José Manuel tiene 48 años y es el preso que el Rico liberará este Miércoles Santo en Málaga. Lleva un año y siete meses cumpliendo condena en la cárcel de Archidona por un delito contra la salud pública cometido en 2022 por el que le cayeron tres años respecto a la sentencia que se dictó el 28 de marzo de 2023 por la Sección Novena de la Audiencia Provincial de Málaga..
El hombre llegaba muy nervioso a la sala de prensa de la Subdelegación de Gobierno de Málaga en la mañana de este Viernes de Dolores. Como es habitual, la Cofradía del Rico había organizado allí un encuentro entre el preso indultado y la prensa malagueña.
"Qué decir, estoy super agradecido a la cofradía del Rico y a las instituciones penitenciarias, especialmente a Málaga II, que me ha dado la oportunidad de estar aquí hoy. Estoy muy nervioso. No soy hombre de muchas palabras. Es un honor para mí, agradecido eternamente", ha dicho, muy emocionado, José Manuel.
El reo liberado ha expresado que desde que comenzó a ser investigado hizo la promesa al Rico, aún sin saber qué iba a pasar. Ahora que encima ha sido seleccionado para la liberación, ha asegurado, "cómo no voy a unirme a él todos los años para salir con él".
Respecto a qué va a hacer con su vida a partir de ahora, José Manuel solo piensa en "trabajar y llevar una vida honrada. "Lo que hice, nunca más", ha reconocido, arrepentido. El reo nunca estudió, pero según ha contado, ha trabajado en el sector de transportes, aunque reconoce que es capaz de trabajar "donde haga falta", incluso en la obra.
En cuanto a su familia, ha dicho, "mi madre está rota de alegría". "Igual que se ha roto este tiempo por mi estancia en prisión, ahora todo lo contrario. Un gozo", ha zanjado.
La tradición
La tradición de liberar a un preso en Málaga se basa en una pragmática real de Carlos III, dictada tras una epidemia de peste en 1756 que incidió gravemente entre la población y ocasionó la suspensión de las procesiones de Semana Santa de 1759.
Ante esta circunstancias, los reclusos de la prisión pidieron al alcaide sacar ellos la imagen de El Rico -de la que se declaraban devotos- y, al serles denegada la solicitud, se amotinaron, escaparon y llevaron a hombros el cristo por las calles en la procesión más larga que se recuerda en la ciudad.
Tras acabar, los presos volvieron a sus celdas; lo que coincidió con la repentina desaparición de la epidemia -que se cobró numerosas vidas- y esto fue interpretado como un milagro que impresionó al rey, quien concedió el privilegio, ratificado por Juan Carlos I poco después de ser proclamado rey.