinó los materiales apropiados para la limpieza. Una vez despojada la policromía de suciedad y repintes quedaron al descubierto faltas en los estratos polícromos y aparejos que debieron nivelarse con la superficie original antes de su reintegración cromática mediante tratamientos de estucado.
La reposición del estuco se llevó a cabo con aparejo de corte tradicional. Aplicado a punta de pincel, una vez solidificado, fue ajustado a la superficie a punta de bisturí. El color desaparecido se repuso mediante reintegraciones con técnica diferenciable como el puntillismo o el estarcido, y con materiales reversibles como los pigmentos al barniz.
"El resultado de la intervención devuelve una lectura estética e histórica completa, regresando en la medida de lo posible al aspecto que debió tener la imagen de la Divina Pastora en el momento de su concepción", puntualizan.
Del mismo modo, indicen en que estas tareas se han desarrollado en consonancia con los criterios de restauración establecidos a nivel internacional, evitándose "falsificaciones o recreaciones que puedan confundir".