"Sin duda, 'Pepe' Tejera era querido", han sido las primeras palabras que se han escuchado en la tarde de este martes en la misa en honor al icónico sacerdote jesuita del colegio San Estanislao de Kostka, fallecido el pasado miércoles 10 de noviembre. Más de un millar de personas han estado presentes en el patio "Padre Tejera" del centro educativo para rendir honores al hombre que dio nombre al lugar y crió a muchos de los presentes.
Hasta dieciséis sacerdotes, incluido el hermano menor del fallecido, han estado presentes en una ceremonia que se propuso al principio ser una "fiesta" celebratoria de la vida del difunto y que supuso un punto de reencuentro para decenas de profesores, antiguos alumnos, scouts y otros miembros de la comunidad educativa en la barriada de El Palo, Málaga.
Ha sido una ceremonia en la que el rastro de la vida del padre Tejera ha impregnado gran cantidad de detalles: desde el icónico Cristo Sonriente de Xavier, en Navarra, todo un símbolo para los jesuitas; hasta un ejemplar de las obras de San Ignacio de Loyola o una armónica y un bastón -que tanto usó en vida- como ofrenda.
El director del colegio San Estanislao de Kostka, Alberto Rodríguez, ha intervenido en la ceremonia para rememorar anécdotas cariñosas con "nuestro santo particular, el santo de El Palo"; del que ha recordado que de joven quería irse de misión a Japón o Paraguay, pero recibió una indicación por parte de su superior: "Tu Japón es El Palo".
Durante la misa, se ha entregado a los presentes unas simbólicas semillas en un sobre y una hoja con el poema del sacerdote José Luis Martín Descalzo, en su obra El testamento del pájaro solitario, que finalmente ha sido recitado al unísono por los presentes:
Y entonces vio la luz. La luz que entraba
por todas las ventanas de su vida.
Vio que el dolor precipitó la huida
y entendió que la muerta ya no estaba.
Morir solo es morir. Morir se acaba.
Morir es una hoguera fugitiva.
Es cruzar una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba.
Acabar de llorar y hacer preguntas;
ver al Amor sin enigmas ni espejos;
descansar de vivir en la ternura;
tener la paz, la luz, la casa juntas
y hallar, dejando los dolores lejos,
la Noche-luz tras tanta noche oscura.
Uno de los momentos más emotivos se ha producido con la intervención de su hermano pequeño, también sacerdote, Manolo Tejera, que ha recordado la difícil situación económica que vivía su familia tras la muerte de su padre, cuando José Pablo Tejera decidió entrar al Noviciado.
"Mi madre le preguntó: ¿Te sientes llamado por el Señor?, y él respondió: Sí. Ella le dijo: Vete, entonces, y Dios proveerá", ha compartido el anciano sacerdote, que ha asegurado que esa escena le marcó de por vida: "Mi madre sacrificó su vida por sus hijos", ha dicho como forma de tributo tras ver cuán lejos llegó uno de sus vástagos. Durante décadas tras aquella escena, el padre José Pablo Tejera transmitió a varias generaciones su devoción por la Virgen María.
La misa en honor al sacerdote ha finalizado con foco en el escultismo que tanto impulsó y abrazó, con castores, lobatos, rángers y pioneras arriando las banderas de España y el Movimiento Scout. Mientras tanto, sonaba a la armónica una de las canciones que más interpretaba en vida el padre Tejera: "Muere el sol, todo es paz".